¿A qué tipo pertenezco? por OSHO

 


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Osho, al estar uno fluctuando entre ambos tipos, el emocional y el intelectual, ¿Cómo se puede llegar a una conclusión sobre a qué tipo se pertenece?

Es difícil. Lo primero: hay tres tipos fundamentales. El intelectual, cognitivo; el emocional, emotivo; y en tercer lugar el activo. Esos son los tres tipos básicos.

«Intelectual» significa uno cuya auténtica urgencia es el saber. Pone en juego su vida por saber. Alguien que esté trabajando con venenos puede ingerir el veneno por conocer que es lo que sucederá. Es incapaz de imaginárselo. Aparece como estúpido porque morirá. Y ¿Qué importancia tiene el saber algo si vas a morir? ¿Qué es lo que vas a hacer con este conocimiento? Pero el tipo intelectual coloca el conocimiento por encima del vivir, por encima de la vida. El saber es vital para él. No saber es su muerte. El saber es su amor; no saber es ser inútil.

Un Sócrates, un Buda, un Nietzsche están en busca del saber lo que es el ser, de saber qué es lo que somos. Para ellos esto es básico. Sócrates dice que la vida sin ser comprendida no vale la pena ser vivida. Si no sabes lo que es la vida, ésta carece de sentido. Para nosotros puede que no tenga sentido; esta frase puede que no nos parezca significativa, porque vivimos y no sentimos la necesidad de saber lo que es la vida. Este el tipo que vive por saber. El saber es su amor. Este tipo desarrolló la filosofía. Filosofía quiere decir amor por el saber, por el conocer.

El segundo tipo es el emotivo. ¡Sentir! El saber no tiene sentido a menos que uno lo sienta. Una cosa adquiere un sentido para ellos sólo cuando uno la siente. ¡Uno debe sentirla! El sentimiento funciona a través de un centro más profundo, el corazón. El saber es a través del primer centro, el intelecto. ¡Uno debe sentir! Los poetas pertenecen a esta categoría, los pintores, los bailarines, los músicos. El saber no es suficiente. Es árido, no tiene corazón, carece de corazón. ¡Sentir! Por eso un intelectual podrá diseccionar una flor para saber lo que es, pero un poeta no podrá. Puede amarla, ¿y cómo puede el amor diseccionar? Puede sentirla y sabe que sólo a través del sentir aparece el auténtico conocimiento.

Puede que un científico sepa más de una flor, pero aún así un poeta no puede ser convencido de que el otro sabe más. Un poeta sabe que él sabe más y que conoce más en profundidad. Un científico sólo está informado; el poeta sabe de corazón a corazón, tiene una charla con la flor de corazón a corazón. No la ha diseccionado. No conoce cuál es su química. ¡No la conoce! Puede que no conozca ni el nombre, o a qué especie pertenece esa flor, pero dice, «Conozco su auténtico espíritu». 

A Hui-Hai, un pintor zen, el Emperador de la China le encargó que pintara algunas flores para su palacio. Hui-Hai dijo, «Entonces tendré que vivir con las flores».

Pero el Emperador le dijo, «No hay porqué. En mi jardín están toda clase de flores. ¡Ve y pinta!»

Hui-Hai dijo, «A menos que sienta las flores, ¿Cómo voy a poder pintarlas? He de conocer su espíritu. ¿Y cómo voy a conocer el espíritu a través de los ojos? ¿Y cómo puede tocarse el espíritu con las manos? Por eso tendré que vivir íntimamente con ellas. A veces, con los ojos cerrados, sentado a su lado, percibiendo el aroma que comunica, percibiendo el perfume que llega, puedo permanecer en una silenciosa comunión con ellas. A veces la flor es sólo un capullo, a veces la flor florece. A veces la flor es joven y su humor es distinto, y a veces la flor se vuelve vieja y le ronda la muerte. Y a veces la flor es feliz y gozosa, y a veces la flor está triste. ¿Cómo voy simplemente a ir y pintar? Tengo que vivir con las flores. Y esa flor que nació, un día morirá. Debo conocer toda su biografía. Debo vivir con ella desde su nacimiento hasta su muerte, y debo percibirla en su multiplicidad de estados.

He de percibir cómo se siente por la noche con la oscuridad rondándola, y cómo se siente por la mañana cuando el sol ha salido, y cómo cuando un pájaro vuela y otro canta; cómo se siente la flor entonces. Cómo se siente cuando llegan los vientos tormentosos, y cómo se siente cuando todo está silencioso... Debo conocerla en su multiplicidad de ser, íntimamente, como un amigo, como un participante, como un espectador, como un amante. ¡He de relacionarme con ella! Unicamente entonces puedo pintarla y así y todo no puedo prometer nada porque una flor es una cosa tan vasta que puede que no sea capaz de pintarla. Por eso no puedo prometer nada, sólo puedo intentarlo».

Pasaron seis meses y el Emperador se puso impaciente. Entonces preguntó, «¿Dónde está ese Hui-Hai? ¿Está todavía tratando de estar en comunión?»

El jardinero contestó, «No podemos molestarle. Ha intimado tanto con los árboles que, a veces, al pasar junto a su lado no sentimos que haya allí un hombre. Se ha convertido en un árbol. Sigue en contemplación».

Habían pasado seis meses. El Emperador llegó y dijo, «¿Qué estás haciendo? ¿Cuándo vas a pintar?»

Hui-Hai dijo, «No me molestes. Si tengo que pintar debo olvidarme del pintar completamente. ¡No me lo recuerdes de nuevo! ¡No me molestes! ¿Cómo voy ha vivir en intimidad si albergo algún propósito? ¿Cómo va a ser posible la intimidad si permanezco aquí como pintor y tratando de intimar únicamente porque he venido a pintar? ¡Qué tontería! No hay lugar para negocios aquí; no vuelvas otra vez. Cuando llegue el momento vendré por mí mismo, pero no puedo prometerlo. Puede que el momento adecuado llegue o puede que no llegue».

Y durante tres años el Emperador esperó. Entonces Hui-Hai se presentó. Se presentó en la corte real y el Emperador dijo, «Ahora no la pintes porque te has vuelto como una flor. Veo en ti todas las flores que he visto. En tus ojos, en tus gestos, en tu andar, en tu movimiento, te has vuelto como una flor».

Hui-Hai dijo, «He venido para decirte que no puedo pintar porque el hombre que deseaba pintar ha desaparecido».

Este es un modo distinto; es el del tipo emotivo que conoce a través del sentimiento. Para el tipo intelectual, incluso para sentir tiene que conocer primero. El conoce primero, luego puede sentir. Su sentimiento es a través del conocer.

Luego hay un tercer tipo: el activo, un tipo creativo. No puede permanecer en el saber o en el sentir. Tiene que crear. Puede saber únicamente a través de la creación. A menos que cree algo, es incapaz de saber. Sólo siendo un creador llega a ser un conocedor.

Este tercer tipo vive en la acción. ¿Qué es lo que quiero decir con acción? Son posibles muchas dimensiones, pero este tercer tipo siempre está orientado hacia la acción. No preguntará qué es lo que es la vida, qué es lo que significa. Preguntará, «¿Qué es lo que hace la vida? ¿Para que sirve? ¿Qué crea?» Si puede crear, es feliz. Sus creaciones son varias, puede ser un creador de seres humanos, puede ser el creador de una sociedad, puede ser el creador de una pintura, pero la creatividad está allí. Por ejemplo, este Hui-Hai no era del tipo activo por eso se disolvió en el sentimiento de totalidad. Si hubiera sido del tipo activo, hubiera pintado. Únicamente con el pintar se hubiera realizado. Esos son los tres tipos.

Se han de entender muchas cosas. Una: dije que Buda y Nietzsche pertenecen al primer tipo, pero Buda le pertenece verazmente y Nietzsche en forma errónea. Si un tipo intelectual se desarrolla verdaderamente se convierte en un Buda, pero si sigue un camino equivocado, si se pierde y yerra el objetivo, se vuelve un Nietzsche. Enloquece. A través del saber no se convertirá en una Alma Realizada. ¡A través del saber enloquecerá! Mediante el saber no alcanzará una confianza ciega. Con el saber seguirá creando dudas, dudas, dudas y por último, atrapado en sus propias dudas, se volverá loco. Buda y Nietzsche pertenecen al mismo tipo, pero son los dos extremos. Nietzsche puede convertirse en un Buda, Buda puede convertirse en un Nietzsche. Si un Buda yerra, se volverá loco. Si un Nietzsche acierta, se convertirá en un Alma Realizada.

Del tipo emocional citaré a Meera y De Sade. Meera pertenece correctamente a este tipo. Si el sentimiento se desarrolla acertadamente se convierte en un amor a lo Divino, pero si lo hace erróneamente, se convierte en perversidad sexual. De Sade pertenece al mismo tipo, pero este sentimiento se despliega de forma equivocada y entonces se convierte en un hombre pervertido, anormalmente loco. Si el tipo emocional se desarrolla equivocadamente se vuelve sexualmente pervertido. Si el tipo intelectual se desarrolla equivocadamente, se vuelve escépticamente loco.

Y, en tercer lugar, la acción. Hitler y Gandhi pertenecen al tercer tipo. Si evoluciona correctamente, surge un Gandhi. Si se desarrolla equivocadamente, surge un Hitler. Ambos pertenecen a la acción. No pueden vivir sin hacer algo. Pero el hacer puede ser una locura y un Hitler está loco. El actuaba, pero su hacer se volvió destructivo. Si el tipo creativo se despliega adecuadamente se vuelve creativo; si equivocadamente, se vuelve destructivo.

Esos son los tres tipos básicos puros. Pero nadie es un tipo puro; esa es la pega. ¡Esos son sólo tipos! Nadie es un tipo puro, todo el mundo es una mezcla. Y esos tres están en cada uno. Por eso, realmente no es cuestión de a que tipo perteneces; el punto a considerar es cuál es el tipo predominante. Tan sólo para poder explicártelo los he dividido. Nadie es un tipo puro, nadie puede serlo porque los tres están en ti. Si los tres están equilibrados, eres armonioso; si los tres están desequilibrados, entonces te vuelves loco, te desestabilizas. Esa es la dificultad al decidir. Decide pues cuál es el dominante, cuál es tu tipo.

¿Cómo decidir cuál es el dominante? ¿Cómo saber a qué tipo pertenezco o cuál es el tipo más significativo para mí, el más fundamental para mí? Los tres estarán presentes, pero uno será secundario. Hay dos criterios que han de recordarse. Uno, si eres del tipo cognitivo, todas tus experiencias comenzarán básica-mente por el saber, nunca con alguna otra cosa. Por ejemplo, si un tipo cognitivo se enamora de alguien, no se podrá enamorar a primera vista. ¡Es incapaz! ¡Imposible! Primero ha de saber, debe entrar en contacto, y esto implica un largo proceso. La decisión puede llegar sólo a través de un proceso cognitivo. Por eso es que este tipo de gente siempre se pierde muchas oportunidades, porque se necesita una decisión instantánea y este tipo no puede decidir en un instante.

Por eso este tipo, por lo general, nunca es activo. No puede serlo porque cuando ha alcanzado alguna conclusión, el momento ha pasado. Mientras está pensando, el momento ha pasado. Cuando alcanza una conclusión, la conclusión no tiene sentido. Cuando era el momento preciso para obtenerla, no pudo. Así que no puede ser activo. Y esa es una de las calamidades del mundo, que esos que son capaces de pensar no pueden ser activos, y esos que pueden ser activos son incapaces de pensar. Esa es una de la calamidades fundamentales, pero es así.

Y recuerda siempre que son muy pocos los que pertenecen al tipo intelectual. El porcentaje es ínfimo, dos o tres por ciento. Para ellos todo comienza con el saber. Únicamente entonces viene el sentir y por último el actuar. Esta será la secuencia con los de este tipo: saber, sentir, actuar. Puede que llegue tarde, pero no puede ser de otra forma. Primero ha de pensar.

La segunda cosa a recordar es que para el tipo cognitivo todo comenzará con saber, nunca concluirá antes de saber y no extraerá prejuicio alguno a menos que los pros y contras hayan sido establecidos. Este tipo se convierte en el científico. Este tipo puede convertirse en un filósofo imparcial, en un científico, en un observador.

Por eso sea cual sea tu reacción, tu acción, descubre por dónde comienza. El inicio determinará qué predomina. Uno que pertenece a la emoción empezará primero por sentir y luego agrupará todos los razonamientos. El razonar será secundario. Empezará primero por sentir. El te ve y decide en su corazón si eres bueno o malo. Esta es una decisión emocional. No sabe nada sobre ti, pero a primera vista decidirá. Percibirá si eres bueno o si eres malo y luego irá acumulando las razones por las que ha decidido de antemano.

El tipo sensitivo decide primero, luego viene el razonar; luego racionaliza. Observa en ti si decides primero con sólo ver a una persona, si te sientes convencido de que es bueno, malo, amoroso, no amoroso, y luego creas razones, luego intentas convencerte a ti mismo de tus propios sentimientos: «Sí, estaba en lo cierto. Es bueno y esas son las razones. Lo sabía. Lo he verificado. He hablado con los demás. Ahora puedo afirmar que es bueno». Pero este «es bueno» fue una primera conclusión.

Por eso con un tipo emocional el silogismo de la lógica es totalmente inverso: la conclusión llega primero, luego el proceso. Con el tipo argumentativo, la conclusión nunca va en primer lugar. Primero va el proceso, y al final la conclusión. Sigue pues indagando sobre ti mismo. ¿Cuál es tu forma de decidir las cosas? Con el tipo activo, la acción es lo primero. El decide actuar al instante, luego comienza a sentir y por último crea las razones.

Dije que Gandhi es del tipo activo. El decide primero. Por eso es por lo que afirma, «Esta no es mi decisión. Dios ha decidido por mí» En realidad, la acción se le presenta tan de súbito, sin ningún proceso, que no puede más que preguntarse, «¿He decidido yo?» Uno del tipo cognitivo siempre dirá, «Yo lo he decidido». Uno del tipo emocional dirá siempre, «Siento que es así». Pero un tipo activo, un Mahoma, un Gandhi, dirá siempre, «Ni lo he sentido, ni lo he pensado. Esta decisión me ha llegado». ¿De dónde? ¡De ninguna parte! Si no cree en Dios dirá, «¡De ninguna parte! Esta decisión ha surgido en mí. No sé de dónde procede».

Si cree en Dios, entonces Dios se convierte en el que toma las decisiones. Entonces El es el que lo dice todo y Gandhi lo ejecuta. Por eso Gandhi sólo puede decir, «Me equivoqué, pero la decisión no fue mía». Puede afirmar, «Puede que no lo haya seguido al pie de la letra, puede que no haya comprendido el mensaje correctamente, puede que no haya perseverado tanto como debiera, pero la decisión fue Divina. Yo únicamente tuve que seguirla. Sólo tuve que entregarme y seguirla». Para Mahoma, para Gandhi, ese es el sistema.

Dije que Hitler era de un cierto tipo aunque equivocado, pero él también habla en esos términos. También dice, «No es Adolfo Hitler el que está hablando. Es el auténtico espíritu de la historia. Es la totalidad de la mente Aria. Es la mente de la raza la que habla a través mío». Y, en verdad, muchos lo sintieron así. Aquellos que escucharon a Adolfo Hitler sintieron que el que estaba hablando no era en absoluto Adolfo Hitler. Era como si él fuese el vehículo de una fuerza superior. El hombre activo siempre aparece así. Debido a que actúa tan rápidamente no puedes decir que sea él el que decide, el que piensa, el que siente. ¡No! ¡El actúa! Y la decisión es tan espontánea que ¿Cómo vas a imaginarte de dónde proviene? Viene o bien de Dios o bien del Diablo, pero viene de algún lugar. Y posteriormente tanto Hitler como Gandhi podrán razonar sobre ello, pero primero actuarán. 

Por ejemplo, Gandhi decidió hacer un largo ayuno. A media noche se despertó y entonces lo decidió. Luego, por la mañana, les dijo a sus amigos, «Voy a iniciar un largo ayuno».

Nadie podía comprender lo que estaba diciendo. Le dijeron, «Hemos estado a tu lado, nunca nos informaste, nunca nos hablaste de esto. Por la noche estuvimos hablando de muchas cosas y no mencionaste para nada este tema».

Pero Gandhi dijo, «No dependía de mí, la decisión no dependía de mí. Por la noche el sueño desapareció. De repente me encontré despierto y con un mensaje Divino de que debía iniciar un largo ayuno». Pero, ¿para qué? Luego Gandhi descubre todas las razones. Esas razones son añadidas con posterioridad.

Esos son los tres tipos. Si la acción es lo que se presenta en primer lugar y luego el sentir y luego el pensar, puedes determinar cuál es tu factor predominante. Y determinar ese factor predominante es de gran ayuda porque entonces puedes proceder directamente, de otra forma tu progreso siempre será zigzagueante. Cuando no sabes a qué tipo perteneces sigues innecesariamente direcciones, dimensiones en las que no deberías ir. Cuando conoces tu tipo, sabes lo que tienes que hacer contigo mismo, como hacerlo, por dónde empezar. Lo primero es: recuerda qué es lo que surge primero y qué es lo que surge en segundo lugar.

Lo segundo te parecerá muy extraño. Por ejemplo, el tipo activo puede ejecutar lo opuesto muy fácilmente, eso es, puede relajarse fácilmente. ¡El tipo activo es capaz de relajarse muy fácilmente! La relajación de Gandhi era milagrosa. Era capaz de relajarse en cualquier parte. Parece paradójico. Un tipo activo debe de estar tan tenso que debe de ser incapaz de relajarse. Pero este no es el caso. Únicamente un tipo activo es capaz de relajarse con mucha facilidad. Un tipo cognitivo no puede relajarse tan fácilmente, un tipo emocional encuentra todavía más difícil el relajarse, pero un tipo activo es capaz de relajarse muy fácilmente.

De modo que el segundo criterio es que sea cual sea el tipo al que pertenezcas, serás capaz de moverte hacia el opuesto muy fácilmente. Recuerda pues: si puedes irte al opuesto, éste es tu tipo predominante. Si eres capaz de relajarte muy fácilmente, perteneces al tipo activo. Si puedes dejar de pensar, quedarte sin pensamientos con facilidad, perteneces al tipo cognitivo. Si puedes sentirte ausente de sentimientos muy fácilmente, perteneces al tipo emocional.

Y esto es extraño porque por lo común pensamos, «Un tipo emocional, ¿Cómo va a poder permanecer sin emociones? Un tipo cognitivo, ¿Cómo va a poder quedarse sin pensar? Un tipo activo, ¿Cómo va a poder dejar de actuar?» Pero sólo parece paradójico. No lo es. Es una de la leyes fundamentales la de que los opuestos se corresponden, los dos extremos se juntan, tal como un péndulo de un gran reloj, tal y como el péndulo va hacia el extremo izquierdo, luego se dirige al derecho. Y cuando ha llegado al extremo derecho empieza a dirigirse hacia el izquierdo. Cuando está yendo hacia la derecha está acumulando inercia para ir luego a la izquierda. Cuando está yendo a la derecha está acumulando inercia para ir después hacia la izquierda. Cuando está desplazándose a la izquierda, cuando parece que se está yendo a la izquierda, está preparándose para ir hacia la derecha. Así que lo opuesto es fácil.

Recuerda: si eres capaz de relajarte con facilidad, perteneces al tipo activo. Si eres capaz de meditar con facilidad, perteneces al tipo cognitivo. Por eso es que un Buda puede meditar con tanta facilidad. Por eso es que un Gandhi es capaz de relajarse con tanta facilidad, incluso en un accidente de circulación.

Ocurre un accidente de circulación y es la hora en que Gandhi se suele relajar en su siesta. Pero el coche no puede llegar al lugar de destino de modo que los que están en el coche han de esperar. Es un accidente mortal; todos están asustados y tienen miedo, pero, junto a la carretera, él se echa a dormir. ¡No puede esperar! Es la hora de su siesta, así que se echa a dormir. Cuando otro coche llega para recogerle le encuentra profundamente dormido. 

El tipo activo puede relajarse muy fácilmente. Un Nehru no puede concebir como puede suceder este milagro, es algo milagroso para él. El no es del tipo activo, es incapaz de relajarse. Gandhi puede relajarse varias veces al día. Descansaba en multitud de ocasiones. Siempre que encontraba el momento, se dormía. El dormirse le era fácil.

Un Buda puede quedarse sin pensar, un Sócrates puede estar sin pensar con mucha facilidad. De ordinario, parece algo difícil. Una persona que es capaz de pensar en tal grado, ¿Cómo va a disolver el pensar? ¿Cómo va a entrar en el estado sin pensamientos? Todo el mensaje de Buda se centra en el no pensar, y él era del tipo cognitivo. El pensó tanto que, en realidad, su pensamiento se mantiene aún actual.

Han pasado veinticinco siglos, pero Buda pertenece aún a la mente contemporánea. Nadie pertenece durante tanto tiempo a la mente contemporánea. Incluso un pensador de los tiempos actuales no puede afirmar que Buda sea anticuado. Pensó con tal profundidad, con una antelación de siglos, que todavía tiene atractivo. Para quienquiera que sea pensador Buda posee un atractivo porque es el tipo puro. Pero su mensaje es: introdúcete en el no pensar. Aquellos que han pensado en profundidad siempre han dicho, «Penetra en el no-pensar». ¿Por qué es tan fácil para ellos? Simplemente lo hacen.

Y el tipo emocional puede introducirse en el no-sentir. Por ejemplo, Meera, ella es del tipo emotivo; Chaitanya, él es un tipo emotivo. Su sentimiento es tal que no pueden permanecer sintiendo amor hacia unas pocas personas u objetos. Han de amar al mundo entero. Este es su tipo. No pueden sentirse satisfechos con un amor limitado, el amor no ha de tener límites, ha de esparcirse hasta el infinito.

 Un día Chaitanya acudió a un Maestro. El había alcanzado la Iluminación por propio derecho. Su nombre era conocido en toda Bengala, y entonces, un día, acudió a un Maestro, a un Maestro del Vedanta. Puso su cabeza a sus pies. El Maestro se sintió asustado, atemorizado, porque respetaba a Chaitanya en grado sumo. Y le dijo, «¿Por qué has acudido a mí? ¿Qué es lo que quieres? Te has realizado. No puedo enseñarte nada». Chaitanya dijo, «Ahora quiero penetra en el vairagya, el desapego. He vivido una vida de sentimiento, quiero penetrar ahora en el no-sentir. Así que, ayúdame».

Un tipo emotivo es capaz de cambiar, Chaitanya cambió. Ramakrishna era del tipo emotivo. Al final se introdujo en el Vedanta. Toda su vida fue un devoto, un adorador de la Madre, y al final se convirtió en un discípulo de un Maestro de Vedanta, Totapuri, y fue iniciado en el mundo de la ausencia de senti-miento. Y muchos le dijeron a Totapuri, «¿Cómo puedes iniciar a ese hombre, Ramakrishna? ¡Es del tipo emocional! Para él el amor es lo único. Puede rezar, puede adorar, puede bailar, puede entrar en éxtasis. No es capaz de introducirse en el desapego, no puede trascender el reino de lo sentimientos».

Totapuri dijo, «Por eso es por lo que él puede hacerlo, y le voy a iniciar. Vosotros no podéis; él lo hará».

Así que el segundo criterio para decidir es: si eres capaz de situarte en el opuesto, eres de este tipo. Observa que hay al principio y luego el movimiento hacia el opuesto; esos son los dos factores. Y busca en ti constantemente. Durante veintiún días, continuamente nota esas dos cosas: primero cómo reaccionas, cuál es el comienzo, la semilla, el inicio, y luego a qué opuesto puedes irte con facilidad. ¿Al no-pensar? ¿Al no-sentir? ¿A la no-acción? Y a los veintiún días alcanzarás la comprensión de tu tipo; del predominante, desde luego.

Los otros dos estarán presentes como sombras, ¿mmm?, porque los tipos puros no existen. No pueden existir. Los tres son parte de ti, sólo que uno es más significativo que el resto. Y una vez conoces qué tipo eres, tu camino se vuelve muy cómodo y fácil. Entonces no desperdicias tu energía. Entonces no disipas tu energía en caminos equivocados que no te corresponden. Por eso, descubrir el tipo de uno mismo es un requisito básico en la búsqueda espiritual. De no hacerlo así seguirás haciendo infinidad de cosas y crearás únicamente confusión, crearás sólo desintegración.

Eso es lo que Krishna quiere decir en el Gita con swabhav, el tipo que conforma tu naturaleza. Por eso dice que es mejor morir sin tener éxito permaneciendo en el propio tipo que tener éxito con el tipo de otro. Es mejor ser un fracasado, incluso ser un fracasado según el propio tipo, que ser un triunfador de acuerdo con el tipo de otro, porque este éxito se convertirá en una carga, un fardo, un peso muerto. Incluso el fallar según tu propia naturaleza es algo bueno, porque este fallo te enriquecerá. Madurarás con él, aprenderás con él, te desarrollarás con él. Por eso un fracaso es algo bueno si concuerda con el tipo de uno.

Descubre a qué tipo perteneces o cuál es tu tipo predominante. Luego, de acuerdo con este tipo, empieza a trabajar. La tarea será más llevadera y la meta más cercana.

 

 

WEB   http://www.oshogulaab.com/OSHO/VISION/tipo.htm

 

 


LA LEY DE LA MAGIA (OSHO)








Te hablare de una de las leyes más profundas de la vida. Puede que nunca hayas pensado en absoluto sobre ella.

Has escuchado -toda la ciencia depende de ello- que la causa y el efecto son la base. Creas la causa y el efecto le sigue.

La vida es una conexión causal. Pon la semilla en la tierra y brotara. Si la causa está allí, entonces seguirá el árbol. El fuego está allí: pon tu mano en él y se quemara. La causa está allí y el efecto le seguirá. Toma veneno y morirás. Haz los arreglos para la causa y entonces el efecto le seguirá.

Esta es una de las leyes científicas mas básicas, esa causa y efecto es la conexión mas intima de todos los procesos de la vida.

La religión conoce una segunda ley aún más profunda que esta. Pero la segunda ley que es más profunda que esta parecerá absurda si no la conoces y experimentas con ella.

La religión dice: Produce el efecto y la causa le sigue. Esto es absolutamente absurdo en términos científicos.

La ciencia dice: Si la causa está allí, el efecto le sigue.

La religión dice que el inverso es también cierto: crea el efecto y observa...la causa le sigue.

Hay una situación en la cual te sientes feliz. Un amigo ha venido, alguien a quien amas ha llamado. Una situación es la causa...te sientes feliz. La felicidad es el efecto. La llegada del amado es la causa.

La religión dice: Se feliz y el amado llega. Crea el efecto y la causa seguirá.

Esta es mi propia experiencia, que la segunda ley es más básica que la primera.

La he estado practicando y ha estado sucediendo. Simplemente se feliz : el amado llega. Simplemente se feliz: los amigos están allí. Simplemente se feliz: todas las cosas vienen detrás.

Jesús dice lo mismo en palabras distintas: Buscad antes el Reino de Dios, y todo lo demás sucederá. Pero el Reino de Dios es el final, el efecto.

Buscad primero el final… el final significa el efecto, el resultado...y la causa le seguirá. Así es como debería ser.

No se trata solo de que coloques una semilla en la tierra y el árbol le siga; permite que haya un árbol y habrá millones de semillas.

Si la causa es seguida por el efecto, el efecto es seguido de nuevo por la causa. ¡Esta es la cadena! Entonces se convierte en un círculo...comienza por donde sea, crea la causa o crea el efecto.

Yo te lo digo, es más sencillo crear el efecto porque el efecto depende totalmente de ti; puede que la causa no dependa tanto de ti. Si digo que no puedo ser feliz hasta que obtenga esta cierta riqueza, entonces esto depende del mundo entero y las situaciones económicas y todo lo demás. Puede no suceder, y entonces no puedo ser feliz.

La causa está más allá de mí. El efecto está dentro de mí. La causa está en los alrededores, en las situaciones...la causa está afuera. ¡El efecto soy yo! Si puedo crear el efecto, la causa le seguirá.

Elige la felicidad...eso significa que estas eligiendo el efecto...y después observa que sucede. Elige el éxtasis y observa que sucede. Elige ser dichoso y observa que sucede. Tu vida entera cambiara inmediatamente y veras milagros sucediendo a tu alrededor, porque ahora has creado el efecto y las causas tendrán que seguirle.

Esto parecerá mágico: incluso puedes llamarlo “La Ley de la Magia". La primera es la ley de la ciencia y la segunda es la ley de la magia.

La religión es magia, y tú puedes ser el mago. Eso es lo que te enseño: a ser el mago a conocer el secreto de la magia.

¡Inténtalo!...Has estado intentando lo otro toda tu vida...no solo eso, sino también muchas otras vidas.

¡Ahora escúchame! ...Prueba esta fórmula mágica, este mantra que te doy. Crea el efecto y ve que sucede; las causas te rodean inmediatamente, suceden.

No esperes las causas; has esperado suficiente tiempo. Elige la felicidad y serás feliz.

¿Cuál es el problema? ¿Por qué no puedes elegir? ¿Por qué no puedes trabajar en esta ley? Porque tu mente, toda la mente que ha sido entrenada a través de pensamiento científico, dice que si no eres feliz y tratas de ser feliz, esa felicidad será artificial. Si no eres feliz y tratas de ser feliz eso solo será actuar, eso no será real. Esto es lo que el pensamiento científico dice, que eso no será real, simplemente estarás actuando.

Pero tú no lo sabes: la energía de la vida tiene sus propias formas de funcionar. Si puedes actuar con totalidad, se volverá real. Lo único es que el actor no debe estar allí. Entra totalmente en ello, entonces no hay diferencia. Si estas actuando con el corazón a medias entonces seguirá siendo artificial.

Si te digo que bailes y cantes y seas dichoso, y lo intentas con el corazón a medias, solo para ver qué sucede, pero te quedas rezagado y sigues pensando, "esto solo es artificial. Estoy intentando pero no está sucediendo, esto no es espontaneo... “Entonces seguirá siendo actuación, un desperdicio de tiempo.

Si lo intentas, entonces inténtalo con todo el corazón. No te quedes rezagado, adéntrate en ello, convierte en la actuación...disuelve al actor en la actuación y después ve que sucede. Se volverá real y entonces sentirás que es espontaneo. No lo has hecho tu; entonces sabrás que ha sucedido.

Pero al menos que seas total, esto no puede suceder. Crea el efecto, estate totalmente en él, ve y observa los resultados.

Puedo convertirte en un rey sin reino; solo tienes que actuar como rey, y actuar tan totalmente que, ante ti, hay un rey verdadero, parecerá como si solo estuviese actuando. Y cuando toda la energía se ha desplazado en ello, ¡convierte en realidad! La energía hace que cualquier cosa sea real. Si esperas a que los reinos vengan, nunca lo harán.

Ni siquiera vinieron para un Napoleón, para un Alejandro Magno, que tenían grandes reinos. Permanecieron en la desdicha porque no se dieron cuenta de la segunda, más básica y primaria ley de la vida. Alejandro Magno trataba de crear un reino más grande, de volverse un rey más grande. Toda su vida fue desperdiciada en crear el reino, y entonces no hubo tiempo de sobra para que fuera rey. Murió antes de que el reino estuviera completo

Esto le ha sucedido a muchos. El reino nunca podrá estar completo. El mundo es infinito; tu reino está destinado a quedarse parcial. ¿Cómo puedes ser un rey total con un reino parcial? El reino está destinado a ser limitado y con un reino limitado, ¿Cómo puedes ser el emperador? Es imposible. Pero puedes ser el emperador. Simplemente crea el efecto.

Swami Ram, uno de los místicos de este siglo, fue a América. Solía llamarse a sí mismo Badshah Ram, Emperador Ram. ¡Y era un mendigo! Alguien le dijo: Simplemente eres un mendigo, pero vas por ahí llamándote el emperador. Así que Ram dijo: No veas mis cosas, mírame a mí. Y tenía razón, porque si ves las cosas entonces todos son un mendigo, incluso un emperador.

Puede ser un mendigo más grande, eso es todo.

Cuando Ram dijo:¡ mírame! en ese momento, Ram fue el emperador. Si mirabas el emperador estaba ahí.

Crea el efecto, vuélvete el emperador, se un mago, y a partir de este preciso momento, porque no hay necesidad de esperar. Uno tiene que esperar si el reino tiene que venir primero. Si la causa tiene que ser creada primero, entonces uno tiene que esperar y esperar y esperar y posponer. No hay necesidad de esperar para crear el efecto. Puedes ser el emperador en este preciso momento.

Cuando digo, ¡Se!...simplemente se el emperador y ve: el reino le sigue. Lo he sabido a través de mi existencia. No estoy hablándote sobre una teoría o una doctrina. Se feliz, y en esa cima de felicidad veras que el mundo entero es feliz contigo.

Hay un viejo refrán: -Ríe y el mundo entero se reirá contigo; llora, y lloraras en soledad. Incluso los árboles, las rocas, la arena, las nubes - Si puedes crear el efecto y estar extático, todos bailaran contigo; entonces toda la existencia se convierte en una danza, una celebración.

Pero depende de ti, de si puedes crear el efecto. Y te digo, tú puedes crearlo.

Es la cosa más fácil de hacer posible.

Parece muy difícil porque aún no lo has intentado...¡INTÉNTALO!!!

💗

Fuente: Osho.



Extraído: http://universo-espiritual.ning.com/profiles/blogs/la-ley-de-la-magia




TUS ZONAS SAGRADAS de WAYNE W. DYER

 



LIBRO TUS ZONAS SAGRADAS



Sé que en cada momento

soy libre para decidir



Ha estado mirando en la dirección equivocada. La penetración psicológica más importante que puede tener es darse cuenta de que ha estado mirando en la dirección errónea durante la mayor parte de su vida.

Tómese un momento, ahora mismo, para comprender lo que quiero decir. Imagínese en cualquier postura que le apetezca. De pie, sentado, echado, la que le resulte más fácil de imaginar. Ahora observe la representación mental de usted mismo. Lo que ve es alguien que está siempre mirando hacia otra parte, no hacia sí mismo. Siempre mirando fuera de usted. ¡Está mirando en la dirección equivocada!

Ahora imagínese que es capaz de darse la vuelta y mirar en la dirección opuesta. Si de alguna forma pudiese hacer eso, estaría mirando hacia su interior.

Esto no es una forma de gimnasia mental en la que meramente uno se imagina volviéndose y mirando hacia su interior. Estoy sugiriéndole una manera de conocer su identidad espiritual. Estoy sugiriéndole que acepte el reto y tome el sendero de su búsqueda trascendental.

A todos nos han enseñado a mirar al exterior en busca de sustento: mirar más allá de nosotros mismos en busca de fuerza, amor, prosperidad, salud, felicidad y satisfacción espiritual. Se nos ha condicionado para creer que recibimos la gracia de la vida de algún punto externo a nosotros. Pero es posible invertir la dirección de nuestros ojos de fuera hacia dentro. Y cuando lo hacemos, encontramos una energía que habíamos percibido pero no identificado.

ENERGÍA DIVINA

En los seres humanos palpita una energía divina. El poder de esta energía impregna todo nuestro ser y nos permite realizar todas las funciones del vasto repertorio de los pensamientos y conductas humanas. En esta energía divina existen dos aspectos.

El aspecto externo hace que el corazón lata, los pulmones se hinchen y los sentidos funcionen: en esencia, mantiene vivos nuestros cuerpos. El aspecto interno de esa energía está dormido, pero podemos despertarlo.

Este universo interno es más vasto que el externo. El júbilo interior hace que codo el júbilo que se experimenta en el mundo de los sentidos parezca carente de significado. Cuando se experimenta esa luz interna, añade a la vida una brillantez que no se parece a nada que puedan describir las palabras.

Cuando uno descubre su yo más sublime, experimenta esa energía interior y permite que guíe su vida. El adjetivo más corriente para describir esta fuerza interna es «espiritual».

Cuando hablo de espiritualidad y de ser espiritual, describo una actitud hacia Dios, un viaje interior de iluminación. Hablo de desarrollar las cualidades divinas de amor, perdón, bondad y éxtasis que tenemos dentro. Según mi interpretación, la espiritualidad no es cuestión de dogmas ni de reglas. Es luz, júbilo y concentración en la experiencia del amor y el éxtasis internos, y transmitir esas cualidades al exterior. Al viaje destinado a descubrir su yo más sublime lo llamo «búsqueda sagrada».

DEFINICIÓN DE SU BÚSQUEDA SAGRADA

La energía esencial que le ha alimentado durante toda su vida es la energía exterior. Esta energía exterior mantiene la vida, pero no proporciona la sensación de éxtasis y plenitud que anhelamos.

En su libro Mistery of the Mind (El misterio de la mente), Swami Muktananda describe la experiencia de la energía divina:

Un día, esa luz explotará y lo verá todo. Verá que el universo entero existe dentro de ella. La luz divina de la Conciencia comenzará a inundarle los ojos y entonces la verá dondequiera que mire. Verá su luminosidad en la gente, en los árboles, las rocas y los edificios. Verá la misma Conciencia alzándose en cada pensamiento y sentirá que pasa por su mente; adondequiera que vaya su mente, encontrará su propia Conciencia interior, el creador del mundo. Verá que la totalidad del universo está contenida en usted mismo. Sabrá que todo —todas las infinitas formas del mundo— no son más que emanaciones de su existencia. Se dará cuenta de que es usted quien se refleja en todas partes, y que es su propio reflejo el que pasa ante sus ojos.

Usted tiene dentro de sí este poder de trascendencia sobre la vida dominada por el ego. Puede darse la vuelta y mirar hacia el interior, descubrir su naturaleza espiritual. Entonces podrá vivir cada uno de sus días, con independencia de lo que pueda estar haciendo, con la sensación de éxtasis que se deriva de hallarse en el sendero de la búsqueda sagrada.

Hacer explotar esa luz implica entender quién es uno y qué está haciendo aquí, en esta cosa llamada cuerpo, en este lugar llamado mundo, en este momento de su vida.

UNA MIRADA ÚNICA A SU VIDA

El punto de partida de su búsqueda es entender que el universo y nuestra participación en él no son fortuitos.

La inteligencia fluye a través de todo el universo, y ha tenido muchos nombres. Hace que los planetas giren en sus órbitas, que las galaxias permanezcan en su sitio, que las semillas broten, las flores se abran y que usted, sí, usted, respire, camine y piense.

Esta inteligencia invisible está en todas las cosas, en todas partes. No puede cogerla ni verla ni olerla. Pero usted sabe que está ahí.

La energía exterior, que controla la materia y el mundo físico, es finita. Esto significa que hay unas cantidades limitadas de oxígeno, hidrógeno y carbono. No hay ningún otro lugar al que ir en busca de más cuando se nos acaben. Todos los elementos físicos, identificados por los científicos y estudiados por los colegiales de todo el planeta, son finitos.

Todas las cosas de nuestro mundo visible están hechas de estos elementos que existen en cantidades finitas. Me gusta pensar en lo material como en algo que se renueva permanentemente. Puesto que tenemos sólo una cantidad limitada de este «material», tiene que ser constantemente transformado.

El hierro que tiene hoy en la sangre, forma parte de toda la reserva de hierro. Es evidente que estaba en otra parte antes de que usted fuese concebido. Hace quince millones de años podría haber sido parte de un depósito de hierro de Afganistán. Hoy forma parte de la energía no interna que le anima a usted.

Y así ocurre con todas las partículas físicas del universo. Es una reserva finita que se recicla sin parar. Partículas materiales que tienen una forma, regresan a la Tierra y se transforman. Como una partícula de magnesio de una espada que aparece más tarde en el fémur de una pantera. Emily Dickinson escribió un libro de poemas, El lebrel solitario, en el que describe este fenómeno. Es mucho más atractivo que cualquier prosa que pueda usar para ilustrar dicho tema.


Este polvo callado fue caballeros y damas,

y muchachos y muchachas;

fue risas, habilidades y canciones,

y vestidos y rizos.

Este lugar pasivo una elegante mansión veraniega,

donde flores y abejas

cumplieron con su circuito oriental,

luego cesaron, como éstas.


El yo físico que podemos ver y tocar está hecho del mismo material del que está hecho todo lo demás. Sin embargo, usted es diferente de las cosas externas a usted mismo. Para comprender esto, considere las cuatro categorías que describen el mundo: mineral, vegetal, animal y humana. Si tomáramos una muestra de cada una de estas categorías, las pulverizáramos y colocáramos el polvo en cuatro recipientes separados para analizarlas, el informe no presentaría ninguna diferencia discernible. Las muestras mineral, vegetal, animal y humana comprenderían todas las mismas materias primas. Y sin embargo, todas estas muestras difieren entre sí de un modo invisible, que está más allá de lo material. Las diferencias, no obstante, no se encuentran en la conformación física de las cosas. Se hallan en lo que llamaremos conciencia. Cada categoría tiene un nivel distinto de conciencia.

Mineral

El mundo mineral incluye mucho de lo que ve a su alrededor. Para el ojo que no está alerta son sólo cosas que se encuentran por ahí y no hacen nada. Puede mirar una roca y ella no hará nada aunque la contemple eternamente. Así pues, decimos que los minerales, aunque hechos de la misma materia que nosotros, tienen muy poca conciencia.

(Digo «muy poca» porque para un científico cuántico, que estudia las cosas en el nivel subatómico y piensa en términos de billones de años luz, los minerales resultan fascinantes. Cuando se los examina a niveles subatómicos están vivos, cambiando de modo interminable.)

Vegetal

El reino vegetal está conformado por los mismos elementos físicos que el mundo mineral, pero tiene un nivel de conciencia muy diferente. La energía vegetal produce, da fruto, crece hacia la luz del sol y se protege de los invasores. De alguna forma, la inteligencia organizadora ha tomado los mismos elementos y los ha reunido para crear un producto que tiene más conciencia que los minerales.

Animal

Una vez más, los animales están hechos de los mismos elementos que los minerales y los vegetales, pero su nivel de conciencia es mayor. En ellos vemos apareamiento, planificación de futuro, enseñanza de los jóvenes, emigración y una amplia variedad de otros ejemplos de conciencia superior. La inteligencia organizadora ha tomado los mismos elementos y ha hecho criaturas con niveles de conciencia más altos.

Humano

También nosotros estamos conformados por los mismos elementos que las otras categorías, pero tenemos niveles de conciencia todavía más elevados. Podemos hacer muchas de las cosas que hacen las otras categorías, y podemos hacer más.

Tenemos poder para comunicarnos con la inteligencia organizadora y para crear una vida placentera. Podemos conocer la inteligencia organizadora divina que forma parte de nosotros, aunque haya estado durmiendo desde que tenemos memoria.

Sabe usted muy bien que existen diferencias importantes entre estas categorías, y que estas diferencias no tienen nada que ver con el mundo físico. En efecto, éste es un sistema inteligente en el que usted está integrado, y eso significa que su vida en este planeta es parte de dicha inteligencia.

Si el sistema es inteligente y esa inteligencia es invisible, y nuestra presencia aquí es una parte de esa inteligencia, nunca podremos discernir absolutamente nada al respecto mediante la utilización de instrumentos que sólo existan en el mundo físico. Necesitamos mirar esa parte de nosotros que es invisible. Necesitaremos comunicarnos con esa parte que yo llamo conciencia.

Usted necesita comenzar a mirar hacia su interior para ver quién es y por qué está aquí.

USTED ESTÁ AQUÍ POR UNA RAZÓN

Existió un instante del tiempo en el cual usted estuvo en «ninguna parte». En el momento anterior a la concepción estaba «ahí». Luego, en un instante glorioso, pasó del ninguna parte al aquí y ahora.

Habrá otro instante glorioso en el que pasará del aquí y ahora al ninguna parte. A ese momento lo llamamos muerte. Pero usted —ese usted inspirado, inmutable, eterno, indivisible— continuará viviendo.

Si es verdad que formamos parte de un sistema inteligente, podemos suponer que ese paso desde ninguna parte al aquí y ahora tiene un propósito. Al darse cuenta de esto puede dejar de plantearse si es una creación divina con un propósito, y sencillamente aceptar que lo es. Forma parte de este sistema inteligente, y está aquí por alguna razón divina.

Esa razón tiene que ver con la energía espiritual sobre la que estoy escribiendo. El conocer su yo espiritual constituye su búsqueda sagrada y el reto de su vida

Muchísimos de nosotros hemos crecido en la creencia de que somos el cuerpo que los alberga, el trabajo que realizamos y la religión que practicamos. Nuestras vidas participan de las realidades exteriores al mismo tiempo que vemos que siempre cambian. Sin embargo, en alguna parte de nuestro interior, nos sentimos iguales.

Puede que nunca le haya dedicado mucho tiempo a ese aspecto del yo, pero si lo hace descubrirá un yo interno que nunca cambia sino que se encuentra inmerso en un mundo cambiante.

Es probable que algún día su yo físico descanse bajo una lápida que dé cuenta de la fecha de su nacimiento y de la de su muerte. Pero su alma interior sabe que usted es eterno. En esa faceta de su yo carece de forma, no tiene límites. Sin límites no hay nacimiento ni muerte. Lo que ha nacido morirá, lo que nunca ha nacido nunca puede morir.

¡Su yo espiritual nunca nació! ¡Su yo espiritual nunca morirá! El saber esto de una forma que no deje lugar para la duda le capacitará en gran manera para su búsqueda sagrada. Cuando llegue a ese estado, sabiendo que quien es usted es el yo inmutable, tendrá un propósito en su vida.

Sogyal Rinpoche, en The Tibetan Book of Living and Dying {El libro tibetano del vivir y del morir), dice esto con unas palabras que merecen ser enmarcadas:

En el mundo moderno, hay pocos ejemplos de seres humanos que encarnen las cualidades que derivan de la comprensión de la naturaleza de la mente. Así que nos resulta difícil imaginar una iluminación o la percepción de un ser iluminado, y más difícil todavía comenzar a pensar en que nosotros mismos podemos convertirnos en iluminados. ...

Aun en el caso de que pudiéramos pensar en la posibilidad de una iluminación, una sola mirada a lo que compone nuestra mente —enojo, codicia, celos, desprecio, crueldad, lujuria, miedo, ansiedad y agitación— minaría para siempre la esperanza de conseguirla. ...

La iluminación... es real; y cada uno de nosotros puede, quienquiera que seamos, en las circunstancias correctas y con la preparación apropiada, comprender la naturaleza de la mente y conocer por tanto lo que es inmortal y eternamente puro en nosotros. Ésta es la promesa de todas las tradiciones místicas del mundo, y ha sido cumplida y está siendo cumplida en incontables millares de vidas humanas.

Usted puede ser uno de esos millares de seres humanos iluminados. Esto sucederá cuando descubra la naturaleza de su verdadero yo, y relegue a un segundo plano, donde le corresponde, la parte de usted que está centrada en lo físico. Desde allí podrá animarse a continuar y mantener su yo elevado, en lugar de actuar de forma que minen su esencia espiritual.

Todo este asunto de la búsqueda sagrada es real, y puede conocerlo, amarlo y atesorarlo. Una vez que lo haga, ya no querrá volver a vivir de ninguna manera que sea inconsecuente con su yo divino e invisible. Usted no es ese nombre, ni esa ocupación, ni ese número de la seguridad social, ni ese cuerpo. Usted es luz eterna y un don divino, con independencia de lo que haya hecho o dejado de hacer. Con independencia de su familia, o de la etiqueta que le hayan colgado. En la inteligencia de Dios usted es sagrado, y tiene un propósito para estar aquí.

Ese propósito no lo encontrará en el mundo físico. Cuando deje de buscar la satisfacción en el mundo externo, la totalidad de su ser, incluido su mundo material, reflejará su divinidad.

La verdadera definición de la propia conciencia es el descubrimiento del yo superior y la jubilosa vida. Es la conciencia de su energía interior y lo más elevado de usted mismo. Es una conexión con lo divino y todo lo inmutable. La propia conciencia está en la génesis de su yo.

LA EXPERIENCIA DE LA PROPIA CONCIENCIA

¿Qué experimentará cuando haya respondido al reto de mirar hacia el interior y vivir según las directrices de su yo espiritual? Continuará «cortando leña y acarreando agua», como nos dice un antiguo proverbio zen. No desarrollará de modo repentino nuevos talentos e intereses. No obstante, tendrá un nivel de conciencia que le permitirá ver cosas que han estado ocultas. Esta comprensión le proporcionará una sensación de paz y satisfacción interior.

La experiencia de la propia conciencia no es algo que se pueda obtener del mundo físico. Pero sus interacciones con el mundo físico se verán alteradas de forma espectacular cuando la adquiera. Será capaz de manifestar con precisión qué necesita del mundo físico. Participará en la creación de lo que su yo interno sabe que es necesario para la búsqueda sagrada.

Esta comunicación con su yo interno le llevará a nuevos grados de conciencia superior. Vivirá los siguientes cambios derivados de la conciencia superior, y se convertirán en parte de su vida diaria:

1. Experimentará e intensificará el significado de la conciencia. Se dará cuenta de que en este sistema inteligente no existen los accidentes. Comprenderá que todo lo presente en su vida tiene algo nuevo que enseñarle. Apreciará a todas las personas y todas las cosas de su vida.

Al saber que no existen las coincidencias, comenzará a confiar en esa sensación de que los acontecimientos en apariencia desconectados tienen un significado. Incluso empezará a crear esas situaciones cuando las necesite. Se sentirá ante el destino como un igual, en lugar de una víctima del mismo.

2. Descubrirá la existencia de una fuente universal de energía. Usted tendrá fe en esa fuente universal de energía. Comenzará a ejercitar su capacidad de establecer contacto con esta fuente y a convertirla en parte de su vida cotidiana. Desarrollará un profundo conocimiento sobre la energía divina y su capacidad para acceder a esa energía.

Será incapaz de abrigar ninguna duda acerca de la fuente universal de energía. Comprenderá que todos los seres son parte de ella y que ésta es lo que les anima. No tendrá duda de que todas las debilidades y falsedades se derivan de la negativa a reconocer estos hechos.

3. Se sentirá amado. Pedirá y aceptará la guía de Dios. Esta vital nutrición espiritual la percibirá tanto en sus experiencias internas como externas. El miedo inmovilizador disminuye al sentir la presencia de la energía divina. Todo parece ser como debe ser, a pesar de que puede que no lo entienda. Se sentirá en paz respecto de lo que ve y lo que siente.

Sus deseos de enmendar y reparar los errores de su vida también forman parte de este plan divino. Buscará satisfacer sus deseos para servir a Dios y a la humanidad con lucidez y ánimo de paz.

4. Desarrollará sus sentimientos de respeto y estima. Comenzará a ver la belleza, y a sentirse que le embarga un sentimiento de respeto ante la magnificencia del universo. Estimar la belleza es en realidad la sensación de amor que se experimenta cuando se está conectado con lo divino. Ese amor le llenará con una nueva sensación de fortaleza.

Al centrar su energía interna en la belleza que le rodea, recibirá esa energía. Con la práctica, este tipo de receptividad se transformará en una fuente de sustento en su vida diaria.

5. Se sentirá conectado con todos. Al transformarse su yo superior en la fuerza dominante de su vida, se volverá cada vez más consciente de su vinculación con los demás.

Al igual que usted puede observar millares de flores con diferentes tonalidades originadas por el mismo haz de luz, podrá observar también muchos matices y formas distintas en personas, con lenguas, costumbres e ideas políticas, todas originadas en una sola esencia. Una luz, muchos colores. Una esencia, muchas manifestaciones físicas. Esto no será una mera percepción filosófica. Será una forma de vida.

Sentirá que cualquier cosa que sea destructiva para un ser humano es destructiva para todos. Sabrá que la esencia o fuerza vital que fluye a través de usted, fluye a través de todo. Esta conciencia superior le llevará a la conclusión a la que llegó el Mahatma Gandhi: «Dios no tiene religión». Esa conciencia le proporcionará la energía del amor, la cual nos ayudará a unirnos a todos.

6. Establecerá una nueva relación con la realidad. Cuando su alma se convierta en la fuerza que guíe su vida, romperá la relación habitual con la realidad. Los límites de su percepción se ampliarán para incluir otro mundo que coexiste con el nuestro. Sabrá que los límites existen en la medida en que el orden social define nuestras vidas. Trascenderá el orden social y romperá esa caduca relación una vez que haya transformado su realidad personal.

Cuando descubra que es ilimitado, diferentes opciones comenzarán a nacer, hijas del conocimiento ilimitado que reside en su interior. Ya no creerá ni siquiera en las suposiciones de más sólida apariencia sobre sí mismo y lo que le rodea. Sabrá que todos los «poderes» que se les re - conocen a los maestros espirituales están dentro de usted.

Sus niveles de conciencia cambiarán de un modo tan espectacular que ya no se sentirá limitado por la realidad de la mayoría.

7. Experimentará la entrega y la aceptación. Finalmente dejará de luchar y se limitará a dejarse ir, a pesar de que no consiga entender por qué acontecen tantas cosas que no están de acuerdo con la forma en que usted orquestaría el universo. Aceptará que Dios sabe lo que está haciendo. Este proceso le transformará, será más eficaz en su búsqueda.

Ya no juzgará a Dios. Por el contrario, sabrá que éste es un sistema inteligente. Los huracanes, los tornados, las muertes accidentales, el delito y la pobreza serán vistos como partes de este plan divino de la misma forma que lo son los días nublados, los mares en calma, la compasión, la prosperidad y la plácida muerte. Su deseo por mejorar las condiciones también participa de ese plan. Trabajará en ello, en lugar de centrarse en por qué son «erróneas» esas condiciones.

8. Se convertirá en un soñador despierto. Su mayor conciencia se lo permitirá. Todo lo que sea capaz de conseguir cuando sueña será posible cuando esté despierto. El poder de su mente para dar forma a lo que antes sólo podía ocurrir en sueños, comenzará a constituir su realidad en estado de vigilia.

En sueños, cuando quiere examinar en detalle un objeto no tiene que acercarse a él: atrae el objeto hacia usted con el poder de su energía interior. Con la misma energía, comenzará a dar forma a objetos o realidades en su estado de conciencia de vigilia.

Comenzará a poder desplazarse por el tiempo, crear los personajes que necesita la obra de su vida, a comunicarse con los difuntos, a estar en más de un sitio a la vez, a hacerse invisible, a conseguir parecer más viejo o más joven, y todos los otros «trucos» de los que disfruta en sus sueños.

Algunas personas necesitan toda una vida para aprender a convertirse en un soñador despierto. Con su consciencia superior y la guía de su yo más noble, se convertirá en uno de esos soñadores despiertos.

9. Conocerá el poder y el éxtasis del silencio. Descubrirá que cuando «guarda silencio» entra en uno de los lugares más sagrados que puedan existir.

Un momento de silencio es el más alto honor que podemos hacerle a alguien. Descubrirá que también es el más alto honor que puede hacerse a sí mismo. Como escribió Herman Melville: «El silencio es la única voz de nuestro Dios... A todas las cosas y emociones profundas las precede y acompaña el silencio».

Se apartará de la vida «ruidosa» y buscará el silencio. La oración y la meditación serán parte integral de su vida. Las respuestas que busca, la guía que necesita, la ayuda que requiere, aparecerán mientras practique el silencio como un modo de honrar su verdadero yo. Será capaz de vivir estos momentos preciosos a voluntad.

El ruido y la agitación serán incapaces de penetrar en su silencio. Entre el tráfico, en medio de tensas reuniones, durante ejercicios de competición, en casa, con sus hijos jugando y haciendo escándalo... será capaz de acceder a su propio silencio y saber qué quería decir Melville cuando escribió: «El silencio es la consagración general del universo. El silencio es la invisible imposición de las manos del divino pontífice sobre el mundo». Ésta será su realidad una vez lograda una mayor conciencia en su vida.

10. Sabrá que hay una solución espiritual para cada problema. En el reino del espíritu encontrará las respuestas para las dificultades. Su yo superior tiene la solución, con independencia de lo insoluble que pueda parecer el problema.

Los problemas como la adicción a las drogas, la comida y el alcohol tienen soluciones en su yo superior. Al entrar en su interior verá su excesivo deseo de algo externo como un mal refugio ante el dolor, Cuando comience a disfrutar del placer y alborozo por dirigir la mirada hacia su interior, el deseo y la necesidad de lo externo desaparecerá

Cuando empiece a conseguir un equilibrio perfecto al estar en paz, al escuchar su cuerpo, la pulsión de comer en exceso o ser indolente ya no gobernará su vida.

Cada problema —ya sea en una relación amorosa, económica o se refiera a la salud o la imagen personal— tiene una solución en su yo superior. Cuando esté en paz, goce del silencio, medite y escuche, escuche a Dios; se apartará de lo mundano y se encaminará hacia lo divino de su interior. Sabrá lo que necesita hacer.

11, Pasará de adquirir a compartir. En este superior estado de conciencia pasará de los deseos personales a preguntarse: «¿Cómo puedo ser de ayuda?». En lugar de centrarse en lo que puede obtener, le guiará el deseo de ayudar a satisfacer las necesidades de otros. Lo paradójico de esto es que entonces comenzará a ver que la abundancia afluye a su propia vida.

Deseará menos y sin embargo se sentirá más satisfecho. Apartará la atención de sí mismo y obtendrá placer al ayudar a los otros. Necesitará menos, querrá menos y se sentirá menos atraído por la adquisición y la posesión. Sabrá lo que quiso decir Albert Schweitzer cuando escribió estas palabras: «Cada hombre tiene que buscar por sus propios medios que su propio yo sea más noble, y para darse cuenta de cuál es su verdadero y propio valor. Tiene que dedicarle un poco de tiempo a sus semejantes. Aunque sea poca cosa, présteles ayuda, haga algo por ellos, algo por lo que no recibirá más que el privilegio de hacerlo. Porque recuerde, usted no vive sólo en el mundo. También están aquí sus hermanos».

12. Vivirá de manera auténtica. Ya no tendrá ninguna dificultad para ser usted mismo. Sabrá que una existencia vivida de modo auténtico conduce a la verdad universal y a una superior conciencia.

Se aceptará al saber que cualesquiera que sean sus actos en el pasado, incluso los que puedan haber sido destructivos e inmorales, fueron una parte de quien era en esa época y contenían grandes lecciones. Será capaz de decir con convicción: «Soy lo que soy». Mientras que a algunas de las personas que están cerca de usted esto podría resultarles difícil de aceptar, ya no será capaz de actuar en contra de sus ideas.

Cada vez le resultará más fácil escuchar sin estar a la defensiva, porque su conocimiento interior será grande y satisfactorio. Vivirá su existencia de forma auténtica: cumplirá el objetivo que tenía para estar aquí, sabiendo que «la vida pone exámenes» y aprendiendo de aquellos que suspendió. Su autenticidad se basará en el descubrimiento de que no puede emular a otras personas, y a pesar de eso ser sincero consigo mismo y con Dios.

13. La alegría será su estado natural. Accederá a un conocimiento interno plácido, como un tibio fluido que corre por dentro de usted. Descubrirá que la alegría es un estado natural y que puede alcanzarse sin recurrir a sustancias.

La alegría es un estado de gracia, y un estado de autosuficiencia. Es una conexión con Dios, una conexión con la verdad universal. La alegría, el contento, le proporciona la sensación de tener un propósito.

14. Enjuiciará menos y será más magnánimo. La conciencia superior anulará sus tendencias enjuiciadoras. Comenzará a ver que juzgar a los demás no los define a ellos, sino que le define a usted. En consecuencia, se sentirá menos inclinado a juzgar a las personas o las cosas.

Aceptará que los otros recorren su propio sendero. Aquello de ellos que antes le irritaba, se convertirá en el reflejo de una parte de usted mismo. Como lo expresó Carl Jung: «Todo lo que nos irrita de los demás puede conducirnos a un entendimiento de nosotros mismos».

Será capaz de verlo todo de esta forma no enjuiciadora. Aprenderá lecciones por las que se sentirá agradecido. Por eso, le resultará bastante fácil reconciliarse con el perdón.

Sabrá que aquello percibido como «erróneo» era divinamente correcto. La ausencia de crítica y la capacidad para perdonar aportarán una nueva serenidad a su vida.

También comenzará a perdonarse a sí mismo. Verá los errores como lecciones. Esto le liberará hacerse reproches a sí mismo. Ha tomado la decisión de ser libre.


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