Los mandamientos de la felicidad según Gurdjieff







Gurdjieff fue un maestro místico, escritor y compositor del siglo pasado, cuya principal aportación a la humanidad fue enseñar una forma de despertar conciencial, que él llamó “El cuarto camino”. Recorrió durante años diversos países orientales para rescatar sabidurías olvidadas capaces de desarrollar todo el potencial humano. Y supo integrar la sabiduría de Oriente con la energía de Occidente. Explicó que para conseguir la felicidad el hombre debía desarrollarse individualmente, convertirse aunque sólo fuera parcialmente en el ser genuino natural que es, y enseñar a otros ese despertar de la conciencia, de esta forma, al poco tiempo se crearía una masa crítica capaz de cambiar el mundo entero, en un mundo con propósito y con sentido.


Fija tu atención en ti mismo, sé consciente en cada instante de lo que piensas, sientes, deseas y haces.

Termina siempre lo que comenzaste.

Haz lo que estás haciendo lo mejor posible.

No te encadenes a nada que a la larga te destruya.

Desarrolla tu generosidad sin testigos.

Trata a cada persona como si fuera un pariente cercano.

Ordena lo que has desordenado.

Aprende a recibir, agradece cada don.

Cesa de autodefinirte.

No mientas ni robes, si lo haces te mientes y te robas a ti mismo.

Ayuda a tu prójimo sin hacerlo dependiente.

No desees ser imitado.

Haz planes de trabajo y cúmplelos.

No ocupes demasiado espacio.

No hagas ruidos ni gestos innecesarios.

Si no la tienes, imita la fe.

No te dejes impresionar por personalidades fuertes.

No te apropies de nada ni de nadie.

Reparte equitativamente.

No seduzcas.

Come y duerme lo estrictamente necesario.

No hables de tus problemas personales.

No emitas juicios ni críticas cuando desconozcas la mayor parte de los hechos.

No establezcas amistades inútiles.

No sigas modas.

No te vendas.

Respeta los contratos que has firmado.

Sé puntual.

No envidies los bienes o los éxitos del prójimo.

Habla sólo lo necesario.

No pienses en los beneficios que te va a procurar tu obra.

Nunca amenaces.

Realiza tus promesas.

En una discusión ponte en el lugar del otro.

Admite que alguien te supere.

No elimines, sino transforma.

Vence tus miedos, cada uno de ellos es un deseo que se camufla.

Ayuda al otro a ayudarse a sí mismo.

Vence tus antipatías y acércate a las personas que deseas rechazar.

No actúes por reacción a lo que digan bueno o malo de ti.

Transforma tu orgullo en dignidad.

Transforma tu cólera en creatividad.

Transforma tu avaricia en respeto por la belleza.

Transforma tu envidia en admiración por los valores del otro.

Transforma tu odio en caridad.

No te alabes ni te insultes.

Trata lo que no te pertenece como si te perteneciera.

No te quejes.

Desarrolla tu imaginación.

No des órdenes sólo por el placer de ser obedecido.

Paga los servicios que te dan.

No hagas propaganda de tus obras o ideas.

No trates de despertar en los otros emociones hacia ti como piedad, admiración, simpatía, complicidad.

No trates de distinguirte por tu apariencia.

Nunca contradigas, sólo calla.

No contraigas deudas, adquiere y paga en seguida.

Si ofendes a alguien, pídele perdón.

Si lo has ofendido públicamente, excúsate en público.

Si te das cuenta de que has dicho algo erróneo, no insistas por orgullo en ese error y desiste de inmediato de tus propósitos.

No defiendas tus ideas antiguas sólo por el hecho de que fuiste tú quien las enunció.

No conserves objetos inútiles.

No te adornes con ideas ajenas.

No te fotografíes junto a personajes famosos.

No rindas cuentas a nadie, sé tu propio juez.

Nunca te definas por lo que posees.

Nunca hables de ti sin concederte la posibilidad de cambiar.

Acepta que nada es tuyo.

Cuando te pregunten tu opinión sobre algo o alguien, di sólo sus cualidades.

Cuando te enfermes, en lugar de odiar ese mal considéralo tú maestro.

No mires con disimulo, mira fijamente.

No olvides a tus muertos, pero dales un sitio limitado que les impida invadir toda tu vida.

En el lugar en que habites consagra siempre un sitio a lo sagrado.

Cuando realices un servicio no resaltes tus esfuerzos.

Si decides trabajar para los otros, hazlo con placer.

Si dudas entre hacer y no hacer, arriésgate y haz.

No trates de ser todo para tu pareja; admite que busque en otros lo que tú no puedes darle.

Cuando alguien tenga su público, no acudas para contradecirlo y robarle la audiencia.

Vive de un dinero ganado por ti mismo.

No te jactes de aventuras amorosas.



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Extraído http://reconciliacioncuantica.com/tag/gurdjieff/








INDIVIDUALIDAD









POSEES 4 TESOROS DE INCALCULABLE VALOR


Para poder explicar esta cuestión, hay que empezar por definir que es la individualidad.

El ego es ese conjunto de creencias y conductas aprendidas. El ego es el concepto que: familia, vecinos, amigos,…yo,…tengo de mí mismo; ellos fijan unas expectativas para mí. El ego es la suma de las expectativas que ellos tienen de mí, más lo que pensamos acerca de nosotros. Pero no es la individualidad.

La individualidad es lo que está debajo de cada pensamiento, sentimiento o emoción sea este comprendido y aceptado o no. La individualidad es la que finalmente te da la fortaleza y el carácter.

La individualidad es una emanación singular, que nace del corazón y está presente sutilmente en los pensamientos, emociones y toma de decisiones de la persona. Está presente en el consciente y en el subconsciente.

Tu individualidad está formada por 4 tesoros que posees solo por haber nacido. Que posees solo porque quisiste hacer uso de tu derecho a crear. Esos tesoros son tuyos y nadie puede quitártelos,… a no ser que voluntariamente los entregues… esos 4 tesoros son el templo donde se sostiene tu individualidad. Lo que te hace único.

Esos 4 tesoros son: tu cuerpo, tu mente, tu tiempo y tu amor

Tu cuerpo te sostiene, te da movilidad, te permite ir y venir, puedes si lo deseas, caminar hasta donde quieras. No puedes comprar con el dinero ninguna parte del cuerpo, no puedes comprarte una pierna o un brazo…hay remedios…pero no puedes hacer que te crezca una mano nueva, ni siquiera un dedo. .. Ni aunque tengas toda la riqueza del mundo y seas el más poderoso en el mundo entero… si pierdes una parte de tu cuerpo no podrás comprarte una nueva.

Tu mente, te permite crear y relacionarte con tu entorno de una forma única. Te permite pensar, tomar decisiones, seguir tu instinto, ser creativo, expresarte y vivir de forma única. Tu mente puede ser tu aliada o puede atormentarte. Tu mente crea, es poderosa, todo aquello en lo que te enfocas es lo que atraes a tu vida. Tu mente te libera o te esclaviza.

Tu tiempo es tuyo. Lo que haces con él es asunto tuyo. A qué lo dedicas o en qué lo “gastas”. Ni con toda la riqueza del mundo, ni con todo el poder, se puede comprar un solo segundo más de vida. Cuando el tiempo se acaba, se acaba.

Tu amor también te pertenece exclusivamente. Lo que sientes por quien lo sientes es incuestionable e irrazonable. Puedes sentir ese amor cuando estas con alguien, cuando ríes con tus amigos, cuando restauras un mueble,…o en toda actividad o pensamiento que haga vibrar al corazón en la sintonía de “no pasa nada, todo está bien”. Eso tampoco se puede obtener ni con dinero ni con poder. Porque ese amor que te enternece, te centra, no se puede forzar de ningún modo. Se puede comprar quien esté contigo, pero estará con el dinero/poder, no contigo.

Y qué decir tiene que la propia sociedad (nosotros) perseguimos y castigamos a todo aquel que se atreve a hacer uso de su individualidad, que se atreve a ser diferente.

Hay que salir de la cultura de “ser como los demás”, dejar de ser manada para ser seres individuales que se apoyan y cooperan.

Ahora que sabes que no has venido sin nada a este mundo, sino que posees estos tesoros por derecho. Piensa en su valor cada vez que alguien te pida que “lo gastes” en eso o aquello,…y a cambio de qué lo estás cediendo?...



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Pon tu atención de nuevo en la luz interna










Por medio de la oración y la meditación, volvemos a dirigir nuestra atención a la luz interna, la cual, es la verdadera fuente de nuestro ser.

Nos empapamos con luz — nos renovamos, refrescamos y reponemos— de tal forma que podemos dar más luz a aquellos que la necesitan. Aumentamos nuestra reserva de amor.

Al comulgar con nuestro Ser Superior, el cual está sentado en el trono de nuestro corazón, también podemos acceder la sabiduría del corazón para encontrar soluciones a problemas difíciles.

Los místicos nos recomiendan combinar nuestras meditaciones con oraciones que salen del corazón encendido con amor.

Por ejemplo, el Zohar (en hebreo: זֹהַר‎‎, resplandor encendido, o resplandor), explica un texto Cabalista, “Cualquier cosa que alguien piense o, cualquier cosa sobre la cual medite en su corazón, realmente no puede realizarse hasta que lo enumere con sus labios”.

En Kabbalah: La clave de tu poder interior, Elizabeth Clare Prophet dijo que al igual que otras tradiciones espirituales, la Cábala reconoce el poder increíble del sonido por medio de la oración hablada. Ella citó el libro de Julius Schnorr, Moisés, Aron y Hur durante la batalla contra Amelek, el cual escribió que los mismos cabalistas decían que Moisés salvó a Israel al pronunciar los nombres de Dios en sus oraciones.

La palabra hablada activa el fruto de nuestra meditación sobre lo Divino y lo une en lo físico.

Toda tradición espiritual tiene sus propios métodos bellos para entrar al corazón con la oración y la meditación —desde la repetición silenciosa de palabras sagradas, como son los nombres de Dios—, hasta la repetición dinámica de mantras y el canto inspirado de canciones devocionales, como es la tradición hindú de los bajans a Shiva.

Los estudios científicos confirman que la oración funciona

Los científicos no saben por qué, o cómo funciona pero un número, cada vez mayor, de investigaciones sugieren lo que la gente ha sabido intuitivamente por miles de años: la oración funciona.

Un estudio bien conocido reveló que pacientes del corazón en el Hospital General de San Francisco, por los cuales se hicieron oraciones, estaban en mejor estado que los que no recibieron oraciones. Los pacientes por los cuales se hicieron oraciones requirieron menos antibióticos y desarrollaron menos complicaciones que los pacientes por los cuales no se hicieron oraciones.

El Dr. William Nolan, dijo esto acerca de esa investigación, «Tal vez nosotros, los médicos, deberíamos escribir nuestras propias recetas, ‘orar tres veces al día’. Si funciona, funciona».

Otra investigación, hecha en el centro médico Dartmouth-Hitchcock, examinó cómo las oraciones de los pacientes afectaron su recuperación de cirugía a corazón abierto. Este estudio que se efectuó en 1995, mostró que los pacientes que dijeron que obtuvieron consuelo y fortaleza de su fe religiosa, la cual suponía incluir oraciones, tenían una probabilidad tres veces más alta para sobrevivir seis meses después de una cirugía, que los pacientes «no religiosos».

Algunas personas no creen en estudios como este, y creen que los resultados fueron influenciados por la expectativa que tenía la gente de que se iban a sanar.

Según Larry Dossey, autor de Palabras sanadoras, estos estudios, los cuales utilizaron grupos por los cuales no se oró, encontraron que los ratones, las semillas y el mismo moho y las células rojas, se podían sanar o ser protegidas por la oración.

Estas investigaciones mostraron lo fuerte que puede ser la mente y sugieren que la oración realmente funciona. Muestran un principio que tal vez ya hayan descubierto por si mismos —se puede usar la oración para crear cambios materiales y espirituales en su vida.

Prueben un experimento al dar un fíat para equilibrar la llama trina.



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Extraído http://tsl.org/maestrosascendidos/tu-atencion-en-la-luz-interna/