KWAN YIN LLAMAS DE AMOR






III. PARA TI.




A ti que llevas un dolor en tu alma, a ti a quien los trinos de los pájaros no logran hacer olvidar tu pena, a ti que sufres en silencio pensando que nadie comprende la magnitud del dolor que llevas, a ti que te sientes olvidado por los ángeles del cielo y por el Dios Omnipotente. A ti van dirigidas estas palabras: Porque hasta aún el zumbido de las moscas en su volar silencioso, es escuchado por el oído atento de Dios de los cielos, y aunque Él te ha hablado, aunque Él ha dirigido hacia ti los rayos del sol para que alumbren tu interno, tú persistes en tu soledad ignorando esas muestras de amor infinito. Aun cuando Él ha hecho florecer miles de plantas a la orilla de tu camino, tú las has ignorado y has seguido de frente sintiéndote solo. Aun cuando Él ha puesto cerca de ti muchos niños con sonrisas en sus labios, tus ojos y oídos se han cerrado para todo aquello que no sea tu dolor. Aun cuando Dios mismo te ha hablado desde muy adentro de tu ser, haciéndote recordar los momentos felices que has vivido en tiempos pasados, tu mente obstinada continúa reviviendo esos instantes de dolor que han cambiado tu vida y que ahora prefieres recordar, en lugar de pensar que el dolor ya pasó y lo que vives ahora es un mundo distinto, diferente, que sólo espera tu atención para volver a tomar color y alegría dentro de tu ser.

Mira que eres esclavo de los recuerdos y que éstos rondan tu cabeza como si fueran fantasmas de tristeza, que se regocijan en mantenerte en ese estado de depresión. Date unos instantes, tan sólo unos momentos, pon atención a estas palabras y dirige tu mirada a ti mismo preguntándote: ¿por qué sufro? y esa razón, por más poderosa que sea, se encuentra ya en tu pasado, en tu historia, es tan sólo un recuerdo, no es un presente, lo que en tu presente te aqueja, es la imposibilidad de aceptar eso que te ha pasado.
Ahora, sigue en estos momentos de reflexión pensando así: Mi vida es ahora distinta y no me es posible saber si mañana tendré alegrías o fracasos, por lo tanto, ¿debo gastar mi vida lamentándome de cosas que han pasado? o ¿buscaré vivirla aceptándola tal como Dios mismo me la ha dispuesto? De tu respuesta dependerá probablemente tu felicidad futura.

Eleva tus ojos al cielo y observa ese Sol que te alumbra, o esa Luna y Estrellas que adornan la cúpula celeste bajo la cual moras, míralas y piensa: ellas son eternas, han permanecido allí desde hace miles de años y continuarán allí miles de años más, mi vida es como el mar que se agita al llegar a la playa y se convierte en olas que suben y bajan y arrastran las arenas. Pero más adentro, en lo más interno de mi ser, mora el gran océano en calma, infinito, inmutable, sin los vaivenes de las olas en la playa, sin mis altibajos que mi conciencia humana me hace pasar.

¿Dónde estás misteriosa alma humana que moras dentro de mí y que sutilmente percibo sin llegar eternamente a comprender? Y ahora esta voz te responde: estoy tan dentro de ti, que ni el más interno de tus huesos lograría siquiera acercarse a la periferia donde resido; estoy en cada célula de tu cuerpo y aún estoy en cada átomo de luz que conforman esas células; soy tu conciencia Divina, soy tu Dios interior, soy tu contacto permanente con el Creador de todas las cosas, y soy también la garantía de tu felicidad, y tu paz interior se encuentra siempre dentro de ti.

¿Qué dolor puede ser tan grande que mi poder no pueda vencer?, ¿Qué tristeza puede hundirte al grado de que sientas separarte de mí? Entiende que es tu resistencia a aceptar las cosas, la razón de tu tristeza; entiende también que en el girar de los mundos y en las leyes que gobiernan a este Universo, la separación de dos seres, las enfermedades del cuerpo y todo aquello que pudiera haberte causado esa tristeza, son manifestaciones temporales de una misma esencia que es eterna.

Penetra en los misterios del cosmos, siente tu grandeza cuando mires al mundo y sepas que tú eres responsable de esa creación; olvida momentáneamente tu pequeñez con todos los dolores que van asociados a ella, y elévate por las cumbres de las montañas más altas para percibir de una ojeada, el gran reino que fue puesto bajo tu cuidado.

¿Qué tristeza o que dolor puede ser tan grande, que te haga olvidar la gran responsabilidad que tienes para con el Universo? Hombre pequeño, reconoce que eres pequeño únicamente en tu comprensión, pero de la misma manera como una pequeña nuez rompe su dura cáscara para convertirse en un frondoso y majestuoso nogal, de la misma manera Yo espero y esperaré eternamente, a que tú rompas la dura corteza de tu inconsciencia, y puedas erguirte majestuoso, tomando plena posesión de tu Divinidad.

No importa lo que pienses, no importa lo que sientas, todo es temporal; hoy sufres, mañana reirás, y después volverás a sufrir, hasta que entiendas que esos cambios en tu conciencia, son derivados de tu escasa comprensión y al alejamiento que tienes de esa fuente interior desde donde te estoy hablando.

Recuerda siempre que no importa donde te encuentres, no importa la situación, estado de salud o de conciencia en que estés morando, Yo moro dentro de ti, en cada átomo, en cada órgano; y en cada pensamiento que tú emanas, parte de mi energía va con él, soy tú mismo pero desde muy dentro de ti; por eso, ahora, que escucho tu dolor y siento tus reclamos, te hablo y hago un llamado para que abras tu mente y percibas la luz que te estoy enviando.

El amor es vida, es energía y es el motor de la existencia.

Los corazones humanos muchas veces actúan como cárceles cuando han sentido los rasguños de la incomprensión humana, pero si es triste contemplar la ignorancia de los hombres, más triste es observar corazones encarcelados. Quita las cadenas de tu corazón, vuelve a encender la antorcha del amor y entrégalo a cuanto ser encuentres a tu paso, porque debes saber que el amor es para el hombre, lo que el agua es para las plantas, es la vida, es la energía y es el motor de la existencia.

Recuérdalo siempre y cada noche, cuando presa de tu tristeza y de tu dolor vuelvas a sentir soledad, toma estas líneas y repitiéndolas en voz alta, repítelas una y mil veces, hasta que sientas que esta voz proviene de ti mismo, hasta que sientas Mi presencia en ti, y a mi amor inundándote y desbordándose de adentro hacia afuera. Si lo haces, serás una flor renacida, la primavera volverá a llegar a tu vida y el frío invierno se alejará de ti. Un nuevo sol alumbrará tus pasos y la vida entera retomará su curso, porque una flor se ha abierto nuevamente.


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LOS SIETE ASPECTOS DE DIOS de EMMET FOX





El primer aspecto principal de


IOS


ES VIDA


Dios no sólo es viviente y da vida, sino que Él es Vida. Donde Dios está, allí hay vida.

Cuando estás enfermo, estás sólo parcialmente vivo. Poca gente expresa a Dios en una manera adecuada porque ellos carecen del sentido de la vida.

La alegría es una de las más altas expresiones de Dios como Vida. En realidad, ésta es una fusión de vida y amor. La Biblia dice: “Los hijos de Dios gritan de alegría”. Cuando nosotros nos damos cuenta de nuestra divina ascendencia, tenemos que experimentar alegría. La alegría siempre tiene un efecto expansivo, así como el miedo tiene un efecto de contracción. Cuando una persona dice “Yo puedo”, adviertes un movimiento hacia adelante y expansivo, pero cuando dice “Yo no puedo”, se retrae. Tú no puedes imaginarte una persona diciendo “Sí, yo puedo”, con un gesto de acobardamiento, o “No, yo no puedo” de una manera franca y optimista. El cuerpo siempre expresa el pensamiento; el pensamiento de Vida cura e inspira, mientras que los pensamientos de miedo y muerte, contraen y destruyen.

La comprensión de la Vida Divina sana a los enfermos. Los animales usualmente responden rápido, y las plantas también muy rápido, ya que ellos no tienen ese fuerte sentido del egoísmo personal que muchos seres humanos tienen. Nunca inventan en sus mentes que no pueden recibir el bien o que “la enfermedad es enviada con un buen propósito”. Tampoco se desaniman al no ser curadas más pronto



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EL PRINCIPITO de ANTOINE DE EXUPERRY









En efecto, en el planeta del principito, como en todos los planetas, había hierbas buenas y hierbas malas. Como resultado de buenas semillas de buenas hierbas y de malas semillas de malas hierbas. Pero las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una de ellas se le ocurre despertarse. Entonces se estira y, tímidamente al comienzo, crece hacia el sol una encantadora briznilla inofensiva. Si se trata de una planta mala, debe arrancarse la planta inmediatamente, en cuanto se ha podido reconocerla.

Había, pues, semillas terribles en el planeta del principito. Eran las semillas de los baobabs. El suelo del planeta estaba infestado. Y si un baobab no se arranca a tiempo, ya no es posible desembarazarse de él. Invade todo el planeta. Lo perfora con sus raíces. Y si el planeta es demasiado pequeño y si los baobabs son demasiado numerosos, lo hacen estallar.

"Es cuestión de disciplina", me decía más tarde el principito. "Cuando uno termina de arreglarse por la mañana, debe hacer cuidadosamente la limpieza del planeta. Hay que dedicarse regularmente a arrancar baobabs en cuanto se les distingue entre los rosales, a los que se parecen mucho cuando son muy jóvenes. Es un trabajo muy aburrido, pero muy fácil."

Y un día me aconsejó que me aplicara a lograr un hermoso dibujo, para que entrara bien en la cabeza de los niños de mi tierra. "Si algún día viajan  -me decía-  podrá serles útil. A veces no hay inconveniente en dejar el trabajo para más tarde. Pero, si se trata de los baobabs, es siempre una catástrofe.



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