LA LUJURIA Y EL AMOR

 










Queridos hombres y mujeres, los saludo a todos. Estoy aquí entre ustedes como un alma, como una mujer, como una hermana. Soy una con ustedes, y habiendo, siendo humana conozco desde adentro todos los sentimientos que hoy tienen ustedes. No son extraños para mí.

Lo que más me llama la atención, ahora que estoy observando la vida en la Tierra desde este lado, es la preciosidad de la vida en la Tierra. La vulnerabilidad del ser humano, el dolor y las heridas que ustedes sufren mientras están en la Tierra, y a la inversa, vuestro increíble valor, vuestro persistente deseo de Luz y Amor, vuestra perseverancia y alegres victorias. Para mí eso caracteriza a la Tierra ahora. Yo los veo como ángeles valientes que emprenden esa experiencia, esa experiencia por ustedes mismos.

Cuando ustedes descienden a la vida terrenal, casi siempre vienen de un reino que vibra a un nivel más alto de lo que lo hace ahora la sociedad humana en la Tierra. Desde algún lugar profundo ustedes dicen “sí” a encontrar esta energía terrestre. Ustedes hacen la elección: “Me voy a hacer cargo de esto”: la danza con la vida en la Tierra, la cual en parte es la danza con la oscuridad, con el miedo, con la resistencia, con la soledad y con el sentimiento de estar perdido. Ustedes tomaron ese riesgo, y yo ahora puedo ver por qué. A pesar de todo el sufrimiento, del esfuerzo, de la pesadez, no hay otro lugar tan profundo, tan rico y tan intenso como cuando están encarnados en la materia, en la forma.

Sin embargo, a menudo, ustedes quieren salirse de la forma y moverse más allá, fundirse con algo más grande, algo superior. Buscan ser liberados de los confines de la vida terrenal. Pero yo veo vuestra belleza tal como son, como seres humanos: hombre, mujer, niño o adulto. En esa forma específica que tienen ustedes irradian la Luz de la Creación. Muchas tradiciones espirituales han estado enfocadas en la trascendencia de la forma humana: “el cuerpo no es bueno, no es un mensajero de la verdad; las emociones no son de confiar, las pasiones están fuera de todo cuestionamiento; la sexualidad es una fuente de tentación, sí incluso venenosa.” Toda la existencia terrenal realmente fue debilitada y extirpada de su santidad por esta clase de pensamiento y esto ha ocurrido por un deseo de control.

Ha habido poderes en la Tierra que quisieron tener control sobre la vida. Y para ejercer el control sobre las personas, sobre la vida, la mejor forma de lograrlo es por medio de la mente: a través de ideas e imágenes que ustedes diseminan, que usan para adoctrinar. El control mental es por lejos más abarcador que la manipulación a través del poder físico. Ustedes pueden tocar profundamente a las personas en sus almas y cambiarlas cuando ponen delante de ellas ciertas imágenes acerca de cómo son, acerca de vuestra solvencia o indignidad, y de la bondad o “maldad” de sus impulsos naturales.

De ese modo ustedes han sido muy profundamente afectados, y debido a ese condicionamiento de muchas maneras comenzaron a ver la vida en la Tierra como sin sentido. Esto se les ha enseñado, e inconscientemente ustedes aún acarrean estas impresiones. Aún tienen una influencia en cómo piensan acerca de ustedes mismos, en cómo sienten vuestro cuerpo, vuestra sensualidad, vuestros deseos, vuestras emociones y vuestras pasiones.

En estos días las cosas comienzan a aflojar; las viejas ideas están al borde del colapso. Esto es porque más y más personas están despertando, sintiendo el deseo de ser auténticos. Esta nueva ola de energía está despertando a las personas individualmente, uno por uno, y a medida que crece afectará a la sociedad como un todo. Es un movimiento de retorno a la Tierra, podrían decir, y de regreso a vuestro ser natural, siendo parte de la Tierra. Vuestro cuerpo es parte de la Tierra: vuestra sexualidad, vuestros instintos, el lenguaje de vuestro cuerpo, son parte de la Tierra. Vuestra naturaleza terrenal no puede ser negada indefinidamente; es una parte viable de la Creación.

¿Y cómo están las cosas con ustedes en esa conexión entre lo bajo y lo elevado? Tradicionalmente se les dijo que esa espiritualidad tenía que ver con “lo elevado”, y a menudo también con la servidumbre a un ideal – tal como encomendarse al servicio de vuestro vecindario o comunidad. Y lo bajo fue equiparado con lo que está basado en el ego, enfocado en uno mismo, persiguiendo vuestros propios deseos. Si ustedes seguían vuestras propias inclinaciones, se “salían de la pista”; lo basado en el ego estaba cargado con el pecado y el juzgamiento.

Ahora, sin embargo, ustedes están en el medio de una transformación en cuanto a lo que piensan acerca de la espiritualidad. Sienten ese llamado para el cambio desde todo vuestro ser, y han venido aquí a apoyar el despertar de la conciencia en la Tierra. Antes de que dieran el salto a vuestra vida actual, ustedes sintieron el potencial de un cambio fundamental que tendría lugar en esta época. Vuestra alma sintió este tirón y decidieron: “quiero ser parte de esto, así que aquí voy otra vez”. El dominio de la vieja conciencia había sido estirado al límite, por decirlo así. Las cosas deberían ser diferentes ahora. Incluso la supervivencia de la humanidad, de la naturaleza y de la armonía con la Tierra depende de esto.

Este proceso de despertar y de transformación les pide que se vuelquen hacia lo así llamado inferior en ustedes mismos y que le asignen un valor completamente diferente. ¿Y qué significa ese giro hacia lo inferior? Hacer conexión con vuestro cuerpo, con vuestro abdomen, con vuestros sentimientos – reconociendo vuestra propia naturaleza animal. Como seres humanos han vivido tanto tiempo en vuestra mente que han perdido la conexión con lo que yo llamaría vuestra “animalidad”, la parte animal, instintiva en ustedes. Ese término inmediatamente evoca en ustedes ciertas asociaciones, ¿pero qué es realmente la “animalidad”? Los animales no tienen energía mental, como tienen las personas. Ellos viven del instinto, pero ese instinto es mucho más sofisticado. El instinto está en vuestro abdomen. El instinto les ayuda a sentir directamente cómo se sienten las cosas para ustedes: se siente bueno o se siente repulsivo; si trae algo deseable o si ustedes prefieren que se vaya. Pero lo que es difícil para las personas es confiar en sus instintos, y a veces ellos ya no pueden sentirlos. Han vivido tan fuertemente desde la cabeza que han perdido la conexión con vuestros instintos, la sabiduría de vuestra naturaleza animal.

Vuestra relación problemática con vuestra animalidad, el animal dentro de ustedes, se muestra claramente en el área de la sexualidad. ¿Qué sucede cuando las personas entran en una relación íntima, sexual, con otro? En una amistad, donde no hay sexualidad, hasta cierto punto ustedes pueden permanecer fuera del área de lo instintivo, de la naturaleza animal. Pueden conectarse desde la cabeza, y cuando la conexión se hace más profunda también desde el corazón. Pero una vez que el área de la sexualidad se abre entre dos personas, hay otras fuerzas en juego. Hay una atracción instintiva a nivel físico, una atracción entre opuestos, que tiene poco que ver con la cabeza y no necesariamente con el corazón tampoco. El poder de la pasión sexual a menudo atemoriza a las personas y ellos pueden actuar de dos maneras. La atracción puede infundir tal miedo de perder el control, de perderse a uno mismo, que se apagan y se retiran. O ustedes siguen el flujo de la atracción, pero se mantienen enfocados en las sensaciones de deseo sexual que tienen en el cuerpo y no se abren a la intimidad profunda a la que la sexualidad puede iniciarlos. Es muy raro que dos personas puedan estar en intimidad y experimentar una conexión tanto a nivel de su naturaleza animal como de su corazón.

Esto es una pena, porque la sexualidad realmente puede ser la puerta de entrada a una profunda mezcla de amor humano y espiritual. ¿Por qué es tan difícil para los hombres y mujeres experimentar el aspecto sagrado y sanador de la sexualidad? Cuando se trata de lo físico, de los instintos sexuales, ustedes han crecido con toda clase de tabúes y prohibiciones. Eso ha comenzado a cambiar desde hace algunas décadas, pero aún no hay una libertad real en ésa área. ¿Pueden sentirse cómodos con las sensaciones de deseo sexual que ustedes experimentan? ¿Pueden disfrutarlas? ¿O en realidad es algo inquietante de lo cual quieren deshacerse, ya sea teniendo sexo físico (lo cual hace que el sexo sea “rascarse donde pica”) o saliéndose de eso a través de la fuerza mental? Todavía es difícil para las personas abrazar juguetona y alegremente sus propios deseos sexuales. Lo que sucede es que ellos o se estancan en juzgamientos o miedos acerca de eso, yendo hacia la mente, o se sumergen en sus deseos sexuales de una manera culpable, secreta, haciendo de la sexualidad algo que sucede en la oscuridad. En ambos casos no puede haber conexión entre el corazón y la bestia, entre lo superior y lo inferior, entre la lujuria y el amor. El no ser capaz de valorar la parte animal, también les apaga la parte amorosa y espiritual.

¿Cómo pueden reconectar lo que fue separado y sentirse más libres con vuestra propia naturaleza sexual y animal? Ante todo, honren el cuerpo y suelten los viejos juzgamientos acerca de la lujuria y de la sexualidad. El deseo sexual es un flujo natural de energía generado por el cuerpo. Es inocente y no es inherentemente peligroso o destructivo. Traten de recibirlo con alegría y con placer. Siempre que sientan deseo sexual, disfruten las sensaciones de hormigueo en vuestro cuerpo, véanlo como agradable en sí mismo, sin tener que actuar sobre eso. Hay una sensualidad básica en vuestro cuerpo que existe como una tendencia subyacente, y les permite disfrutar diferentes clases de sensaciones corporales tales como comer, beber, tocar, danzar, bañarse o caminar al sol. La sexualidad, tener sexo con otra persona, es una expresión de esta sensualidad básica que les pertenece como seres humanos. No se avergüencen de eso, disfrútenlo. Vuestra naturaleza sensual es algo precioso y delicioso. Si ustedes abrazan vuestra propia naturaleza sensual y reciben las sensaciones de deseo sexual con una mente abierta, ¡se divertirán con ella! Podrían compartirlo con otra persona y si hay una conexión más profunda entre ustedes dos, notarán cómo el flujo del deseo sexual en realidad los acercará, permitiendo que vuestros corazones se abran uno al otro y se fundan no sólo a nivel físico sino también a nivel emocional y espiritual.

El deseo sexual puede conducir al amor y a la intimidad genuina. Lo que quiero enfatizar es que el deseo sexual no es lo opuesto al amor sereno y sagrado entre dos personas. La lujuria y el amor pueden ir de la mano y el deseo sexual en realidad puede ayudarlos a alcanzar un profundo estado de intimidad con otra persona, si ustedes se rinden a él sin vergüenza o reserva. Ustedes tienen esas ideas profundas de que si se sueltan, si cabalgan la ola de vuestras emociones o pasiones, las cosas se escaparán de las manos. Pero con frecuencia es justo lo opuesto. Si intentan frenar o controlar algo como la pasión sexual, están trabajando en contra de una fuerza natural que es tan poderosa que de todos modos ustedes se perderán. Al frenarla, ustedes provocan expresiones retorcidas e incluso pervertidas de la sexualidad. Degradar las formas de la sexualidad siempre va acompañado de juzgamientos rígidos y enfermizos acerca de la naturaleza humana. Es por eso que el fervor religioso y la perversidad sexual a menudo van de la mano.

Sentirse seguro con vuestra propia naturaleza sexual es el primer paso hacia una conexión íntima con otra persona. Ustedes aprecian vuestro propio cuerpo y la clase de experiencias que quiere ofrecerles. Por supuesto, conectarse íntimamente con otra persona requiere más que sólo esto. Están tratando con otro ser, conformado y moldeado por un trasfondo y una historia diferentes. Para que ambos se sientan seguros y a salvo, vuestros corazones tendrán que abrirse uno al otro. Ambos habrán construido defensas para protegerse de rendirse a otro, en contra de la confianza. Todos ustedes acarrean dentro viejas heridas emocionales. Cada uno de ustedes tiene tales defensas y es importante reconocerlas en ustedes mismos. La intimidad emocional surge cuando ustedes están decididos a enfrentar vuestros propios miedos y cuando realmente desean comprender los dolores de cada uno. Cuando estén dispuestos a hacerlo, habrá alegría en vuestros corazones y habrá un flujo de sanación entre ustedes. Se acercarán, tanto a nivel del cuerpo como a nivel del alma. Este delicado proceso de acercamiento es de lo que realmente se trata el arte de hacer el amor. Involucra devoción, paciencia, honestidad y coraje. Es tanto apasionado como altamente espiritual.

Cuando inicialmente hablé acerca de la preciosidad de la experiencia humana en la Tierra, también me estaba refiriendo al arte de hacer el amor. Como un alma ustedes no están ligados a la forma. No son, en su esencia, un hombre o una mujer, un niño o un adulto, un enfermo o una persona sana – todas éstas son manifestaciones temporales. Sin embargo, aquellas formas no permanentes ofrecen una variedad de experiencias que son potencialmente exquisitas y profundamente espirituales. Ser una mujer o un hombre les ofrece la posibilidad de experimentar el hacer el amor humano y disfrutarlo físicamente, emocionalmente y espiritualmente.

En la sociedad humana hay mucha confusión acerca de la sexualidad. En el encuentro entre un hombre y una mujer puede haber una apertura hacia una comunión sagrada, un espacio en el cual ustedes se sienten elevados hacia una totalidad que trasciende a ambos como seres humanos. Pueden llamarlo el alma o Dios, pero lo notable es que esta experiencia sagrada no se parece para nada a la lujuria, aunque la lujuria – explorarse uno a otro físicamente – forma parte de la entrada a esto. Vuestra naturaleza terrenal no es inferior o vil; la sexualidad y la espiritualidad pueden ser socios. Es por eso que yo los aliento a sentirse cómodos con vuestra propia pasión, con vuestros deseos corporales, con vuestra sexualidad. Explórenlo a vuestro propio tiempo y a vuestro propio ritmo. De hecho, me gustaría invitarlos ahora a que permitan que su conciencia descienda dentro de vuestro abdomen. Vuestra conciencia no es nada más que el foco, entonces ahora dirijan ese foco hacia vuestro abdomen. Experimenten cómo se siente esa área, y húndanse incluso más profundo dentro de la región de vuestros órganos sexuales y el chakra raíz – vuestra pelvis. Desciendan con vuestra atención hacia abajo hacia esa región de vuestro cuerpo siendo objetivos y neutrales. Ésta es una parte maravillosa de vuestro cuerpo, y sientan aquí la fuente de la fuerza de vida – pueden ver o sentir un color. Experimenten cómo pueden permitir que ese flujo de la fuerza de vida, de la sensualidad y de lo físico, descienda hacia vuestras piernas y haga una conexión con la Tierra. Sientan cuán beneficioso y natural es experimentar este flujo del cuerpo.

Observen, si pueden, si vuestro cuerpo necesita algo ahora, si están permitiendo que vuestro cuerpo experimente todo lo que quiere experimentar. ¿Tal vez haya algo que vuestro cuerpo quisiera experimentar más a menudo en vuestra vida diaria? Puede ser algo simple, algo que ustedes omiten con vuestra cabeza. Tomen seriamente esas necesidades; el cuerpo quiere llevarlos al Hogar. El cuerpo no está en oposición al alma, es el alma en forma material. Es vuestra cabeza, más que vuestro cuerpo, lo que los destierra de vuestra alma. Hagan las paces con vuestro cuerpo y disfruten de sus múltiples ofrecimientos.



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Extraído https://jeshua.net/esp/canalizaciones/a-traves-del-portal/la-lujuria-y-el-amor/






EL ÁNGEL EN NOSOTROS - CLASE 30








¿Es posible hablar de Ángeles desde el punto de vista psicológico? ¿Se puede pensar en un “encuentro” a nivel psíquico con las criaturas angelicales a las cuales, según tantas tradiciones religiosas, hemos sido confiados? ¿Es posible adentrarnos tanto en nosotros mismos como para llegar a encontrar esta figura de maestro y consejero, y luego llevar sus enseñanzas a la superficie, a la luz de la conciencia? Aparentemente sí. Por lo menos algunas veces.

En cada uno de nosotros hay otro que no conocemos. Él os habla a través del sueño y nos dice de en qué nos ve distintos de cómo nosotros nos vemos. Si nosotros nos encontramos en una situación insoluble, este desconocido puede darnos un poco de luz, de una manera que sirve para modificar nuestro comportamiento – justamente el que nos ha llevado a esa difícil situación.

Tenemos que tratar de entrar en contacto con ese guía interno de dos millones de años que vive en todos nosotros. En general, la mayor parte de nuestras dificultades dependen de que hemos perdido el contacto con nuestros instintos, con la antiquísima y no olvidada sabiduría que se encuentra almacenada en cada uno de nosotros.

Nos preguntamos qué son los “Ángeles custodios”? ¿Existen realmente?

El término "ángel custodio” es un concepto vago pero también positivo. , los Ángeles custodios existen. Se trata de maestros y consejeros, de formas de energía que rodean a cada hombre y que se han dirigido a él por varios motivos. Algunos de estos seres espirituales se ocupan de la evolución y las capacidades cognoscitivas del hombre, otros lo sostienen en las crisis y en los peligros. Pero sólo salvan al hombre de los peligros si éste es el deseo del Padre. Otros más se ocupan de las posibilidades concretas que se le ofrecen al hombre a lo largo de su existencia.

No debe olvidarse que cada uno de estos maestros ya ha alcanzado el nivel de un ser espiritual. Esto significa que ya ha experimentado una cantidad de procesos educativos mayores que los de la persona que guía y acompaña. De alguna manera estos maestros son también protectores, sin embargo no intervienen directamente en los hechos, como se podría pensar al reflexionar sobre la figura del Ángel Custodio, tal como se la entiende tradicionalmente.

Una intervención directa significaría una interferencia en el libre albedrío del hombre. Estos seres están a disposición como maestros, consejeros y guías, si se los invoca, tanto a través de la meditación como por medio de la oración. Esta es una función específica.

El término ‘Ángel’ es una definición de estos maestros; fue introducido hace siglos por los cristianos para subrayar de manera precisa la espiritualidad de estos seres. Sin embargo, dicho término no se corresponde totalmente con los hechos, ya que los maestros espirituales de los hombres no tienen para nada las alas que se les atribuyen. Son espíritus individuales que actúan en el plano etéreo.

En todo el Universo las cosas animadas están acompañadas y guiadas por maestros, porque el Padre, en su infinita sabiduría, puso junto a cada ser viviente a quienes pueden guiarlo y sostenerlo. Estos son los maestros. En la religión cristiana se llaman “Ángeles”. Ellos existen y están a disposición de todos, para guiarlos en las horas de necesidad, en la meditación y en la oración. Naturalmente dentro de los límites en que no se interfiere con el libre albedrío y el karma del hombre.

Muchas veces estos maestros se nos presentan en nuestros sueños y representan una inteligencia superior a la que tenemos en estado de vigilia y poco a poco podemos llegar a comprender y aprender de los mensajes que nos hacen llegar.

En el Universo visible, cada partícula de materia creada está gobernada por una inteligencia. Desde el más pequeño átomo al sol más esplendoroso, hay un orden preestablecido y hay una inteligencia consciente que lo controla a fin de que cada cosa se desarrolle según el plan pre establecido.

En un Universo tan inmenso nada se mueve de modo casual. Una Ley de absoluta perfección y armonía rige el movimiento, y el movimiento es vida.

La circulación de la sangre en el cuerpo humano, sigue un ciclo perfecto, igual en la cadencia y en el “modelo” al ciclo de las mareas, a las fases lunares, al soplar de las brisas. Cada cosa sigue su propio orden. Cada célula sabe exactamente cómo debe comportarse, cada planeta conoce cuál es su elíptica y su órbita en el ámbito de la galaxia a la que pertenece.

Los pájaros construyen los nidos con arquitectura admirable, las plantas alternar los brotes, flores, frutos y casi sin cometer errores, en un perfecto equilibrio de conocimiento y belleza. ¿Dónde han aprendido el arte de crear colores, perfumes y sabores? ¿Qué calendario interno hace abrir o cerrar las corolas y caer las hojas o las semillas?

En el Universo todo es orden, equilibrio y armonía y sobre todo, concienciación. Hasta la más invisible partícula subatómica sabe exactamente sobre qué órbita rodar y cómo agregarse.

¿De dónde llega toda esta conciencia? ¿Quién la infunde en la materia?

Ni siquiera queremos tomar en consideración la idea materialista de que la vida en la Tierra se haya autocreado. La ciencia afirma que la vida ha tenido origen sobre el planeta por una serie increíble de coincidencias; presión, temperatura, un fortuito cóctel de proteína y aminoácidos inmersos en la justa dosis de humedad, radiaciones, etc.

Científicamente para la materia puede ser correcto. Sólo que falta un elemento “insignificante”: la chispa divina.

El equilibrio es una virtud indispensable si queremos examinar las cosas a nuestro alrededor.

Equilibrio en no aceptar por oro de ley cualquier rareza espiritual, religiosa o esotérica, y también equilibrio en no rechazar, a priori, un argumento porque nos parezca irracional o inexplicable.

Hoy es más necesario que nunca trazar aquel mágico, pero aún lejano puente entre la ciencia materialista y el espíritu posibilista, solamente entonces se aclarará el misterio y la mirada del hombre podrá desplegarse sobre dos mundos.

Para comprender cuanto sigue, es necesario dejar de lado, por un momento, los propios preconceptos y condicionamientos científicos. Prueba de aceptar la idea de que en el universo, todas y cada una de las partículas de materia creada son guiadas en su destino y en su función por una inteligencia. A su vez, esta inteligencia singular está guiada por una inteligencia mayor y ésta por otra mayor todavía, etc. Es como un inmenso juego de cajas chinas en cuyo vértice, infinitamente lejano, pero siempre presente, está Dios.

Pongamos un ejemplo: nuestro cuerpo funciona porque un complejo conjunto de órganos está en constante movimiento. Que lo recordemos o no, hagamos lo que hagamos, nuestros pulmones respiran, el corazón pulsa, el hígado elabora complejas alquimias…

A cada órgano le corresponde una inteligencia que sabe exactamente cuál es su deber, en qué momento y en qué lugar.

En el caso de descompensaciones de cualquier tipo, todas las inteligencias colaboran juntas para reparar el daño. Por medio de los neurotransmisores se manda al cerebro la señal de dolor, parten los anticuerpos, las endorfinas, etc.… o cualquier otro sistema de intervención urgente interna.

Cada perfecta sincronía y supremos conocimiento, las inteligencias elementales proveen, por sí solas, a remediar los daños, naturalmente dentro de ciertos límites. Estas inteligencias no están controladas por el hombre, se activan independientemente de su voluntad.

El mismo despliegue de fuerzas reparadoras es connatural en todos los otros reinos de la naturaleza. Se activa en el cuerpo de los animales, en la planta cuando se corta una flor, o sobre la roca que se auto cicatriza después del golpe del pico.

Existen Devas arquetipos de cada especie creada que conservan el modelo original, reconstruyendo, reparando, interviniendo cada vez que ocurran mutaciones.

NUESTROS CINCO SENTIDOS

La mayor parte de nosotros no ve a los Ángeles como objetos físicos. Algunos los han visto como campos de luz deslumbrante, demasiado luminosos para observarlos fijamente. Si realmente ves un Ángel, éste tomará la forma que tú más desees. Casi todos nosotros hemos visto pinturas de Ángeles con alas y auras. Si quieres imaginártelos como seres humanos bellos y alados, puedes hacerlo. Si un Ángel está destinado a aparecer ante ti, quieras o no, tomará esa forma. Los Ángeles se han ido apareciendo a personas a lo largo de la historia, pero es un hecho poco frecuente y es considerado como un “gran acontecimiento”. 

Para conocer a los Ángeles debes modificar con mente abierta, la premisa ver para creer pasando a saber por intuición. La realidad es mucho más de lo que nosotros vemos y oímos. Un ejemplo sería las trasmisiones que difunde una emisora de radio o televisión, igualmente invisibles y silenciosas, pero presentes en todo momento. Vemos los objetos físicamente a través del reflejo de una banda de frecuencias llamada “luz visible”, pero no vemos en su totalidad el campo magnético tridimensional de luz que nos rodea, sino que sólo percibimos los rayos de luz que abarcan las pupilas de nuestros ojos.

Si filtramos selectivamente la información que nos rodea a través de cada uno de nuestros sentidos, y si ocurren acontecimientos a nuestro alrededor que no son registrados por nuestra conciencia, sucede lo siguiente: parte de la realidad que filtramos pertenece a actos angélicos. Los Ángeles están muy ocupados y se encuentran en muchos lugares a la vez. Si los pudiéramos ver en seguida nos invadiría el caos y podríamos enloquecer. Cuando los santos y místicos oyen voces y ven visiones, la gente se asusta y los califica de “dementes”.

Las leyendas cuentan que en otros tiempos era fácil ver y hablar con Ángeles, hadas, duendes, elfos y con otras criaturas mágicas (quizás sea éste el origen del folklore y de los cuentos de hadas) los humanos se preocupaban tanto por la magia de estos reinos, que no prestaban atención al mundo físico. Por razones de desarrollo y de supervivencia tuvieron que “desconectar” sus sentidos y dejar de comunicarse con estos seres mágicos.

Cuando “oímos Ángeles”, probablemente son unos coros de voces cantando en la lejanía. Hay casos de Ángeles que han embellecido con sus cantos la música que otras personas escuchaban. También es posible que cuando los Ángeles estén a tu alrededor, oigas dulces y estremecedoras campanas o repiques.

Los Ángeles a veces desprenden una fragancia que nos cuesta identificar. Dos de las que más se aprecian son el jazmín y la rosa.

Algunos creen que se hallan protegidos por Ángeles porque en momentos preciso han sentido un suave roce sobre sus hombros e incluso una fuerte presencia que hace que busquen a alguien inexistente a su alrededor.

No te preocupes si no experimentas estas sensaciones mágicas, imaginativas o físicas hacia los Ángeles, pues ellos no han venido a interferir en nuestro desarrollo; a veces, algunos de nosotros nos dejamos llevar por pensamientos mágicos y experiencias místicas. La actitud más importante a adoptar para atraer a los Ángeles es la del optimismo, felicidad y amor incondicional.

Los Ángeles rodearán a la persona verdaderamente buena y afectuosa y le proporcionará aún más amor y felicidad. Si estas sensaciones las experimentas con rapidez o no, no tiene importancia. Lo importante es proseguir tu propio camino para dar con ellos y modificar el lema ver para creer del que siempre nos han hablado.

Los Ángeles son como pensamientos. Los pensamientos no los podemos ver, pero sabemos que existen. Podemos formular cuantos pensamientos queramos, no hay límite para ellos. Imagina por un momento una fuente de la que van brotando pensamientos. Crea un pensamiento positivo de amor hacia una persona. Imagínalo viajando como un rayo de luz y curando a la persona en la cual estas pensando. Este rayo iluminará la mente y el corazón de este ser. Ahora, esta persona posee un corazón luminoso y podrá enviar sus efectos beneficiosos a otras personas. La bendición original ha creado una reacción en cadena de felicidad que cada vez irá llegando a más personas. Imagina lo que puede llegar a provocar un pensamiento negativo. No describiré los eslabones de la cadena pero estoy segura de que tu imaginación te ayudará a ver lo nocivo que ello puede resultar.

Los pensamientos son reales y poderosos aunque no podamos verlos, y lo mismo ocurre con los Ángeles. Cada uno de nosotros tiene su propia ventana hacia la realidad y consecuentemente puede obtener su propia experiencia con Ángeles. Sin embargo, existe un denominador común: los Ángeles no hacen daño, sino al contrario, nos ayudan. Todo lo que interfiere en nuestro bienestar o nos distancia de nuestro Yo Superior y nos llega en forma de mensajes, experiencias, acontecimientos o pensamientos, no tiene nada que ver con Ángeles. En su reino sólo se respira energía positiva y luz de amor rosada. Cuando experimentamos momentos cumbres de alegría y/o de amor, significa que hemos conectado con los Ángeles. Los Ángeles no tienen experiencias cumbres, son experiencias cumbres. (Los Ángeles no sufren los altibajos que los humanos sufrimos). Los Ángeles nos sirven de modelo de pensamientos felices y positivos.

EL ÁNGEL DE LA SINCERIDAD

El poder de la mente es inmenso: desintegra. Pero el Poder de la Verdad es mayor aún; cohesiona e integra.

Cuando mentimos, nos estamos haciendo daño a nosotros mismos a nivel celular: estamos autodestruyéndonos. Cuando vivimos en la Verdad, estamos cohesionando nuestro Cuerpo de Luz.

La sinceridad es mucho más que una virtud, es el camino que conduce a la Verdad. Y es un camino lleno de atajos, que sortea emboscadas y trampas amparándose en la limpieza del corazón. Es un camino de lucidez y de valor.

Te propongo que:

Te sientas perfectamente relajada, satisfecha y a gusto contigo misma, en una posición en la que te encuentres particularmente a gusto.

Cierra los ojos y no intervengas: deja que acudan pensamientos y sensaciones, pero no hagas nada ni por que vengan ni por que se vayan. Acepta lo que venga y deja que se vaya lo que se va.

Invoca al Ángel de la Sinceridad y espera pacientemente a que acuda.

Si aparece junto a Él el demonio de la mentira, pídele simplemente que se vaya. Pero no se lo pidas con palabras; te mentiría, diría que se va, pero simplemente se escondería. Pídeselo con el corazón y dale las gracias por irse.

Pídele también con el corazón al Ángel de la Sinceridad que entre a tu vida.

LA PROYECCIÓN DEL PENSAMIENTO

La información que se ofrece concerniente a los medios por los cuales las fuerzas espirituales y mentales pueden ser invocadas y, con la cooperación angélica, radiadas sobre el mundo, puede ser utilizada para bien o para mal.

Todo uso egoísta del poder espiritual es malo. La actividad oculta para auto beneficio material, con la motivación deliberadamente escogida de ventajas personales, es magia negra. La calamidad sigue inevitablemente su práctica.

El empleo de los poderes espirituales y mentales para bienestar de toda la humanidad, sin pensar en la retribución, es magia blanca y procura bendiciones al mundo.

La mente y el cerebro humano son poderosas estaciones mentales de radio. Los pensamientos no sólo modela el carácter de quien piensa, sino también el de los que reciben la transmisión mental. La impresión producida por el pensamiento del hombre sobre su semejante ayuda a formar características individuales y nacionales, e influye sobre el destino humano y el progreso de la civilización.

Tan íntima e incesante es esta interacción psíquica, que todos comparten los logros de cada uno, si bien al mismo tiempo pocos se disocian totalmente de la responsabilidad por la extendida fealdad, crueldad y criminalidad que son la maldición de este planeta. Pues esto último es producto de pensamientos feos, crueles y criminales.

Las ideas que se proyectarán deberán ser escogidas con gran cuidado. Sólo pueden transmitirse con seguridad las verdades incuestionables e inmutables, pues cada verdad tiene detrás y dentro de sí su propia fuerza espiritual. Cada verdad filosófica es un poder al igual que una idea. El pensamiento sobre una verdad hace derivar la energía de esa verdad. La proyección del pensamiento mediante la afirmación mental y la expresión verbal de una verdad libera esa energía.

Las ideas escogidas para ser proyectadas deben, por tanto, suscribir por lo menos tres normas. Deben ser básicamente veraces, no-compulsivas (enviándoselas sólo como ofrendas) y totalmente benéficas en su influencia. Además, para que produzcan máximo efecto, deben ser concebidas y afirmadas impersonalmente y con completa claridad.

PROGRAMACIÓN ANGÉLICA N.º 23
La Sonrisa


Así como un recuerdo en las células puede disparar a sentimientos negativos, un recuerdo también puede ser el disparador de sentimientos positivos.

La sonrisa es un ejemplo de ello. Sonreímos naturalmente cuando nos sentimos felices o cuando estamos a punto de reír, de modo que se estima que el hecho de colocar la boca en posición de sonrisa dispara una respuesta feliz.

Vamos a utilizar la sonrisa como un borrador de pensamientos negativos. Cuando surja uno de esos pensamientos, lo haremos desaparecer con una sonrisa. Permitámonos sentir el proceso de la sonrisa que borra los sentimientos negativos de la mente, o visualicemos la sonrisa como un chorro de agua que limpia lo negativo.

Puedes imaginar también la sonrisa como una luz hermosa que brilla a través del rostro. Cuando una persona sonríe, parece hermosa independientemente de sus rasgos físicos; los Ángeles promueven la belleza y en la tierra y adoran una buena sonrisa. Al sonreír atraemos la energía angélica.

Sé que hay momentos en los que no tenemos ganas de sonreír y no soporto que alguien me pida que sonría sin tener en cuenta el resto de los elementos de la situación. Pero uno puede pedirse a sí mismo sonreír incluso aunque no tenga ganas de hacerlo, y el simple hecho de sonreír puede hacernos cambiar de ánimo y de actitud. En otras palabras, conviene sonreír siempre porque la sonrisa atrae a los Ángeles, que nos ayudarán a borrar lo negativo y a transformar la percepción en positiva.

Cuando no sonreímos ni tenemos ganas de hacerlo, tratemos de identificar la razón. Vamos a mirarnos al espejo y a notar qué nos dice nuestra expresión. Tal vez estemos cansados y tengamos una expresión vaga, apática. O tal vez estemos preocupados por algo y tengamos una expresión angustiada y atormentada. ¿Nos vemos tristes e infelices? ¿Enojados? ¿Egoístas? ¿Perplejos? Vamos a observarnos sin juzgar, rastreando la expresión hasta su origen, y luego comencemos a sonreír. No importa si la sonrisa es genuina o no; simplemente sonriamos.

Y si se trata de alguien que sonríe todo el tiempo, incluso cuando se siente mal, que no cambie; que observe qué significa eso, sin juzgarse de manera negativa.

Conviene recordar algunas cosas respecto de la sonrisa: es difícil ser rudo o egoísta con alguien que sonríe, así que si sonreímos más el resto del mundo nos tratará mejor. La sonrisa atrae a los Ángeles; entonces, si sentimos miedo en una situación la sonrisa nos brindará más protección. La sonrisa se facilita con la práctica. Cuando nos invada una sonrisa plena, la felicidad y la paz de los Ángeles nos rodeará y nos abarcará.







Los Reyes Magos son verdad





Acercándose ya la noche de los Reyes Magos, una niña preguntó a su padre lo siguiente:

- ¿Papá?

- Sí, hija, cuéntame

- Oye, quiero... que me digas la verdad

- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido

- Es que... -titubeó Teresa

- Dime, hija, dime.

- Papá, ¿existen los Reyes Magos?

El padre de Teresa se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.

- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?

La nueva pregunta de Teresa le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:

- ¿Y tú qué crees, hija?

- Yo no sé, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso...

- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero...

- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!

- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Teresa.

- Entonces no lo entiendo, papá.

- Siéntate, cariño, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.

Teresa se sentó entre sus padres, ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:

- Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:

- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.

- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.

Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:

- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.

Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:

- Sois muy buenos, queridos Reyes, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿Qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?

- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.

- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

- ¡Sería fantástico! Pero, ¿Cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes con cara de sorpresa y admiración.

- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios.

- Sí, claro, eso es fundamental - asintieron los tres Reyes.

- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?

- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.

- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?

Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:

- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los juguetes que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.

Cuando el padre de Teresa hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:

- Ahora sí que lo entiendo todo, papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.

Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.

Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.



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