Queridos hombres y mujeres, los saludo a todos. Estoy aquí entre ustedes como un alma, como una mujer, como una hermana. Soy una con ustedes, y habiendo, siendo humana conozco desde adentro todos los sentimientos que hoy tienen ustedes. No son extraños para mí.
Lo que más me llama la atención, ahora que estoy observando la vida en la Tierra desde este lado, es la preciosidad de la vida en la Tierra. La vulnerabilidad del ser humano, el dolor y las heridas que ustedes sufren mientras están en la Tierra, y a la inversa, vuestro increíble valor, vuestro persistente deseo de Luz y Amor, vuestra perseverancia y alegres victorias. Para mí eso caracteriza a la Tierra ahora. Yo los veo como ángeles valientes que emprenden esa experiencia, esa experiencia por ustedes mismos.
Cuando ustedes descienden a la vida terrenal, casi siempre vienen de un reino que vibra a un nivel más alto de lo que lo hace ahora la sociedad humana en la Tierra. Desde algún lugar profundo ustedes dicen “sí” a encontrar esta energía terrestre. Ustedes hacen la elección: “Me voy a hacer cargo de esto”: la danza con la vida en la Tierra, la cual en parte es la danza con la oscuridad, con el miedo, con la resistencia, con la soledad y con el sentimiento de estar perdido. Ustedes tomaron ese riesgo, y yo ahora puedo ver por qué. A pesar de todo el sufrimiento, del esfuerzo, de la pesadez, no hay otro lugar tan profundo, tan rico y tan intenso como cuando están encarnados en la materia, en la forma.
Sin embargo, a menudo, ustedes quieren salirse de la forma y moverse más allá, fundirse con algo más grande, algo superior. Buscan ser liberados de los confines de la vida terrenal. Pero yo veo vuestra belleza tal como son, como seres humanos: hombre, mujer, niño o adulto. En esa forma específica que tienen ustedes irradian la Luz de la Creación. Muchas tradiciones espirituales han estado enfocadas en la trascendencia de la forma humana: “el cuerpo no es bueno, no es un mensajero de la verdad; las emociones no son de confiar, las pasiones están fuera de todo cuestionamiento; la sexualidad es una fuente de tentación, sí incluso venenosa.” Toda la existencia terrenal realmente fue debilitada y extirpada de su santidad por esta clase de pensamiento y esto ha ocurrido por un deseo de control.
Ha habido poderes en la Tierra que quisieron tener control sobre la vida. Y para ejercer el control sobre las personas, sobre la vida, la mejor forma de lograrlo es por medio de la mente: a través de ideas e imágenes que ustedes diseminan, que usan para adoctrinar. El control mental es por lejos más abarcador que la manipulación a través del poder físico. Ustedes pueden tocar profundamente a las personas en sus almas y cambiarlas cuando ponen delante de ellas ciertas imágenes acerca de cómo son, acerca de vuestra solvencia o indignidad, y de la bondad o “maldad” de sus impulsos naturales.
De ese modo ustedes han sido muy profundamente afectados, y debido a ese condicionamiento de muchas maneras comenzaron a ver la vida en la Tierra como sin sentido. Esto se les ha enseñado, e inconscientemente ustedes aún acarrean estas impresiones. Aún tienen una influencia en cómo piensan acerca de ustedes mismos, en cómo sienten vuestro cuerpo, vuestra sensualidad, vuestros deseos, vuestras emociones y vuestras pasiones.
En estos días las cosas comienzan a aflojar; las viejas ideas están al borde del colapso. Esto es porque más y más personas están despertando, sintiendo el deseo de ser auténticos. Esta nueva ola de energía está despertando a las personas individualmente, uno por uno, y a medida que crece afectará a la sociedad como un todo. Es un movimiento de retorno a la Tierra, podrían decir, y de regreso a vuestro ser natural, siendo parte de la Tierra. Vuestro cuerpo es parte de la Tierra: vuestra sexualidad, vuestros instintos, el lenguaje de vuestro cuerpo, son parte de la Tierra. Vuestra naturaleza terrenal no puede ser negada indefinidamente; es una parte viable de la Creación.
¿Y cómo están las cosas con ustedes en esa conexión entre lo bajo y lo elevado? Tradicionalmente se les dijo que esa espiritualidad tenía que ver con “lo elevado”, y a menudo también con la servidumbre a un ideal – tal como encomendarse al servicio de vuestro vecindario o comunidad. Y lo bajo fue equiparado con lo que está basado en el ego, enfocado en uno mismo, persiguiendo vuestros propios deseos. Si ustedes seguían vuestras propias inclinaciones, se “salían de la pista”; lo basado en el ego estaba cargado con el pecado y el juzgamiento.
Ahora, sin embargo, ustedes están en el medio de una transformación en cuanto a lo que piensan acerca de la espiritualidad. Sienten ese llamado para el cambio desde todo vuestro ser, y han venido aquí a apoyar el despertar de la conciencia en la Tierra. Antes de que dieran el salto a vuestra vida actual, ustedes sintieron el potencial de un cambio fundamental que tendría lugar en esta época. Vuestra alma sintió este tirón y decidieron: “quiero ser parte de esto, así que aquí voy otra vez”. El dominio de la vieja conciencia había sido estirado al límite, por decirlo así. Las cosas deberían ser diferentes ahora. Incluso la supervivencia de la humanidad, de la naturaleza y de la armonía con la Tierra depende de esto.
Este proceso de despertar y de transformación les pide que se vuelquen hacia lo así llamado inferior en ustedes mismos y que le asignen un valor completamente diferente. ¿Y qué significa ese giro hacia lo inferior? Hacer conexión con vuestro cuerpo, con vuestro abdomen, con vuestros sentimientos – reconociendo vuestra propia naturaleza animal. Como seres humanos han vivido tanto tiempo en vuestra mente que han perdido la conexión con lo que yo llamaría vuestra “animalidad”, la parte animal, instintiva en ustedes. Ese término inmediatamente evoca en ustedes ciertas asociaciones, ¿pero qué es realmente la “animalidad”? Los animales no tienen energía mental, como tienen las personas. Ellos viven del instinto, pero ese instinto es mucho más sofisticado. El instinto está en vuestro abdomen. El instinto les ayuda a sentir directamente cómo se sienten las cosas para ustedes: se siente bueno o se siente repulsivo; si trae algo deseable o si ustedes prefieren que se vaya. Pero lo que es difícil para las personas es confiar en sus instintos, y a veces ellos ya no pueden sentirlos. Han vivido tan fuertemente desde la cabeza que han perdido la conexión con vuestros instintos, la sabiduría de vuestra naturaleza animal.
Vuestra relación problemática con vuestra animalidad, el animal dentro de ustedes, se muestra claramente en el área de la sexualidad. ¿Qué sucede cuando las personas entran en una relación íntima, sexual, con otro? En una amistad, donde no hay sexualidad, hasta cierto punto ustedes pueden permanecer fuera del área de lo instintivo, de la naturaleza animal. Pueden conectarse desde la cabeza, y cuando la conexión se hace más profunda también desde el corazón. Pero una vez que el área de la sexualidad se abre entre dos personas, hay otras fuerzas en juego. Hay una atracción instintiva a nivel físico, una atracción entre opuestos, que tiene poco que ver con la cabeza y no necesariamente con el corazón tampoco. El poder de la pasión sexual a menudo atemoriza a las personas y ellos pueden actuar de dos maneras. La atracción puede infundir tal miedo de perder el control, de perderse a uno mismo, que se apagan y se retiran. O ustedes siguen el flujo de la atracción, pero se mantienen enfocados en las sensaciones de deseo sexual que tienen en el cuerpo y no se abren a la intimidad profunda a la que la sexualidad puede iniciarlos. Es muy raro que dos personas puedan estar en intimidad y experimentar una conexión tanto a nivel de su naturaleza animal como de su corazón.
Esto es una pena, porque la sexualidad realmente puede ser la puerta de entrada a una profunda mezcla de amor humano y espiritual. ¿Por qué es tan difícil para los hombres y mujeres experimentar el aspecto sagrado y sanador de la sexualidad? Cuando se trata de lo físico, de los instintos sexuales, ustedes han crecido con toda clase de tabúes y prohibiciones. Eso ha comenzado a cambiar desde hace algunas décadas, pero aún no hay una libertad real en ésa área. ¿Pueden sentirse cómodos con las sensaciones de deseo sexual que ustedes experimentan? ¿Pueden disfrutarlas? ¿O en realidad es algo inquietante de lo cual quieren deshacerse, ya sea teniendo sexo físico (lo cual hace que el sexo sea “rascarse donde pica”) o saliéndose de eso a través de la fuerza mental? Todavía es difícil para las personas abrazar juguetona y alegremente sus propios deseos sexuales. Lo que sucede es que ellos o se estancan en juzgamientos o miedos acerca de eso, yendo hacia la mente, o se sumergen en sus deseos sexuales de una manera culpable, secreta, haciendo de la sexualidad algo que sucede en la oscuridad. En ambos casos no puede haber conexión entre el corazón y la bestia, entre lo superior y lo inferior, entre la lujuria y el amor. El no ser capaz de valorar la parte animal, también les apaga la parte amorosa y espiritual.
¿Cómo pueden reconectar lo que fue separado y sentirse más libres con vuestra propia naturaleza sexual y animal? Ante todo, honren el cuerpo y suelten los viejos juzgamientos acerca de la lujuria y de la sexualidad. El deseo sexual es un flujo natural de energía generado por el cuerpo. Es inocente y no es inherentemente peligroso o destructivo. Traten de recibirlo con alegría y con placer. Siempre que sientan deseo sexual, disfruten las sensaciones de hormigueo en vuestro cuerpo, véanlo como agradable en sí mismo, sin tener que actuar sobre eso. Hay una sensualidad básica en vuestro cuerpo que existe como una tendencia subyacente, y les permite disfrutar diferentes clases de sensaciones corporales tales como comer, beber, tocar, danzar, bañarse o caminar al sol. La sexualidad, tener sexo con otra persona, es una expresión de esta sensualidad básica que les pertenece como seres humanos. No se avergüencen de eso, disfrútenlo. Vuestra naturaleza sensual es algo precioso y delicioso. Si ustedes abrazan vuestra propia naturaleza sensual y reciben las sensaciones de deseo sexual con una mente abierta, ¡se divertirán con ella! Podrían compartirlo con otra persona y si hay una conexión más profunda entre ustedes dos, notarán cómo el flujo del deseo sexual en realidad los acercará, permitiendo que vuestros corazones se abran uno al otro y se fundan no sólo a nivel físico sino también a nivel emocional y espiritual.
El deseo sexual puede conducir al amor y a la intimidad genuina. Lo que quiero enfatizar es que el deseo sexual no es lo opuesto al amor sereno y sagrado entre dos personas. La lujuria y el amor pueden ir de la mano y el deseo sexual en realidad puede ayudarlos a alcanzar un profundo estado de intimidad con otra persona, si ustedes se rinden a él sin vergüenza o reserva. Ustedes tienen esas ideas profundas de que si se sueltan, si cabalgan la ola de vuestras emociones o pasiones, las cosas se escaparán de las manos. Pero con frecuencia es justo lo opuesto. Si intentan frenar o controlar algo como la pasión sexual, están trabajando en contra de una fuerza natural que es tan poderosa que de todos modos ustedes se perderán. Al frenarla, ustedes provocan expresiones retorcidas e incluso pervertidas de la sexualidad. Degradar las formas de la sexualidad siempre va acompañado de juzgamientos rígidos y enfermizos acerca de la naturaleza humana. Es por eso que el fervor religioso y la perversidad sexual a menudo van de la mano.
Sentirse seguro con vuestra propia naturaleza sexual es el primer paso hacia una conexión íntima con otra persona. Ustedes aprecian vuestro propio cuerpo y la clase de experiencias que quiere ofrecerles. Por supuesto, conectarse íntimamente con otra persona requiere más que sólo esto. Están tratando con otro ser, conformado y moldeado por un trasfondo y una historia diferentes. Para que ambos se sientan seguros y a salvo, vuestros corazones tendrán que abrirse uno al otro. Ambos habrán construido defensas para protegerse de rendirse a otro, en contra de la confianza. Todos ustedes acarrean dentro viejas heridas emocionales. Cada uno de ustedes tiene tales defensas y es importante reconocerlas en ustedes mismos. La intimidad emocional surge cuando ustedes están decididos a enfrentar vuestros propios miedos y cuando realmente desean comprender los dolores de cada uno. Cuando estén dispuestos a hacerlo, habrá alegría en vuestros corazones y habrá un flujo de sanación entre ustedes. Se acercarán, tanto a nivel del cuerpo como a nivel del alma. Este delicado proceso de acercamiento es de lo que realmente se trata el arte de hacer el amor. Involucra devoción, paciencia, honestidad y coraje. Es tanto apasionado como altamente espiritual.
Cuando inicialmente hablé acerca de la preciosidad de la experiencia humana en la Tierra, también me estaba refiriendo al arte de hacer el amor. Como un alma ustedes no están ligados a la forma. No son, en su esencia, un hombre o una mujer, un niño o un adulto, un enfermo o una persona sana – todas éstas son manifestaciones temporales. Sin embargo, aquellas formas no permanentes ofrecen una variedad de experiencias que son potencialmente exquisitas y profundamente espirituales. Ser una mujer o un hombre les ofrece la posibilidad de experimentar el hacer el amor humano y disfrutarlo físicamente, emocionalmente y espiritualmente.
En la sociedad humana hay mucha confusión acerca de la sexualidad. En el encuentro entre un hombre y una mujer puede haber una apertura hacia una comunión sagrada, un espacio en el cual ustedes se sienten elevados hacia una totalidad que trasciende a ambos como seres humanos. Pueden llamarlo el alma o Dios, pero lo notable es que esta experiencia sagrada no se parece para nada a la lujuria, aunque la lujuria – explorarse uno a otro físicamente – forma parte de la entrada a esto. Vuestra naturaleza terrenal no es inferior o vil; la sexualidad y la espiritualidad pueden ser socios. Es por eso que yo los aliento a sentirse cómodos con vuestra propia pasión, con vuestros deseos corporales, con vuestra sexualidad. Explórenlo a vuestro propio tiempo y a vuestro propio ritmo. De hecho, me gustaría invitarlos ahora a que permitan que su conciencia descienda dentro de vuestro abdomen. Vuestra conciencia no es nada más que el foco, entonces ahora dirijan ese foco hacia vuestro abdomen. Experimenten cómo se siente esa área, y húndanse incluso más profundo dentro de la región de vuestros órganos sexuales y el chakra raíz – vuestra pelvis. Desciendan con vuestra atención hacia abajo hacia esa región de vuestro cuerpo siendo objetivos y neutrales. Ésta es una parte maravillosa de vuestro cuerpo, y sientan aquí la fuente de la fuerza de vida – pueden ver o sentir un color. Experimenten cómo pueden permitir que ese flujo de la fuerza de vida, de la sensualidad y de lo físico, descienda hacia vuestras piernas y haga una conexión con la Tierra. Sientan cuán beneficioso y natural es experimentar este flujo del cuerpo.
Observen, si pueden, si vuestro cuerpo necesita algo ahora, si están permitiendo que vuestro cuerpo experimente todo lo que quiere experimentar. ¿Tal vez haya algo que vuestro cuerpo quisiera experimentar más a menudo en vuestra vida diaria? Puede ser algo simple, algo que ustedes omiten con vuestra cabeza. Tomen seriamente esas necesidades; el cuerpo quiere llevarlos al Hogar. El cuerpo no está en oposición al alma, es el alma en forma material. Es vuestra cabeza, más que vuestro cuerpo, lo que los destierra de vuestra alma. Hagan las paces con vuestro cuerpo y disfruten de sus múltiples ofrecimientos.
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