COMPRENDER LA SALUD PERFECTA INTERNA de CHRISTIAN D. LARSON




CAPÍTULO 9


Desde cualquier punto de vista que abordemos el tema, desde el de la razón pura, desde el de la experiencia o desde el de la conciencia superior, debemos concluir que hay algo en el ser humano que siempre está bien.

Pase lo que pase, este algo positivamente nunca enfermará; y la razón es que este algo contiene el principio de la salud absoluta.

Los principios nunca cambian; por lo tanto, el principio de la salud siendo salud, nunca será otra cosa que salud, y nada puede hacer que cambie de su estado perfecto y original.

Este principio de salud impregna cada átomo del ser humano, y mientras todo en el sistema humano actúe en perfecta armonía con este principio, habrá salud perfecta en todo el ser humano.

El secreto de la salud perfecta es entrenar a los elementos y fuerzas del sistema, para que actúen en armonía con el principio de la salud, y este entrenamiento puede ser promovido por el crecimiento de la conciencia de la verdadera naturaleza del principio de la salud.

Los elementos y las fuerzas del sistema humano, se rigen por las acciones del subconsciente; por lo tanto, para entrenar a estos elementos para que actúen en armonía con el principio de la salud, la mente debe crecer constantemente en una comprensión subconsciente de la salud.

Lo que se comprende profundamente en la mente, se convertirá en una fuerza activa en el subconsciente, y esta fuerza se expresará a través de los elementos y fuerzas del cuerpo, reproduciendo su propia naturaleza en el cuerpo.

Cuando la mente crece en la comprensión de la salud, la fuerza de la salud se activará en el subconsciente, y las condiciones de salud se producirán en consecuencia en cada parte del cuerpo.

Para hacer que la mente crezca en la comprensión de la salud, debe aplicarse el principio del avance continuo, en el logro de la salud; es decir, la mente debe avanzar constantemente en la comprensión consciente de la naturaleza real del principio de la salud absoluta.

El avance consciente en la comprensión de la salud absoluta eliminará toda forma de enfermedad, porque avanzar en la salud es entrar más perfectamente en la naturaleza, las condiciones y los dominios de la salud.

Entrar en la salud es estar DENTRO de la salud; y no puede haber enfermedad en el sistema humano, cuando cada parte del sistema está DENTRO de la salud.

En cada parte del sistema, la salud se produce cuando todos los elementos y las fuerzas del sistema actúan en perfecta armonía con el principio de la salud; y éstos actuarán en armonía con ese principio, cuando el subconsciente esté impregnado de la comprensión de la salud.

Para establecer más y más perfectamente en el subconsciente la comprensión de la salud, la mente debe continuar creciendo en la conciencia de la salud absoluta. Este crecimiento de la salud debe ser continuo, porque vivir es vivir más, y cuanto más viva la vida, mayor será necesariamente la capacidad de la salud requerida.

Para conservar la salud perfecta es absolutamente necesario crecer constantemente en la posesión consciente de más y más salud.

El avance continuo es el propósito de la vida, y para estar en armonía con la vida, todo debe avanzar de la misma manera. Para promover el avance continuo y consciente hacia la comprensión de la salud, la atención debe concentrarse frecuentemente en el mundo interior de la salud, la armonía y la plenitud, o el principio de la salud absoluta.

Crecemos en la comprensión y posesión consciente de aquellos estados, condiciones o cualidades, en los que más pensamos; es decir, cuando tal pensamiento tiene sentimiento y profundidad.

Por lo tanto, es evidente que al mantener la mirada mental fija en el principio interno de la salud perfecta, la mente crecerá constantemente hacia la salud perfecta, y así ganará la posesión consciente de esa salud perfecta.

Cuando la mente adquiere la posesión consciente de la salud, la vida subconsciente del sistema se vuelve completamente saludable, y así como la vida subconsciente del sistema, también lo es el sistema mismo.

Cuando la atención se concentra en el principio interno de la salud, la mente debe sentir profundamente que este principio impregna cada átomo de su ser, porque este sentimiento de salud en cada parte del sistema, impresionará al subconsciente con la vida de la salud; y cuando la vida de la salud perfecta se vuelve activa en el subconsciente, ya no puede existir ninguna forma de enfermedad en el sistema humano.

Cualquier cosa de la que se haga consciente, eso se manifestará o expresará en todo el sistema mental o físico. En otras palabras, todo lo que está involucrado en la conciencia se desarrollará a través de la personalidad.

Ésta es una de las más grandes leyes metafísicas, porque pone toda la personalidad en manos de la conciencia individual. A través de estas leyes podemos hacer surgir cualquier cualidad o condición deseada, simplemente tomando conciencia de su existencia interior o potencial.

Lo que la conciencia percibe, lo crea la mente; y lo que la mente crea, se expresará en cada parte de la personalidad humana.

Las condiciones actuales del cuerpo, ya sea salud o enfermedad, armonía o discordia, fuerza o debilidad, son los resultados del pensamiento reciente del individuo, con posiblemente algunas excepciones, en algunos casos; mientras que el carácter es el resultado de todo lo que el individuo ha pensado y de todo lo que puede haber heredado de la raza.

Lo mismo ocurre con los talentos, las tendencias y los deseos. Toda la personalidad, incluyendo el carácter y la mentalidad, no es más que un efecto de lo que la mente ha estado creando hasta el momento presente; y lo que serán las condiciones de la personalidad en el futuro, estará determinado por las nuevas creaciones que la mente pueda producir.

Cuando surgen nuevas creaciones de la mente, las antiguas desaparecen. Por esta razón es posible modificar en gran medida la apariencia física y cambiar las condiciones corporales, las tendencias mentales, y los deseos, mientras que el carácter puede, en la mayoría de los casos, transformarse absolutamente.

En todos nuestros esfuerzos para producir cualquier cambio deseado en nosotros mismos, física o mentalmente, debemos recordar siempre la ley de que cualquier cosa de la que seamos conscientes, eso lo expresaremos a través de nosotros mismos; y lo que expresamos, gradualmente se convierte en una parte de nosotros mismos.

Cualquier cosa que vea constantemente en el gran interior, el vasto campo de la conciencia, la mente lo creará y expresará en la personalidad. Esta es una ley que nunca falla.

Se convierte en cualquier cosa que continúe viendo; en eso se convertirá gradual y seguramente, y ningún obstáculo en el mundo puede impedirlo.

La mente está creando constantemente. No puede dejar de crear mientras la vida continúe. Vivir es pensar.

Todo pensamiento es creativo en algún sentido o forma, y todo lo que la mente crea, saldrá a la luz tarde o temprano, a menos que se re-cree antes de que tenga lugar la expresión.

Personalmente usted se convierte en lo que crea mentalmente, siempre que sus creaciones se completen y permita que salgan a la luz sin ser perturbadas; y el secreto en este sentido, es mantener el ojo de la consciencia único, sobre el ideal que realiza, crea y expresa, y continuar manteniéndolo ahí hasta que consiga lo que quiere, sin importar cuántos obstáculos se interpongan en su camino.

Si continúa así, triunfará positivamente.

Lo que se sigue viendo en el interior, se convierte en una imagen mental.

Todas esas imágenes actúan como modelos para el pensamiento, y la mente creará pensamientos, estados, condiciones y acciones que se corresponden exactamente con esas imágenes.

Cada idea que llega a la mente se convierte en una imagen, y mientras dura, se pueden formar millones de creaciones mentales a semejanza de esa idea.

Todas esas creaciones aparecerán en la persona a menos que sean recreadas antes de que se produzca la expresión.

Por lo tanto, comprendemos por qué es tan sumamente importante tener la idea correcta sobre todo, y por qué nuestros ideales deben mantenerse ante la mente constantemente.

Cuanto más profundamente se imprima una idea o creencia en la conciencia, es decir, cuanto más profundamente se sienta, más tiempo permanecerá como modelo para los procesos creativos mentales.

En consecuencia, se reproducirán más pensamientos a su semejanza, y mayor será su efecto sobre la persona.

Ésta es la razón por la que la vida de una persona se rige por sus ideas predominantes, y por la que la persona que tiene simplemente unas pocas ideas pequeñas, se vuelve estrecha, unilateral, fanática y finalmente superficial.

Todo lo que siga sintiendo profundamente en el interior, se hará realidad positivamente en el exterior, porque lo que se siente interiormente en la conciencia será, según la ley, creado y expresado.

Tomar conciencia de la verdad es sentir profundamente el alma misma de la verdad y, en consecuencia, expresa sólo estados y condiciones verdaderos en la personalidad.

Cuando se vuelve consciente de la verdad, establece un verdadero estado de cosas en todo su sistema.

Todo será correcto y bueno, y todas las funciones de su ser trabajarán juntas para su más alto bienestar.

Los notables cambios para mejor que han tenido lugar en las vidas de aquellos que han entrado, aunque sea en un grado mínimo, en la comprensión consciente de la verdad, se deben enteramente a este hecho.

Tomar conciencia de la salud es sentir la existencia de la salud en el interior, darse cuenta de que hay una fuente de salud ilimitada en la vida interior, y entrar en perfecto contacto con esta fuente.

Todo efecto debe tener una causa, y como la salud se expresa más o menos en cada persona, debe, como otras expresiones, provenir de alguna fuente.

La salud no llega a algunos por mero accidente y se aleja de otros de la misma manera. La salud llega a través de una ley definida y se aleja a través de la violación de esa ley.

El Universo se basa en la ley. Todo aparece a través de la ley.

Tiene una fuente definida y hay métodos definidos a través de los cuales se pueden asegurar varios grados de expresión.

Las mentes más destacadas de todas las épocas, aquellas mentes que han comprendido los principios internos de la vida real, han sido conscientes de la gran verdad de que hay una abundancia de salud en la vida interior de cada ser personal; que existe realmente una fuente de vida y plenitud ilimitadas en el alma de cada ser humano; y que al poner la mente en perfecto contacto con esta fuente interna de salud, fluirá constantemente una abundancia de salud en la personalidad.

Para poner la mente en contacto más perfecto con la fuente interior de la salud, debemos ser conscientes de esta salud interior; es decir, debemos sentir profundamente la salud perfecta que está dentro de nosotros, la salud y la integridad que impregna cada átomo de la existencia.

La conciencia de la salud se alcanza manteniendo la mirada mental fija en la vida real del alma. Saber que el alma es la esencia misma de la salud, que no sólo contiene salud, sino que es salud. El alma es salud y plenitud. El alma es poder y pureza. El alma es amor y sabiduría.

El alma es todo lo que hay en lo Supremo. Vuelva la conciencia, la mente, el pensamiento y la atención sobre la salud perfecta del alma y entre más profundamente, y cada vez más profundamente, en el espíritu de esta salud perfecta. Gradualmente sentirá cada vez más agudamente la vida real y el poder de esta salud absoluta, y lo que sienta se expresará a través de cada fibra de su ser.

Piense sólo en la salud perfecta que está dentro de usted. Rehúse absolutamente hablar de la enfermedad o pensar en ella.

Mantenga el ojo mental solo en la totalidad del espíritu en el que vive y se mueve y tiene su ser, y dése cuenta de que esta misma totalidad está en usted.

En poco tiempo sabrá que lo es. Entonces la sentirá y la expresará con tanto poder que toda enfermedad se desvanecerá de su sistema como la oscuridad ante una fuerte luz.

La conciencia se desarrolla de forma natural y constante a lo largo de aquellas líneas a las que damos la mayor cantidad de pensamiento y atención.

Por lo tanto, al pensar constantemente en la salud perfecta y la salud ilimitada que hay en nosotros, pronto sentiremos y seremos conscientes de esa salud; y lo que sentimos conscientemente, eso lo expresaremos invariablemente a través de cada fibra de nuestro ser.

La vida real de todo, está en el estado de salud.

Todo está en una condición saludable cuando está en una condición normal, y la causa interna de lo normal siempre es normal.

En otras palabras, la ley que produce las condiciones normales debe ser siempre normal.

Debe ser inmutable, como todas las demás leyes de la naturaleza, y el principio del que procede la salud, debe estar siempre en perfecto estado de salud.

Por lo tanto, concluimos una vez más que hay un estado dentro de nosotros que siempre está bien, y que hay una ley en el sistema humano, que siempre está lista para producir salud si se aplica.

No importa cuánta enfermedad o debilidad pueda aparecer en el cuerpo o en la mente exterior, hay un estado en la vida más profunda, dentro de nosotros, que siempre está bien y fuerte.

La fuente de la salud, la vida y el poder, está siempre en acción en el gran interior.

La fuente interna de la salud y la fuerza, están constantemente dando salud y fuerza a cada parte de la mente y el cuerpo, y la enfermedad o la debilidad, pueden comenzar sólo cuando la fuerza de la salud y la fuerza, están mal dirigidas o son desperdiciadas.

La fuente interna de la salud, está produciendo constantemente salud en todo el sistema; por lo tanto, si la fuerza de la salud nunca fuera mal utilizada o desperdiciada, todo el sistema estaría siempre saludable.

Para evitar la mala dirección de la fuerza de la salud, la mente debe vivir constantemente en la comprensión de la fuente interna de la salud perfecta.

Ser consciente de la salud real, es expresar la salud real, y si esta conciencia es perpetua, la expresión de la salud en cada parte del sistema será perpetua.

Para producir esta comprensión, todo el pensamiento debe ser entrenado para trabajar en perfecto contacto con este estado interno que siempre está bien, y la mente debe vivir siempre tan cerca de este estado, que debe ser constantemente consciente de su existencia.

Cuando el cuerpo se encuentra en una condición de mala salud, el primer paso hacia la curación es reconocer la existencia de ese estado absoluto interior, que siempre está bien.

El segundo paso es imprimir en cada pensamiento el hecho de que este estado existe, y que tiene su ser en cada átomo a través de todo su sistema.

Continuar imprimiendo en la mente el hecho de que todo el sistema está ahora, y siempre, lleno de un estado que está bien, siempre bien, es desarrollar la comprensión de la salud; y a medida que se desarrolla esta comprensión, la fuerza de la salud comenzará a expresarse en cada parte de la mente y del cuerpo.

Cuando la mente adquiere una plena comprensión de este estado de salud, usted sentirá que está en salud, y cuando está en salud está bien, absolutamente bien, de principio a fin.

Cuando esté en la comprensión de la salud, cada pensamiento que piense y cada palabra que hable, también estará en esa misma comprensión.

Tales palabras y pensamientos estarán impregnados de la vida de la salud y, en consecuencia, tendrán la curación en sus alas.

Cada pensamiento que se forme en la mente mientras la mente siente el estado de salud absoluta, será un pensamiento productor de salud.

Será tan natural para tal pensamiento producir salud, dondequiera que pueda ir en el sistema, como lo es para el fuego producir calor, o para un rayo de sol producir luz.

Aquí se puede encontrar el poder secreto de las afirmaciones y sugerencias constructivas.

Sugerir la salud a uno mismo, o afirmar una declaración de salud, mientras la mente está en contacto con la fuente interna de la salud absoluta, es dar a esa declaración el poder de la salud, y el pensamiento o la palabra que procede de esa declaración, producirá la salud con la misma seguridad que el rayo de sol produce luz.

Sin embargo, aquellas afirmaciones que se hacen mientras la mente no está en contacto con este estado de salud absoluta, serán impotentes para producir salud, no importa cuán determinados o sinceros seamos en ese momento.

Cuanto más superficial sea la mente al hacer afirmaciones, más débiles y deficientes en elementos productores de salud serán los pensamientos que se formen en ese momento, mientras que cuanto más profundamente entre la mente en el estado de salud absoluta, más poder contendrá cada pensamiento que se forme durante tal comprensión.

El secreto de los métodos metafísicos en todas sus fases, se encuentra en esta ley, y lo mismo ocurre con el poder de la mente sobre el cuerpo.

Cualquier mente que obtiene una perfecta comprensión de ese estado de salud absoluta que impregna cada parte del sistema, dará el poder de la salud a sus pensamientos; y al concentrar el poder de esos pensamientos en el cuerpo, la salud se producirá en el sistema físico.

El poder de curarse o prevenir la enfermedad de esta manera, puede ser desarrollado constantemente por el entrenamiento de la mente para vivir cada vez más profundamente en la comprensión de ese estado en el ser humano que está siempre bien; y para entrenar la mente en este sentido, piense constantemente en este estado interno de la salud absoluta, y piense con un profundo sentimiento.

Al pensar en este estado, inculque en la mente el hecho de que la salud absoluta impregna cada parte del sistema.

Sepan que están realmente llenos de una vida y un poder que está bien, siempre bien, y que literalmente viven y se mueven y tienen su ser en un mar viviente de salud perpetua.

Si su mente tiene la tendencia a dudar de esta verdad, debe saber que esta verdad puede ser demostrada de manera concluyente por cualquiera; entonces, inculque en su mente el hecho de que es así.

Después de un tiempo, su mente sabrá que es así, y al mismo tiempo descubrirá que la enfermedad y la debilidad han desaparecido misteriosamente.

La mente que es superficial, tiene muy poco poder sobre el cuerpo; pero a medida que la conciencia profundiza en la comprensión del hecho de que hay un poder extraordinario en la mente -un poder ilimitado, de hecho- la mente descubre que el cuerpo responderá casi instantáneamente a cualquier deseo que pueda ser expresado.

Cuando la mente vive en perfecto contacto con la fuente interna de poder, cada pensamiento recibirá más poder y, en consecuencia, tendrá el poder de producir cualquier causa o cambio que se desee en el cuerpo.

Tales pensamientos serán realmente poder, porque fueron creados mientras la mente estaba DENTRO del poder; y el pensamiento que es poder, puede producir en el sistema cualquier efecto que naturalmente vendría de ese poder.

Por lo tanto, es evidente que cuando la mente vive en la comprensión del estado interno de poder absoluto, el poder de la mente sobre el cuerpo será completo; y el deseo de la mente de producir la salud perfecta en el cuerpo, será invariablemente seguido por la comprensión de la salud perfecta.



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Sugestión y autosugestión de Émile Coué










¿Qué es entonces la sugestión? Se puede definir como: “la acción de imponer una idea al cerebro de una persona”.

¿Realmente existe esta acción?

Propiamente hablando, no. La sugestión no existe por sí misma, en efecto; ella no existe y no puede existir sino a condición sine qua non de transformarse en un sujeto en autosugestión.

Y esta palabra, la autosugestión, la definimos como: “La implantación de una idea en sí mismo por sí mismo”.

Usted puede sugerir algo a alguien: si lo inconsciente de éste último no acepta tal sugestión, si no la digiere, por así decir, a fin de transformarla en autosugestión, ella no produce efecto alguno.

Algunas veces se me ha ocurrido sugerir algo banal a sujetos de ordinario obedientes, y ver mi sugestión fallar. La razón de esto es que lo inconsciente de tales sujetos ha rehusado aceptar mi sugerencia, y no la transforma en autosugestión.

Empleo de la autosugestión

Vuelvo al lugar en donde decía que podemos domar y conducir nuestra imaginación tal y como se conduce un torrente o se doma un caballo. Basta para ello, en principio saber que esto es posible (lo que casi todo el mundo ignora), y luego, conocer el modo de cómo hacerlo posible.

Y bien, este modo es muy simple: es aquel que, sin querer, sin saberlo, de una forma absolutamente inconsciente de nuestra parte, empleamos mal y, a causa, frecuentemente de nuestra mamá. Este modo es la autosugestión.

Mientras que si habitualmente, uno se auto-sugiere inconscientemente, basta autosugerirse conscientemente, y el procedimiento consiste en esto:

–– Primero, pensar con su razón la cosa que debe ser el objeto de la autosugestión y,

–– Segundo; según que se responda sí o no, repetirse muchas veces, sin pensar en otra cosa

“Esto será” o, “esto pasa”, “esto ocurre”, etc. Y, si lo inconsciente acepta esta sugestión, si él se auto-sugiere, se verán realizar las cosas, que se desean, punto por punto.

Así entendida, la autosugestión no es otra cosa que el hipnotismo tal como lo entiendo, y como lo defino por la simple autosugestión consciente.

Sé que, generalmente, uno pasa por loco a los ojos del mundo cuando osa emitir ideas a las que la mayoría de los seres no están habituados a entender.

Ea Palabras: es la influencia de la imaginación sobre el ser moral y el ser físico del hombre, esta acción es innegable, y sin volver a los ejemplos precedentes, citaré algunos otros.

Si usted se persuade a usted mismo que usted puede hacer cualquier cosa, manteniendo que ella sea posible, usted la hará, por difícil que ella pueda ser. Si al contrario, usted se imagina que no puede hacer la cosa más simple del mundo, le será imposible hacerla y los obstáculos le parecerán montañas infranqueables.

Tal es el caso de los neurasténicos que, se creen incapaces del menor esfuerzo, se encuentran frecuentemente, en la imposibilidad de hacer algo sin sentir extrema fatiga. Y estos mismos neurasténicos, cuando hacen esfuerzos para salir de su tristeza se hunden cada vez más, parecen infelices que se derrumban y que se hunden tanto más, cuanto más esfuerzos hacen por salvarse.

No es sino pensar que un dolor se va para sentir que en efecto este dolor poco a poco desaparece e, inversamente, basta con pensar que uno sufre para sentir inmediatamente el sufrimiento que llega.

Conozco ciertas personas que predicen, en ciertas circunstancias, que ellas tendrán migraña tal o cual día y en efecto, el día predicho, en las circunstancias dadas, ellas lo sienten. Ellas mismas se dan el dolor así como otros, o ellos mismos si desean, se curan.

Y bien, a riesgo de pasar por loco, diré que, si muchas personas están enfermas moral y físicamente, es porque ellas se imaginan estar enfermas, sea moral, sea físicamente; si algunas personas están paralíticas, sin que haya lesión alguna en ellas, es porque ellas se imaginan estar paralizadas, y es en estas personas en quienes se producen extraordinarias curaciones.

Si algunos son felices o infelices, es porque ellos se imaginan estar felices o infelices, pues, dos personas, ubicadas exactamente en las mismas condiciones, pueden encontrarse, la una; perfectamente, y la otra absolutamente mal.

La depresión, el tartamudeo, las fobias, la cleptomanía, algunas parálisis, etc., no son otra cosa que el resultado de la acción del inconsciente sobre el ser físico o moral.

Pero, si nuestro inconsciente es la fuente de muchos de nuestros males, puede también traer consigo la curación de nuestras afecciones morales y físicas. Puede, no solamente, reparar el mal que ha hecho, sino incluso curar las enfermedades reales, tan grande es su acción sobre nuestro organismo.

Enciérrese en una habitación, siéntese en una silla, cierre los ojos para evitar toda distracción, y piense únicamente durante algunos instantes:

“Tal cosa está desapareciendo” y “tal otra va a suceder”.

Si usted, realmente se autosugestionó, es decir, si su inconsciente hizo suya la idea que usted le ofreció, entonces, usted quedará sorprendido al ver producir tal cosa que usted pensó. Es de anotar que lo propio de las ideas auto-sugeridas es existir, en nosotros, a nuestras expensas y, el nosotros no saber de ellas sino, por los efectos que producen. Pero sobre todo, y esta recomendación es esencial, la voluntad no interviene en la práctica de la autosugestión; pues, si ella no está de acuerdo con la imaginación, es decir, si uno piensa por ejemplo: “Quiero que tal o tal cosa se produzca”, y la imaginación dice “tú lo quieres, pero eso no es posible”, no solamente no se obtiene lo que uno quiere, sino incluso se obtiene exactamente lo contrario.

Esta observación es capital, y ella explica el por qué los resultados son tan poco satisfactorios cuando, en el tratamiento de las afecciones morales, uno se esfuerza en hacer la reeducación de la voluntad. Es en la educación de la imaginación que es preciso atarearse, y es gracias a este matiz, que mi método ha tenido éxito, allí, donde otros, y no de los menos, han fracasado.

De numerosas experiencias que he hecho diariamente, desde hace veinte años y que he observado con minucioso cuidado, pude sacar las conclusiones siguientes y que resumo en forma de leyes:

· Cuando la voluntad y la imaginación están en lucha, es siempre la imaginación la que gana sin excepción alguna.

· En el conflicto entre la voluntad y la imaginación la fuerza de la imaginación es en razón directa el cuadrado de la voluntad.

· Cuando la voluntad y la imaginación están de acuerdo, la una no se añade a la otra sino que, la una se multiplica por la otra;

· La imaginación puede ser conducida.

Las expresiones “en razón directa el cuadrado de la voluntad” y “se multiplican” no son rigurosamente exactas. Es simplemente una imagen destinada a hacer comprender mi pensamiento.

Por lo que acaba de ser dicho, parecería que nadie debería nunca estar enfermo. Esto es verdad. Toda enfermedad, casi sin excepción, puede ceder ante la auto-sugestión, por atrevido e inverosímil que pueda parecer mi afirmación; no digo cede siempre, pero digo, puede ceder, que es diferente.

Para llevar a la gente a practicar la autosugestión consciente, es preciso enseñar como hacerlo, y se hace así como se aprende a leer y a escribir, o como se enseña la música, etc.

La autosugestión es, como lo dije antes, un instrumento que traemos con nosotros al nacer y con el cual jugamos inconscientemente toda nuestra vida así como un bebé juega con un sonajero. Pero, es un instrumento peligroso, puede herirnos, matar incluso, si usted lo usa de manera imprudente e, inconscientemente. Lo salvará, por el contrario, cuando usted sabe emplearlo de manera consciente. Puede decirse de él, lo que Esopo decía del lenguaje: “Es lo mejor y, al mismo tiempo, la peor cosa del mundo”

Les voy a explicar ahora, cómo puede uno hacer para que “todo el mundo” sienta la acción bienhechora de la auto-sugestión aplicada de una forma consciente.

Al decir, “todo el mundo”, exagero un poco pues, hay dos clases de personas en quienes es difícil provocar autosugestión consciente:

· Los retrasados que no son capaces de comprender lo que se les dice, y

· las gentes que no consiguen aprender

Manera de proceder de un sujeto para aprender el tema para auto-sugestionarse

El principio del método se resume en algunas palabras: No se puede pensar sino una cosa a la vez, es decir que, dos ideas pueden yuxtaponerse, pero no superponerse en nuestro pensamiento. La primera idea que ocupa nuestro pensamiento, se cumple; pues tiene la tendencia a transformarse en acto.

Entonces, si usted llega a pensar de un enfermo que su sufrimiento desaparecerá, la enfermedad desaparecerá; si usted piensa que un cleptómano no volverá a equivocarse no lo hará más, etc.

Manera de proceder para hacer que la sugestión sea curativa

Cualquiera que pueda ser la afección del sujeto, física o moral, es preciso proceder siempre de la misma manera y pronunciar las mismas palabras con algunas variantes, según los casos.

Diga al sujeto “Siéntese y cierre los ojos.”

No trate de hacerlo dormir, es inútil.

“Le ruego cerrar, simplemente, los ojos para que su atención no se distraiga en objetos que llegan a su campo visual”.

Diga ahora que: “todas las palabras que le voy a pronunciar van a fijarse, imprimirse, gravarse, incrustarse, en su cerebro. Es preciso que ellas queden fijadas, impresas, incrustadas. Incluso si usted no quiere, o no sabe cómo, quedarán fijadas, de una forma totalmente inconsciente de su parte, su organismo y usted mismo deberán obedecer.”

Le digo en principio que, “todos los días, tres veces por día: a la mañana, a la tarde, a la noche; a la hora de las comidas, usted tendrá hambre, y se dirá: “comeré placenteramente” y en efecto, usted comerá con placer.

Tendrá cuidado en masticar, lentamente, sus alimentos tal que, los transforme en una especie de pasta blanda que, usted digerirá. En estas condiciones usted digerirá bien y no sentirá dolor alguno. La asimilación se hará bien y su organismo preferirá sus alimentos para hacer sangre, músculo, fuerza, energía, en una palabra; vida.

Puesto que usted ha digerido bien, la función intestinal se cumplirá normalmente y todas las mañanas, al levantarse experimentará la necesidad de evacuar y, sin tener necesidad de utilizar medicamento alguno, sin recurrir a artificio alguno usted obtendrá un resultado satisfactorio.

Además, Todas las noches, a partir del momento en que desee ir a dormirse hasta el momento en que desee despertarse a la mañana siguiente, dormirá con un sueño profundo, calmo, tranquilo, durante el cual no tendrá pesadillas, sueño al salir del cual, usted portará completa disposición de ánimo.

De otra parte, a partir de ahora, si le llega el estar triste, derrumbado, fatigado, enojado, no será más así, y en lugar de estar triste, derrumbado, fatigado enojado, usted estará, alegre, es posible estar alegre, sin razón alguna, alegre incluso. así mismo como le llegaba estar triste sin razón alguna: le diré más; incluso aun teniendo verdaderas razones, razones reales, para estar aburrido y afligido, usted no lo estará.

Si le llegan momentos de impaciencia, cólera, usted no hará tales movimientos, no los tendrá más; por el contrario, estará siempre paciente, siempre dueño de usted mismo y las cosas que le enojan, se tornarán para usted, indiferentes y entrará en calma, mucha calma. Si alguna vez es asaltado por el odio, seguido de ideas malsanas, temores, terrores, fobias, tentaciones, amarguras; yo deseo que todo eso frente a los ojos de su imaginación y poco a poco, se aleje de usted, y que eso parezca fundirse, perderse como en una nube lejana en la que todo debe terminar desapareciendo, completamente; como al despertar, se evapora un sueño.

Deseo que todos sus órganos funcionen bien: el corazón late normalmente, la circulación sanguínea se efectúa como ella debe efectuarse, los pulmones funcionan bien, el estómago, el intestino, el hígado, la vesícula biliar, los riñones, la vejiga, cumplen normalmente sus funciones. Si alguno entre ellos funciona de forma anómala, esta anomalía desaparece día a día, tal que en poco tiempo, habrá desaparecido completamente, y éste órgano habrá retomado su función normal.

Además, si existe alguna lesión en alguno de ellos, estas lesiones se cicatrizarán día a día, y ellas estarán rápidamente curadas.

Para tal propósito, debo decir que; no es necesario saber qué órgano está enfermo para curarlo.

Bajo la influencia de la autosugestión: “todos los días, bajo todos los puntos de vista, voy de mejor en mejor”.

El inconsciente ejerce su acción sobre ese órgano, órgano que él mismo sabe discernir muy bien.

Agrego incluso esto, y es una cosa muy importante:

“Si hasta el presente, usted ha experimentado frente a usted mismo una cierta desconfianza, le digo que esa desconfianza desaparecerá poco a poco, dejando en su lugar, al contrario, confianza en usted mismo, basada en esta fuerza de un incalculable poder, que está en cada uno de nosotros.”

Esta confianza es una cosa absolutamente indispensable en todo ser humano. Sin confianza en sí, no se llega a nada, con confianza en sí, se puede lograr todo (en el dominio de las cosas razonables, por supuesto).

Usted toma confianza, en usted y, entonces, la confianza le da la certeza de que usted es capaz de hacer, no sólo bien, sino, muy bien, todas las cosas que desee hacer, con la condición de que sean razonables, todas esas cosas, tanto como es razonable, su deber de hacerlas. Entonces, cuando usted decida hacer algo, razonable, cuando tenga que hacer una cosa que es su deber hacerla,

piense siempre que esa cosa es fácil.

Que las palabras: “difícil”, “imposible”, “yo no puedo”, “es más fuerte que yo”, “no puedo impedirme tal o cual cosas...”; desaparezcan de su vocabulario, ellas no son castellano. Lo que sí es castellano es, Ó, lo que sí está en su lengua maternal, o en la lengua en a diario se exprese, “es fácil, yo puedo”.

Si usted considera la cosa, como fácil, ella se le tornará fácil, mientras que a los otros les seguirá pareciendo difícil, y estas cosas usted las hace rápido, usted las hace bien, usted las hace sin fatiga porque las hace sin esfuerzo.

Mientras que si usted las hubiera considerado difícil, o imposible, estas se le tornarán difíciles, simplemente porque usted la consideró así.

A estas sugestiones generales que parecerán quizá un poco largas e incluso, algunas de ellas, infantiles, pero no obstante, necesarias, es preciso agregar aquellas que se aplican al caso particular del sujeto que usted tiene entre sus manos.

Todas estas sugestiones deben ser hechas en un tono monótono y arrullador (acentuando las palabras esenciales) que invite al sujeto, si no, a dormir, al menos a quedarse en quietud, a no pensar en nada. Cuando la serie de sugestiones haya terminado, uno se dirige al sujeto, con alegría (aunque sin emoción, no obstante), en estos términos:

“En suma, espero que desde todos los puntos de vista, tanto desde el punto de vista físico como moral, usted goce de excelente salud, de una salud mejor que aquella de la que usted ha gozado hasta ahora. Ahora contaré hasta tres y cuando yo diga tres, usted abrirá los ojos y saldrá del estado en que usted estaba, y saldrá tranquilamente, al salir no tendrá la más mínima fatiga, ni aburrición. Por el contrario, se sentirá, fuerte, vigoroso, alerta, dispuesto, pleno de vida, además, estará alegre, muy alegre y dominando todos sus asuntos.

UNO, DOS, TRES”

A la palabra TRES, el sujeto abre los ojos y sonriendo, siempre con una expresión, en su rostro, de contento y bienestar. Una vez este pequeño discurso haya terminado, usted agregará lo que sigue: Cómo practicar la autosugestión consciente

Todas las mañanas al despertar y todas las tardes al dormir, cierre los ojos y, sin buscar fijar su atención sobre lo que se le dice, pronuncie con los labios, bastante alto para escuchar sus propias palabras y, contando con un lazo provisto de 20 nudos, la siguiente frase:

“Todos los días, bajo todo punto de vista, voy mejor, mejor y mejor”



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Seguridad interna y reforzar nuestro sistema inmunológico con amor: Parte 1 y 2






Seguridad interna y reforzar nuestro sistema inmunológico con amor: Parte 1


El papel del sistema nervioso autónomo (que significa "automático") consiste en regular de forma automática nuestra fisiología, enviando varias señales químicas y eléctricas a diferentes partes del cuerpo. Todas estas vastas funciones biológicas que crean equilibrio interno y homeostasis tienen lugar sin que seamos conscientes de ellas.


Debido a que estas acciones biológicas no están reguladas por nuestra mente consciente, tiene sentido pensar que es nuestra mente subconsciente (la mente que actúa bajo la mente consciente) quien se encarga de ello. Multitud de funciones relacionadas con la salud — como la secreción hormonal, los niveles de azúcar en la sangre, la temperatura corporal, la digestión, la función inmunológica, etc. — se encuentran bajo el control del sistema nervioso autónomo.


Pero, vayamos un paso más allá. El sistema nervioso autónomo se divide en dos secciones diseñadas para proteger el cuerpo: el sistema nervioso simpático y el parasimpático.


- El incidente desencadenante


Cuando surge una circunstancia potencialmente peligrosa o dañina en el mundo exterior, el sistema nervioso simpático nos ayuda a lidiar con la amenaza (que percibimos y / o interpretamos a través de nuestros sentidos), movilizando enormes cantidades de energía para correr, luchar u ocultarnos de esa amenaza o peligro inminente.


Podemos imaginar el sistema nervioso simpático como un pedal diseñado para la aceleración. Este tipo de movilización de energía hace que el cuerpo salga de su equilibrio habitual para poder lidiar con la amenaza. Todos los organismos emplean esta técnica de supervivencia a corto plazo, pero, como ahora sabemos, permanecer en este estado alterado pone al cuerpo bajo estrés y coacción, y con el tiempo puede provocar enfermedades. Si vivimos en estado de alarma constante y movilizamos toda nuestra energía y recursos de cara al mundo exterior, tiene sentido que el interior de nuestro cuerpo se vea comprometido.


- La respuesta


Si el sistema nervioso simpático es el acelerador, imagina el sistema parasimpático como el freno. Cuando nos sentimos seguros en nuestro entorno, la respuesta parasimpática nos ayuda a disminuir la velocidad y relajarnos, de manera que podamos usar nuestra energía interna para metabolizar, asimilar, digerir, excretar, reproducir, etc. En otras palabras, el sistema nervioso parasimpático realiza funciones metabólicas que permiten el crecimiento y la reparación del interior del cuerpo. Mientras que la respuesta simpática se enfrenta a grandes amenazas externas como depredadores, incendios, traumatismos o tormentas, la respuesta parasimpática se ocupa de microbios, virus, mohos, células cancerosas mutantes y otros factores del interior del cuerpo. Uno de los principales “líderes” de ese departamento es el sistema inmune.


- Tropas terrestres


Por un momento, imagina un ejército que se dispersa. Si se dispersa la mayor parte de un ejército en guerra, por ejemplo, desplazándose hacia el frente occidental, el frente oriental se vuelve vulnerable porque la estrategia inicial de defensa ha disminuido. Lo mismo ocurre con el entorno interno de nuestro cuerpo.


Si todos los recursos del cuerpo se utilizan para resolver una emergencia del exterior, tiene sentido que nuestro interior no disponga de energía suficiente para producir glóbulos blancos (que son el ejército interno ideado para combatir infecciones y otras enfermedades), o para permitirles funcionar correctamente.


Con el tiempo, debido a que el cuerpo está en continuo estado de emergencia, el sistema inmunitario, el sistema digestivo y el cardiovascular funcionan bajo mínimos, porque la energía requerida para mantener su eficacia óptima se está dispersando a otras partes del cuerpo. En otras palabras, el cuerpo está ahorrando energía, lo que hace que la respuesta de las células inmunes sea menor. Esta redistribución de energía también altera el flujo sanguíneo al cerebro y al corazón de la persona.


A medida que el flujo sanguíneo disminuye, la energía abandona al corazón y al cerebro para atender el centro suprarrenal. Ahora la persona está en estado continuo de alerta máxima, y más en contacto con su naturaleza animal que con su naturaleza divina.


- Fuerzas especiales de élite


El sistema interno de protección del cuerpo, el sistema inmunitario, tiene glóbulos blancos específicos llamados células T, o células T auxiliares. Estas células son las fuerzas especiales de élite del sistema inmunitario, y cada célula T está armada con receptores. Las células T tienen forma de esfera y sus receptores parecen pequeñas trompetas que se proyectan hacia afuera.


Cuando se detecta un enemigo extraño, ya sea bacterias, virus, moho, células cancerosas, etc., las células T atacan a los invasores. Lo hacen usando sus receptores para conectarse con la bacteria o el virus y liberar inmunoglobulinas (anticuerpos), que debilitan y descomponen la entidad extraña. Tu cuerpo hace esto todo el tiempo; de hecho, lo está haciendo mientras lees estas líneas -atacando incluso a las células cancerosas.


- La batalla interior


Todo esto significa que, cuanto más fuerte sea nuestro sistema inmunológico y más energía tenga, más se activarán esas células T para atacar virus o agentes extraños, antes de que el virus o la bacteria pueda usar sus receptores para atacar a la célula T. Por consiguiente, dentro de tu cuerpo se libran mini batallas en todo momento.


Cuando las células T están sanas y funcionan correctamente, liberan proteínas (los componentes básicos de la vida) llamadas inmunoglobulinas, que son proteínas con forma de “Y”. Su función es bloquear el ataque de cualquier bacteria, virus, etc. Con la excepción de los glóbulos rojos, todas las células producen proteínas.


Para que una célula produzca una proteína, un gen debe ser señalizado y regulado desde el exterior de la célula. Una vez que la célula recibe la señal correcta, produce una proteína saludable. En el caso de las células T, si el cuerpo vuelve al equilibrio químico, las células comienzan a producir inmunoglobulinas saludables. Así es como ganan los buenos.


El cuerpo está aprovechando todos sus recursos hasta que esa proteína se activa por una señal de alarma desde fuera de la célula (que activa el sistema simpático, por ejemplo, para crear miedo). Entonces, básicamente, el cuerpo tiene que robarle a Peter para poder pagar a Paul. Del mismo modo, si toda la energía se dirige a afrontar alguna amenaza o peligro del mundo exterior, no habrá suficiente energía en nuestro mundo interior para proyectos de reconstrucción a largo plazo. Si un huracán se aproxima a nuestro hogar, no es momento de remodelar el baño. El cuerpo funciona de la misma manera.


Como tenemos que reservar todos nuestros recursos para combatir la amenaza externa, los receptores de las células T dejan de producir inmunoglobulinas, y esto hace que seamos vulnerables a agentes extraños. Así funciona el estrés y es como hace que las personas enfermen.


Si de este modo empieza la guerra, permanece atento a la Parte II, cuando intervengan las fuerzas de paz y los diplomáticos.


Seguridad interna y reforzar nuestro sistema inmunológico con amor: Parte 2


- El pacificador


Una y otra vez, nuestra investigación ha demostrado cómo, después de sólo cuatro días de abrir el corazón, sucede algo extraordinario (activando nuestro cuarto centro de energía, al sentir emociones elevadas centradas en el corazón). El cuerpo comienza a liberar naturalmente un anticuerpo fabricado por sus células inmunes (glóbulos blancos), llamado Inmunoglobulina A (IgA). Hemos sido testigos de ello y medimos científicamente cómo, en menos de una semana, podemos fortalecer nuestro sistema inmunológico hasta en un 50%, sin el uso de ninguna sustancia exógena.


Imagínate: una de las mejores defensas naturales del cuerpo contra las bacterias y los virus es sentir emociones elevadas como el amor, la gratitud, el aprecio, la alegría de vivir, la conexión, la compasión, etc.


Como el cuerpo es tan objetivo, cuando sustituimos emociones relacionadas con la supervivencia como el miedo, la ira, el dolor y la tristeza, y en su lugar creamos y encarnamos emociones elevadas como el amor, la alegría y la gratitud, los sentimientos de amor y plenitud hacen que el cuerpo crea que está fuera de peligro. Cuando esto sucede, a pesar de las condiciones o amenazas del entorno exterior, el cuerpo cree que está lo bastante seguro como para emplear su energía en su crecimiento y reparación. Entonces, mediante la autorregulación intencional de emociones elevadas en nuestro mundo interno, el cuerpo cree que no existe una amenaza en la vida real del exterior.


Cuando sentimos amor, gratitud y otras emociones centradas en el corazón, el cuerpo puede desconectar el sistema nervioso simpático (el acelerador) y activar el sistema nervioso parasimpático (el freno). Por lo tanto, la señal que llega desde fuera de la célula (alegría, gratitud, etc.) está fortaleciendo el orden interno de nuestro sistema inmunológico.


Dado que el cuerpo no puede distinguir entre un evento de la vida real que nos hace sentir una emoción y cuando sentimos esa misma emoción a través del pensamiento, cuando cambiamos nuestro mundo interior, el cuerpo puede volver a sus proyectos de reconstrucción a largo plazo. A su vez, todos sus sistemas metabólicos se activan: el sistema inmunitario se fortalece, el sistema digestivo libera mejor las enzimas, el sistema cardiovascular se estabiliza, el sistema hormonal pasa a la homeostasis, y así sucesivamente.


- El diplomático


El cuarto centro tiene una glándula asociada, llamada glándula timo. Cuando nacemos, la glándula timo (que tiene forma de hoja de tomillo) es aproximadamente del tamaño de una mandarina. Con la llegada de la pubertad aumentan nuestras hormonas sexuales secundarias y comenzamos a crear nuestra propia identidad. Al hacerlo, la energía comienza a abandonar el corazón para pasar a los tres centros hormonales inferiores. Con el tiempo y a lo largo de nuestra vida adulta, la glándula timo se contrae hasta alcanzar aproximadamente al tamaño de un cacahuete, cuya mayor parte se convierte en grasa. Este es el centro responsable de la fabricación de células T. El timo es tan importante porque secreta una sustancia química llamada timosina, la hormona necesaria para el desarrollo y la producción de células T.


El timo tiene dos funciones principales: posee una función endocrinológica que crea la hormona del crecimiento (fuente de la juventud del cuerpo), y tiene una función inmunológica, que libera timosina. La timosina es el ingrediente activo que actúa como señal directa para inducir la proliferación y activación de las células T directamente dentro de la glándula del timo.


Como cualquier célula, las células T tienen receptores que reciben información o instrucciones del exterior de la célula. Una vez que las células T son estimuladas, se activan para atacar agentes extraños.


Todas las células (excepto los glóbulos rojos) producen proteínas, y para que una célula produzca una proteína, se debe regular un gen. Las proteínas son responsables de mantener la estructura y la función del cuerpo. Por lo tanto, una vez que se activan las células T, también lo hacen otros glóbulos blancos llamados células B. Las células B, junto con la ayuda de las células T, producen una proteína llamada IgA (inmunoglobulina A). Podríamos decir que esta es la vacuna natural contra la gripe que tiene nuestro cuerpo para protegernos de bacterias, virus y agentes extraños. Estas inmunoglobulinas en forma de “Y”, producidas por células B, actúan como escudos para bloquear el ataque de organismos microscópicos, como los virus. En consecuencia, nos volvemos más inmunes a las infecciones provenientes del exterior.


Tendría sentido entonces decir que, si llevamos nuestra atención al corazón y sentimos esas emociones elevadas, nuestra respiración se ralentiza y se profundiza. Mientras lo hace, en realidad está mandando una señal al cuerpo para regular y fortalecer los genes, así como para activar y fabricar más células T y células B.


Del mismo modo, el bombardeo constante de hormonas de estrés al cuerpo, que lo someten a un estado de emergencia constante, inhibe el gen del crecimiento y funcionamiento de las células T y las células B. En ese momento deja de ser apto para la defensa interna porque es hora de defenderse del exterior. Cuando existen amenazas externas de la vida real que percibimos como peligro extremo, es más eficiente y más importante utilizar la energía del cuerpo para la supervivencia del mismo.


- La reconstrucción


No hay nada malo en reaccionar ante nuestros ex, nuestras finanzas o las noticias, pero si mantenemos esa reacción durante largos períodos de tiempo, estaremos accediendo a que algo del mundo exterior controle la forma en que pensamos, sentimos y actuamos. Y cualquier cosa del exterior que controle nuestros sentimientos y pensamientos nos convierte en víctimas del mundo exterior. Las personas que inconscientemente permiten que esto suceda, serán más susceptibles a su entorno y se convertirán en sus víctimas.


Pero si practicamos la inteligencia emocional, acortando el período refractario de nuestras emociones y permaneciendo en nuestro corazón, es lógico que fortalezcamos nuestro entorno interno y estemos más sanos y equilibrados.


Si abrir tu corazón durante cuatro días aumenta tu IgA en un 50%, imagina lo que puede suceder si lo haces durante el transcurso de todo el confinamiento.




por Joe Dispenza