Abro nuevas puertas a la Vida de Louise L. Hay








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Estás de pie en el corredor de la Vida, y detrás de ti se han cerrado ya muchísimas puertas, cosas que ya no haces, ni dices, ni piensas; experiencias que ya no tienes. Delante de ti hay muchas puertas más, y cada una se abre a una experiencia nueva. Aléjate del pasado. A medida que avanzas, mira cómo vas abriendo diversas puertas que dan a experiencias maravillosas que te gustaría tener. Confía en tu guía interior, que te conduce de las maneras que son mejores para ti, y piensa que tu crecimiento espiritual continúa sin detenerse ni un momento. No importa qué puerta abras ni qué puerta cierres; siempre estás a salvo. Eres eterno. Seguirás eternamente pasando de una experiencia otra. Mira cómo abres las puertas que dan al júbilo, a la paz, a la curación, a la prosperidad y al amor, al entendimiento, la compasión y el perdón, a la libertad, al reconocimiento de tu propio valor, a la autoestima y al amor hacia ti mismo. Todo eso está ahí, ante ti. ¿Qué puerta quieres abrir primero? Recuerda que estás a salvo; no es más que cambio.





del libro Pensamientos del corazón










LA MUERTE Y EL MORIR LA TRANSICIÓN DEL ALMA - LOUISE HAY





Venimos a este planeta a aprender

ciertas lecciones, y después continuamos

adelante...



La muerte, una parte natural de la vida


Desde que comencé mi trabajo con personas enfermas de sida he conocido a cientos que han muerto. El hecho de estar cerca de estas personas durante el final de su vida me ha dado una comprensión de la muerte que no tenía antes. Yo pensaba que la muerte era una experiencia terrible. Ahora sé que sólo es una parte normal y natural de la vida. Me gusta pensar que morir es como un «marcharse del planeta».

Creo que hemos venido a este mundo a aprender ciertas lecciones. Cuando las hemos aprendido, nos marchamos. Es posible que para una determinada vida la lección sea corta. Tal vez necesitábamos tener la experiencia del aborto, y entonces no salimos vivos del vientre materno. Quizá nuestros padres y nosotros tomamos una decisión del alma para aprender las lecciones del amor y la compasión mediante la muerte de un bebé. Puede que sólo necesitáramos unos pocos días o meses y nos marchamos muriendo en la cuna.

Algunas personas usan el camino de la enfermedad para marcharse del planeta; se crean una vida que no les parece posible enderezar y entonces deciden que prefieren irse ahora y solucionar las cosas en otra ocasión. Algunas personas eligen marcharse del planeta de una forma espectacular, tal vez en un accidente de coche o de avión. Sabemos que prácticamente de todas las enfermedades que hemos creado alguien se ha curado. Y sin embargo muchas personas usan la enfermedad como manera de marcharse cuando les llega la hora. Morir de enfermedad es un modo socialmente aceptable de marcharse.

Sean cuales sean la forma y el momento en que nos marchemos, yo creo que es una decisión del alma y que ocurre en el instante y el lugar perfectos. Nuestra alma nos permite marcharnos del modo que sea mejor para nosotros esta vez. Cuando vemos el cuadro completo de la vida, nos resulta imposible juzgar ningún procedimiento para marcharse.

Superar el miedo a la muerte

He observado que las personas que sienten más rabia, resentimiento y amargura parecen tener las muertes más difíciles. Suele haber lucha, culpa y miedo asociados a su muerte. Quienes han hecho las paces consigo mismos y comprenden el valor del perdón, para sí mismos y para los demás, tienen las muertes más apacibles. Por otro lado, las personas a las que se les enseñó lo de «las llamas del infierno» son las que se sienten más aterradas ante la perspectiva de marcharse.

Si tienes miedo de dejar el planeta, te recomiendo que leas alguno de los muchos libros que tratan de las experiencias de casi muerte que han tenido algunas personas. Los libros Life After Life, de Raymond Moody,* y Saved by the Light [Salvados por la luz], de Dannion Bradley, son obras iluminadoras y estimulantes que nos revelan cómo un encuentro de cerca con la muerte puede cambiar la percepción de la vida y también eliminar el miedo a morir.

De modo, pues, que así como es importante saber lo que creemos sobre diferentes asuntos de la vida, también lo es tener muy claro lo que elegimos creer sobre la muerte. Muchas religiones, al tratar de manipularnos para que nos comportemos según sus reglas, nos presentan imágenes aterradoras de la muerte y de la vida después de la muerte. Francamente pienso que es muy malvado decirle a alguien que va a arder en el infierno eternamente. Ese tipo de predicación es pura manipulación. No hagas caso de las personas que venden miedo.

Entonces, nuevamente te sugiero que hagas una lista, esta vez titulada: «Lo que creo de la muerte». Anota todas las cosas que te vengan a la cabeza. Por tontas que parezcan, están en tu inconsciente. Si tienes muchos mensajes negativos en tu interior, entonces trabaja para cambiar esas creencias. Medita, estudia, lee libros, y aprende a crearte una creencia sobre la vida después de la muerte, que sea positiva y que te apoye. Lo que creemos se convierte en realidad. Si crees en el infierno, entonces probablemente vas a ir allí por un tiempo, hasta que despiertes a la verdad y cambies tu conciencia. Yo creo que el cielo y el infierno son estados mentales, y que podemos experimentarlos mientras estamos en la Tierra.

El temor a la muerte dificulta la vida. Mientras no estemos en paz con la muerte, no podremos comenzar realmente a vivir.

Un tiempo para vivir y un tiempo para morir Llega un momento en la vida de cada persona en que debe aceptar que la muerte está ahí, que ha llegado su hora. Creo que necesitamos estar en paz con ese momento, sea el que sea. Hemos de aprender a aceptar la muerte, a permitimos pasar por la experiencia que ofrece con admiración y paz, no con miedo.

Generalmente la gente tiene opiniones muy definidas sobre el suicidio, y se me ha criticado la mía. Yo pienso que es absurdo matarse porque se ha acabado un romance, porque uno se ha arruinado o por algún otro problema de la vida. Perdemos la oportunidad de aprender algo y crecer. Y si nos negamos a aprender esa lección esta vez, va a volver a presentarse en la próxima vida.

¿Recuerdas las muchas veces que has tenido problemas o dificultades y no sabías cómo salir de la situación? Pero lo hiciste y estás aquí; encontraste una solución. ¿Y si te hubieras suicidado a causa de alguna de esas dificultades? Fíjate en todas las cosas fabulosas que te habrías perdido.

Por otra parte, en la vida de algunas personas llegan momentos de enorme dolor físico que no cede, que no puede ser aliviado. Están tan profundamente inmersas en una enfermedad atroz que llegan a un punto sin retorno. Esto lo he visto muchas veces con la enfermedad llamada sida. ¿Quién soy yo para juzgar a una persona que elige quitarse la vida en esas circunstancias? Opino que el doctor Jack Kervorkian, al que llaman el Médico de la Muerte, es un hombre muy compasivo que ayuda a acabar su vida con dignidad a las personas con enfermedades terminales.

Escribí lo siguiente para un amigo muy querido que estaba muriendo conscientemente. A él le sirvió de gran consuelo en esos momentos. Muchas veces, durante el día y la noche, se ponía «en posición para la máxima paz». También he empleado estas palabras para muchos otros que estaban en proceso de marcharse.

Siempre estamos a salvo Siempre estamos a salvo

Es sólo un cambio.

Desde el momento en que nacemos nos preparamos para ser Abrazados por la Luz una vez más.

Ponte en posición para la Máxima Paz. Los ángeles te rodean y te guían en cada paso del camino.

Lo que sea que elijas, será lo perfecto para ti. Todo sucederá en el momento y el lugar perfectos.

Este es un instante de júbilo y de regocijo.

Estás de camino a Casa como lo estamos todos aquí.

Siempre me he imaginado mi muerte como el final de una representación.

Baja el telón por última vez.

Se acaban los aplausos.

Voy a mi camerino y me quito el maquillaje.

La ropa queda en el suelo.

El personaje ya no soy yo.

Desnuda, voy hasta la entrada de artistas.

Cuando abro la puerta, me encuentro ante una cara sonriente.

Es el nuevo Director, con un nuevo guion y el traje en la mano.

Me inunda la alegría al ver que me esperan mi público fiel y mis seres queridos.

La ovación es cariñosa y ensordecedora.

Me saludan con más amor del que jamás he experimentado antes.

Mi nuevo papel promete ser el mejor de todos.

Sé que la Vida siempre es buena. Dondequiera que esté todo está bien.

Estoy a salvo.

Hasta pronto. Adiós.



También veo la Vida como una película

En cada vida siempre llegamos a mitad de la película y siempre nos marchamos a mitad de la película. No hay un momento correcto, ni un momento equivocado, sino sólo nuestro momento.

El alma hizo su elección mucho antes de que viniéramos.

Hemos venido a aprender ciertas lecciones, a amarnos a nosotros mismos.

Sea lo que sea lo que hagan o digan los demás, hemos venido a amarnos y cuidarnos y a amar, y cuidar a nuestros semejantes.

Cuando hemos aprendido las lecciones del amor, podemos marcharnos con alegría; no hay necesidad de dolor ni sufrimiento.

Sabemos que la próxima vez dondequiera que elijamos encamarnos, en cualquier plano de acción, llevaremos todo el amor con nosotros.

El túnel del amor

Nuestra Última Puerta es de Liberación, Amor y Paz.

Nos liberamos y entramos en el túnel de salida, al final del cual encontramos sólo Amor.

Un Amor que nunca hemos experimentado antes, un Amor total, incondicional, que todo lo abarca, y una profunda Paz interior.

Todos los seres que hemos amado están ahí, esperándonos, dándonos la bienvenida, amándonos, guiándonos.

Nunca volvemos a estar solos.

Es un momento de inmensa alegría, el momento de revisar, con amor, nuestra última encarnación y adquirir sólo Sabiduría.


¡LAS LÁGRIMAS TAMBIÉN SON BUENAS! Son el río de la Vida. Nos ayudan a superar experiencias profundamente emotivas.


FELIZ ASCENSIÓN

Sabes que me reuniré contigo en lo que va a parecer un abrir y cerrar de ojos.

Una de las últimas cosas que me dijo mi amigo fue: —

¿Nos estamos despidiendo?

—Sí —le contesté—.

Por esta vida, sí.


Estas son mis ideas sobre la muerte y el morir. Ahora formula las tuyas. Sólo procura que sean consoladoras y amorosas.

La esencia vital está siempre con nosotros

Dejo marchar el pasado con facilidad y confío en el proceso de la Vida. Cierro la puerta de las viejas heridas y perdono a todo el mundo; también me perdono a mí. Visualizo un arroyo delante de mí. Agarro todas las viejas experiencias, los viejos agravios y penas, los lanzó al arroyo y veo cómo comienzan a disolverse y marcharse con la corriente hasta que se disipan y desaparecen totalmente. Soy libre, y todas las personas de mi pasado también lo son. Estoy a punto para avanzar hacia las nuevas aventuras que me aguardan. Las vidas vienen y van, pero yo siempre soy un ser eterno. Estoy rebosante de vida y vitalidad, sea cual sea el plano de acción en que me encuentre. El Amor me rodea, ahora y para siempre. ¡Y así es!

¡ÁMATE Y AMA TU VIDA!













SENTIR ES EL SECRETO de NEVILLE GOODDARD





Sentir, Es el Secreto (1944)



TABLA DE CONTENIDOS

• Capítulo 1 – LA LEY Y SU OPERACIÓN

• Capítulo 2 – EL SUEÑO

• Capítulo 3 – LA ORACIÓN

• Capítulo 4 – ESPÍRITU-SENTIMIENTO


Prefacio

ESTE libro trata del arte de realizar tu deseo. Te da cuenta del mecanismo usado en la producción del mundo visible. Es un libro pequeño pero no leve. Hay un tesoro en él, un camino claro y definido para realizar tus sueños. De ser posible llevar convicción a otro por medio de argumentos razonados y ejemplos detallados, este libro sería muchas veces su tamaño. Pocas veces es posible, sin embargo, hacer eso por medio de declaraciones escritas o argumentos dado el juicio suspendido, siempre parece plausible decir que el autor fue deshonesto o ingenuo, y, por lo tanto, su evidencia estuvo contaminada. Consecuentemente, he omitido intencionalmente todos los argumentos y testimonios, y simplemente reto al lector de mente abierta a practicar la ley de la conciencia como se revela en este libro. El éxito personal será una prueba mucho más convincente que todos los libros que pudieran ser escritos respecto al tema.
NEVILLE

Capítulo 1 – La Ley y Su Operación

EL MUNDO, y todo dentro de él, es la conciencia del hombre condicionada y objetivada. La conciencia es la causa así como la sustancia del mundo entero. Entonces es a la conciencia a quien debemos dirigirnos si queremos descubrir el secreto de la creación.

El conocimiento de la ley de la conciencia y el método de operar esta ley te permitirá lograr todo lo que desees en la vida. Armado con el conocimiento de cómo funciona esta ley, puedes construir y mantener un mundo ideal. La conciencia es la única y sola realidad, no figurativamente sino realmente. Para explicarlo más claro, esta realidad puede ser comparada con un flujo que se divide en dos partes, el consciente y el subconsciente. Para operar inteligentemente la ley de la conciencia es necesario entender la relación entre lo consciente y lo subconsciente. Lo consciente es personal y selectivo; lo subconsciente es impersonal y no selectivo. Lo consciente es el reino del efecto, lo subconsciente es el reino de la causa. Estos dos aspectos son las divisiones masculina y femenina de la conciencia. El consciente es masculino; el subconsciente es femenino.El consciente genera ideas e imprime estas ideas en el subconsciente; el subconsciente recibe ideas y les da forma y expresión. Por esta ley – primero concibiendo una idea y luego imprimiendo la idea concebida en el subconsciente – todas las cosas evolucionan de la conciencia; y sin esta secuencia no hay nada hecho que sea hecho. El consciente imprime en el subconsciente mientras el subconsciente expresa todo lo que se le imprime. El subconsciente no origina ideas pero acepta como verdaderas aquellas que la mente consciente siente como verdaderas y de una manera que sólo el subconsciente conoce éste objetiva las ideas aceptadas. Por lo tanto, a través de su poder para imaginar y sentir y su libertad para elegir la idea que abrigará, el hombre tiene control sobre su creación. El control del subconsciente se logra a través del control de tus ideas y sentimientos.

El mecanismo de creación está escondido en la misma profundidad del subconsciente, el aspecto femenino o la matriz de la creación. El subconsciente trasciende la razón y es independiente de la inducción. Contempla un sentimiento como un hecho existiendo dentro de sí mismo y al asumir esto procede para darle expresión.

El proceso creativo comienza con una idea y su ciclo corre su curso como sentimiento y termina en una voluntad de actuar. Las ideas son impresas en el subconsciente a través del medio del sentimiento. Ninguna idea puede ser impresa en el subconsciente hasta que es sentida, pero una vez que es sentida – sea buena, mala o indiferente – debe ser expresada. Sentir es la única y sola manera a través de la cual las ideas son expresadas al subconsciente. Por lo tanto, el hombre que no controla sus sentimientos puede imprimir fácilmente al subconsciente con estados indeseados. Por controlar los sentimientos no quiero decir reprimir o suprimir los sentimientos, sino más bien disciplinarse a uno mismo para imaginar y abrigar sólo tales sentimientos que contribuyan a su felicidad. El control de los sentimientos es muy importante para una vida plena y feliz.

Nunca abrigues un sentimiento indeseado ni apoyes ningún perjuicio de ninguna forma. No te concentres en tus imperfecciones o en las de los demás. De otra manera estarás imprimiendo al subconsciente con estas limitaciones. Lo que no quieres que te hagan, no sientas que te lo hacen a ti o a otro. Esta es la ley completa de (para) una vida plena y feliz. Todo lo demás es palabrería.

Cada sentimiento hace una impresión subconsciente que debe ser expresada, a menos que sea contrarrestada por un sentimiento más poderoso de una naturaleza opuesta. El que domina de dos sentimientos es el que se expresa. Soy sano es un sentimiento más fuerte que seré sano. Sentir que seré es confesar que no lo soy; Yo soy es más fuerte que no lo soy. Lo que sientes que eres siempre domina lo que sientes que te gustaría ser; por lo tanto, para que el deseo se realice debe sentirse como un estado donde ya es [una realidad], en lugar de un estado donde no lo es. La sensación precede a la manifestación y es la fundación sobre la cual toda manifestación descansa. Se cuidadoso de tus estados de ánimo y sentimientos, porque hay una conexión irrompible entre tus sentimientos y tu mundo visible. Tu cuerpo es un filtro emocional y soporta las marcas inconfundibles de tus emociones predominantes.

Los disturbios emocionales, especialmente las emociones suprimidas, son las causas de toda enfermedad. El sentimiento intenso con respecto a algún perjuicio sin verbalizarse o expresarse, es el comienzo de las enfermedades tanto en el cuerpo como en el ambiente. No abrigues el sentimiento de arrepentimiento o fracaso porque la frustración o desapego de tu objetivo resulta en enfermedad.

Piensa sintiendo solo en el estado que deseas realizar. Sentir la realidad del estado buscado y vivir y actuar desde esa convicción es la manera de todos los aparentes milagros. Todos los cambios de expresión se traen a través del cambio de sentimiento. Un cambio de sentimiento es un cambio de destino. Toda creación ocurre en el dominio del subconsciente. Lo que debes adquirir, entonces, es un control reflexivo del funcionamiento del subconsciente, es decir, el control de tus ideas y sentimientos. El azar o accidente no es responsable por las cosas que te ocurren, ni el destino predestinado es el autor de tu fortuna o tu desgracia. Las impresiones de tu subconsciente determinan las condiciones de tu mundo. El subconsciente no es selectivo; es impersonal y no respeta a las personas. El subconsciente no se preocupa por la verdad o falsedad de tu sentimiento. Siempre acepta como cierto aquello que tú sientes como verdadero. El sentimiento es el consentimiento del subconsciente respecto a la verdad de aquello que es declarado verdadero. Por esta cualidad del subconsciente no hay nada imposible para el hombre. Lo que sea que la mente de un hombre pueda concebir y sentir como verdadero, el subconsciente puede y debe objetivar. Tus sentimientos crean el patrón desde el cual tu mundo es creado y un cambio de sentimiento es un cambio de patrón.

El subconsciente nunca falla en expresar aquello que se le imprime. En el momento en que recibe una impresión comienza a elaborar las formas de su expresión. Acepta el sentimiento impreso en él, tu sentimiento, como un hecho existiendo dentro de sí mismo e inmediatamente comienza a producir en el mundo exterior u objetivo lo que se asemeja exactamente a ese sentimiento. El subconsciente nunca modifica las creencias que el hombre acepta. Las expresa hasta en su último detalle ya sean beneficiosas o no.

Para imprimir el subconsciente con el estado deseable debes asumir el sentimiento que sería tuyo si ya hubieras realizado tu deseo. Al definir tu objetivo debes concernirte sólo con el objetivo mismo. La forma de expresión o las dificultades involucradas no deben ser consideradas por ti. Lo que se piensa con sentimiento en cualquier estado se imprime en el subconsciente. Por lo tanto, si te concentras más que nada en las dificultades, barreras o retrasos, el subconsciente, por su naturaleza no selectiva, acepta el sentimiento de dificultades y obstáculos como tu petición y procede a producirlos en tu mundo exterior.

El subconsciente es la matriz de la creación. Recibe la idea en sí mismo a través de los sentimientos del hombre. Nunca cambia la idea que recibe, pero siempre le da forma. Por lo tanto, el subconsciente expresa la idea a imagen y semejanza del sentimiento que recibe. Sentir un estado de desesperanza o imposibilidad es imprimir al subconsciente con la idea de fallar. Aunque el subconsciente le sirve al hombre fielmente no se debe deducir que la relación es la de un sirviente a su maestro como se concebía antiguamente. Los profetas antiguos lo llaman el esclavo y sirviente del hombre. San Pablo lo personificó como una “mujer” y dijo: “La mujer debe estar sujeta al hombre en todo”. El subconsciente sirve al hombre y fielmente le da forma a sus sentimientos. Sin embargo, el subconsciente tiene un disgusto distintivo por la compulsión y responde a la persuasión en lugar de al comando; consecuentemente, se parece a la esposa amorosa más que al sirviente.
“El espo
so dirige a la esposa”. (Eph. 5), puede no ser cierto del hombre y la mujer en su relación terrestre pero es cierto del consciente y el subconsciente, o de los aspectos masculino y femenino de la conciencia. El misterio al cual Pablo se refería cuando escribió, “Este es un gran misterio... Aquel que ama a su esposa se ama a sí mismo... Y ellos dos han de ser uno en la carne”. Es simplemente el misterio de la conciencia. La conciencia es realmente una e indivisa pero por el bien de la creación parece estar dividida en dos.

El consciente (objetivo) o aspecto masculino verdaderamente es la cabeza y domina al subconsciente (subjetivo) o aspecto femenino. Sin embargo, este liderazgo no es ese del tirano sino del amante. Entonces al asumir el sentimiento que sería tuyo si ya estuvieras en posesión de tu objetivo, el subconsciente se motiva para construir lo que se asemeje exactamente a tu asunción. Tus deseos no son aceptados subconscientemente hasta que asumes el sentimiento de su realidad, porque sólo a través del sentimiento es una idea aceptada subconscientemente y sólo a través de esta aceptación subconsciente puede ser expresada alguna vez.

Es más fácil atribuirle tu sentimiento a eventos en el mundo que admitir que las condiciones del mundo reflejan tu sentimiento. Sin embargo, es eternamente cierto que el exterior refleja lo interior. “Como es adentro es afuera”. “Un hombre no puede recibir nada a menos que le sea dado desde el cielo”. Y “El reino de los cielos está dentro de ti”. Nada viene de afuera; todas las cosas vienen de adentro – del subconsciente. Es imposible para ti ver otra cosa que los contenidos de tu conciencia. Tu mundo en cada detalle es la conciencia objetivada. Los estados objetivos son testigos de las impresiones del subconsciente. Un cambio de impresión resulta en un cambio de expresión.

El subconsciente acepta como verdadero aquello que tú sientes como verdadero y debido a que la creación es el resultado de las impresiones del subconsciente, tú, por medio de tus sentimientos, determinas la creación. Ya eres aquello que deseas ser, y tu negativa a creer esto es la única razón por la que no lo ves. Buscar en el exterior por aquello que no sientes que eres es buscar en vano, porque nunca encontramos aquello que deseamos; encontramos sólo aquello que somos. Resumiendo, expresas y tienes sólo aquello de lo que eres consciente de ser o poseer. “Al que tiene se le da”. Negar la evidencia de los sentidos y apropiarse del sentimiento del deseo cumplido es la manera para la realización de tu deseo.

La maestría del dominio de ti mismo sobre tus pensamientos y sentimientos – es el mayor logro. Sin embargo, hasta que este dominio de ti mismo se alcance a la perfección, de modo que en lugar de apariencia sientas todo lo que deseas sentir, usa el sueño y la oración para ayudarte en realizar tus estados deseados. Estas son dos puertas de enlace hacia el subconsciente.

Capítulo 2 –EL SUEÑO

El Sueño, la vida que ocupa un tercio de nuestra estancia en la tierra, es la puerta natural hacia el subconsciente. Por eso nos ocupamos del sueño ahora. Los dos tercios conscientes de nuestra vida en la tierra son medidos por el grado de atención que le damos al sueño. Nuestra comprensión de y deleite en lo que el sueño tiene para conceder nos causará, noche tras noche, ponernos en camino a él como si estuviéramos yendo a una cita con un amante.

“En un sueño, en una visión de la noche, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres, al dormir en la cama; entonces él abre los oídos de los hombres y les da sus instrucciones”. (Job 33).

Es en el sueño y en la oración, un estado similar al sueño, que el hombre entra al subconsciente para hacer sus impresiones y recibir sus instrucciones. En estos estados el consciente y el subconsciente se unen creativamente. El aspecto masculino y el aspecto femenino se vuelven uno. El sueño es el momento cuando el aspecto masculino o mente consciente va del mundo de los sentidos a buscar a su amante o parte subconsciente. El subconsciente – a diferencia de la mujer del mundo que se casa con su marido para cambiarlo – no tiene deseo de cambiar al estado consciente o de vigilia, sino que lo ama como es y reproduce fielmente su semejanza en el mundo exterior de la forma. Las condiciones y eventos de tu vida son tus niños formados de los moldes de las impresiones de tu subconsciente en el sueño. Son hechos en imagen y semejanza de tu sentimiento más interno que ellos pueden revelarte a ti, a ti mismo.

“Como es en el cielo así es en la tierra”. Como es en el subconsciente así es en la tierra. Lo que sea que tengas en la conciencia cuando vas a dormir es la medida de tu expresión en los dos tercios conscientes de tu vida en la tierra. Nada te impide realizar tu objetivo salvo tu incapacidad de sentir que ya eres aquello que deseas ser, o que ya estás en posesión de la cosa que buscas. Tu subconsciente le da forma a tus deseos sólo cuando sientes tu deseo realizado. El estado inconsciente del sueño es el estado normal del subconsciente. Debido a que todas las cosas vienen desde tu interior, y tu concepción de ti mismo determina aquello que viene, deberías siempre sentir el deseo como ya realizado antes de irte a dormir. Nunca traes de lo profundo de ti mismo aquello que deseas; siempre traes aquello que eres, y eres aquello que sientes que eres así como aquello que sientes cierto de los demás.

Para ser realizado, entonces, el deseo debe ser resuelto en el sentimiento de ser o tener o presenciar el estado buscado. Esto se logra al asumir el sentimiento del deseo realizado. El sentimiento que viene en respuesta a la pregunta “¿Cómo me sentiría si mi deseo se cumpliera?” es el sentimiento que debería monopolizar e inmovilizar tu atención mientras te relajas para dormir. Debes estar en la conciencia de ser o tener aquello que deseas ser o tener antes de dormirte.
Una vez dormido el hombre no tiene libertad de elección. Su sueño es completamente dominado por su último concepto despierto de su ser. Por lo tanto, él debería siempre asumir el sentimiento de logro y satisfacción antes de retirarse a dormir, “Ven ante mí con canto y agradecimiento”, “Entra en sus portones con gratitud y en sus tribunales con elogios”. Tu disposición de ánimo previa al sueño define tu estado de conciencia mientras entras en la presencia del amante eterno, el subconsciente. Tu mente subconsciente te ve exactamente cómo te sientes que eres. Si mientras te preparas para dormir asumes y mantienes la conciencia de éxito al sentir “Yo soy exitoso”, debes ser exitoso. Tiéndete sobre tu espalda con la cabeza en un nivel con tu cuerpo. Siente como serías si estuvieras en posesión de tu deseo y relájate tranquilamente hacia la inconsciencia.

“Aquel que mantenga Israel no deberá dormir”. Sin embargo, “Él le da a su amada el sueño”. El subconsciente nunca duerme. El sueño es la puerta por la cual la mente consciente o mente despierta entra para unirse creativamente con el subconsciente. El sueño oculta el acto creativo mientras el mundo objetivo lo revela. En el sueño el hombre imprime en el subconsciente su concepción de sí mismo.
La descripción más hermosa de este romance del consciente y el subconsciente es la que se cuenta en la “Canción de Salomón”. “Por la noche en mi cama busqué a aquel a quien mi alma ama... Encontré a quien mi alma ama; lo sostuve y nunca lo dejé ir, hasta que lo llevé a la casa de mi madre y a la recámara de ella que me concibió”. Preparándote para dormir, siéntete en el estado del deseo respondido y luego relájate en la inconsciencia. Tu deseo realizado es lo que buscas. Por la noche en tu cama buscas el sentimiento del deseo realizado de modo que lo puedas llevar a la recámara de ella que te concibió, al sueño o al subconsciente que te dio forma, para que este deseo también pueda expresarse. Esta es la manera para descubrir y conducir tus deseos al subconsciente. Siéntete en el estado del deseo realizado y tranquilamente déjate caer al sueño. Noche tras noche deberías asumir el sentimiento de ser, tener y ser testigo de aquello que buscas ser, poseer y ver manifestado. Nunca vayas a dormir sintiéndote desanimado o insatisfecho. Nunca duermas con la conciencia de la insuficiencia. Tu subconsciente, cuyo estado natural es el sueño, te ve como tú crees que eres, y ya sea que lo que crees es bueno, malo o indiferente, el subconsciente va a expresar fielmente tu creencia. Así como te sientes la imprimes a ella; y ella, la amante perfecta, le da forma a estas impresiones y las expresa como hijos de su amado. “Toda hermosa eres, mi amor, no hay mancha en ti”, es la actitud mental para adoptar antes de dormir.

Descarta las apariencias y siente las cosas como deseas que sean, porque “Él declara cosas que no se ven como si se vieran y lo que no se veía se vuelve visible”. Asumir el sentimiento de satisfacción es declarar aquellas condiciones que reflejan satisfacción como si fuesen una realidad actual. “Las señales siguen, no preceden”. La prueba de lo que eres seguirá a la conciencia que eres, no la precederá. Eres un soñador eterno soñando sueños no eternos. Tus sueños toman forma cuando asumes el sentimiento de su realidad. No te límites al pasado. Sabiendo que nada es imposible para la conciencia, comienza a imaginar estados más allá de las experiencias del pasado. Lo que sea que la mente del hombre puede imaginar lo puede realizar. Todos los estados objetivos (visibles) fueron primero estados subjetivos (invisibles) y los hiciste visibles al asumir el sentimiento de su realidad. El proceso creativo es primero imaginar y luego creer el estado imaginado. Siempre imagina y espera lo mejor.

El mundo no puede cambiar hasta que cambies tu concepción de él.

“Como es adentro es afuera”. Las naciones así como la gente sólo son lo que tú crees que son. Sin importar cuál sea el problema, sin importar dónde está, sin importar a quien concierne, no tienes a nadie que cambiar excepto a ti mismo, y no tienes un oponente o un ayudante en realizar el cambio dentro de ti mismo. No tienes nada que hacer salvo convencerte de la realidad de lo que deseas ver manifestado. Tan pronto como logras convencerte de la realidad del estado que buscas, los resultados siguen para confirmar tu creencia fija. Nunca le sugieras a otro el estado que deseas verlo expresar; sino que convéncete de que él ya es lo que deseas que sea.

La realización de tu deseo se logra al asumir el sentimiento del deseo cumplido. No puedes fallar a menos que no te convenzas de la realidad de tu deseo. Un cambio de creencia se confirma por medio de un cambio de expresión. Cada noche cuando vas a dormir siéntete satisfecho y sin manchas [o claro], porque tu amante subjetiva siempre forma el mundo objetivo a imagen y semejanza de tu concepción de él, la concepción definida por tu sentimiento. Los dos tercios conscientes de tu vida en la tierra siempre corroboran o son testigos de tus impresiones subconscientes. Las acciones y eventos del día son efectos; no son causas. El libre albedrío es sólo la libertad de elección. “Elige este día a quien servirás” es tu libertad de elegir el tipo de disposición de ánimo que asumes; pero la expresión de esa disposición es el secreto del subconsciente. El subconsciente recibe impresiones sólo a través de los sentimientos del hombre y en una manera conocida sólo por el subconsciente éste le da forma y expresión a estas impresiones. Las acciones del hombre son determinadas por sus impresiones subconscientes. Su ilusión de libre albedrío, su creencia en la libertad de acción, es sólo ignorancia de las causas que lo hacen actuar. Él piensa que es libre porque ha olvidado el vínculo entre él y el evento.

El hombre despierto está bajo la compulsión de expresar sus impresiones subconscientes. Si en el pasado él imprimió algo en sí mismo de una manera poco sensata, entonces hay que dejarlo que comience a cambiar sus pensamientos y sentimientos, porque sólo cuando lo haga él cambiará su mundo. No pierdas ni un momento en lamentarte, porque pensar sintiendo los errores del pasado es reinfectarte. “Deja que los muertos entierren a los muertos”. Sal de las apariencias y asume el sentimiento que sería tuyo si ya fueras el (lo) que deseas ser. Sentir un estado produce ese estado. La parte que juegas en el escenario del mundo es determinada por tu concepción de ti mismo. Sintiendo tu deseo realizado y relajándote tranquilamente hacia el sueño, te pones como estrella protagonista para interpretar tu papel en la tierra mañana, y mientras duermes ensayas y eres instruido en tu papel. La aceptación del final [de la 'obra'] automáticamente da los medios de (para) su realización. Que eso quede claro. Si mientras te preparas para dormir, no te sientes conscientemente en el estado del deseo cumplido, entonces llevarás contigo a la recámara de aquella que te concibió, la suma total de las reacciones y sentimientos del día de vigilia; y mientras duermes serás instruido en una manera en la cual serán expresados mañana. Te levantarás creyendo que eres un agente libre, sin darte cuenta de que cada acción y evento del día de mañana estarán predeterminados por tu concepto del yo cuando te dormiste. Tu única libertad es entonces tu libertad de reacción. Eres libre de elegir como sentirte y reaccionar al drama del día, pero el drama – las acciones, eventos y circunstancias del día – ya ha sido determinado.

A menos que definas conscientemente y a propósito la actitud mental con la cual te vas a dormir, inconscientemente vas a dormir en la actitud mental compuesta por todos los sentimientos y reacciones del día. Cada reacción hace una impresión subconsciente y, a menos que sea contrarrestada por un sentimiento opuesto y más dominante, es la causa de acción futura. Las ideas envueltas en sentimiento son acciones creativas. Usa tu derecho divino sabiamente. A través de tu habilidad para pensar y sentir tienes el dominio de toda la creación. Mientras estás despierto eres un jardinero seleccionando semillas para tu jardín, pero “Excepto que un grano de trigo caiga en el suelo y muera, se mantiene solo; pero si muere, trae mucho fruto”. Tu concepción de ti mismo mientras te estás quedando dormido es la semilla que sueltas en el terreno del subconsciente. El quedarte dormido sintiéndote satisfecho y feliz hace que las condiciones y eventos aparezcan en tu mundo confirmando estas actitudes mentales. El sueño es la puerta hacia el cielo. Lo que incluyes como sentimiento lo proyectas como una condición, acción u objeto en el espacio. Por lo tanto, duerme en el sentimiento del deseo cumplido. “Como es en la conciencia es en la tierra”.

Capítulo 3 –LA ORACIÓN

La Oración, tanto como el sueño, es también una entrada hacia el subconsciente, “Cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado tu puerta, ora al Padre en secreto y tu Padre en secreto te recompensará abiertamente”. La oración es una ilusión de sueño que disminuye la impresión del mundo externo y pone a la mente más receptiva a la sugestión desde adentro. La mente durante la oración está en un estado de relajación y receptividad similar al sentimiento que se logra justo antes de que nos quedamos dormidos.

La oración no es tanto acerca de lo que pides, sino como te preparas para recibirlo. “Lo que sea que desees, cuando pides creyendo que lo has recibido, lo tendrás”. La única condición requerida es que creas que las oraciones ya se realizaron.

Tu oración debe ser respondida si asumes el sentimiento que sería tuyo si ya estuvieras en posesión de tu objetivo. En el momento en que aceptas el deseo como un hecho realizado el subconsciente encuentra los medios para su realización. Para orar exitosamente entonces, debes ceder al deseo, eso es, sentir el deseo realizado.

El hombre perfectamente disciplinado está siempre sintonizado con el deseo como un hecho cumplido. Él sabe que la conciencia es la única y sola realidad, que las ideas y sentimientos son hechos de la conciencia y son reales como objetos en el espacio; por lo tanto él nunca abriga un sentimiento que no contribuye a su felicidad porque los sentimientos son las causas de las acciones y circunstancias de su vida. Por otro lado, al hombre indisciplinado le resulta difícil creer aquello que los sentidos niegan y usualmente acepta o rechaza solamente basado en apariencias de los sentidos. Debido a esta tendencia a contar con la evidencia de los sentidos, es necesario ignorarlos antes de comenzar a orar, antes de intentar sentir aquello que ellos niegan. Cuando sea que estés en el estado mental, “Me gustaría pero no puedo”, más intentas y menos consigues obtener el deseo. Nunca atraes aquello que deseas pero siempre atraes aquello que estás consciente de ser.

La oración es el arte de asumir el sentimiento de ser y tener aquello que deseas. Cuando los sentidos confirman la ausencia del deseo, todos los esfuerzos conscientes de contrarrestar esta sugerencia son inútiles y tienden a intensificar la sugerencia. La oración es el arte de ceder al deseo y no de forzar al deseo. Cuando sea que tu sentimiento está en conflicto con tu deseo, sentir será lo que ganará. El sentimiento dominante invariablemente se expresa a sí mismo. La oración debe ser sin esfuerzo. Cuando se intenta fijar una actitud mental que los sentidos niegan, el esfuerzo es fatal.

Para ceder exitosamente al deseo como un hecho cumplido, debes crear un estado pasivo, una especie de ensueño o reflexión meditativa similar al sentimiento que precede al sueño. En tal estado relajado la mente se aleja del mundo objetivo y fácilmente siente la realidad del estado subjetivo. Es un estado en el cual eres consciente y bastante capaz de moverte o abrir tus ojos pero no tienes deseo de hacerlo. Una manera sencilla de crear este estado pasivo es relajarte en una silla confortable o en una cama. Si es en una cama, acuéstate sobre tu espalda con la cabeza al mismo nivel de tu cuerpo, cierra los ojos e imagina que estás somnoliento. Siente – “tengo sueño, tengo mucho, mucho sueño...” y dentro de un corto tiempo después te envuelve un sentimiento de lejanía acompañado por una laxitud (relajación) general y una pérdida de todo deseo de moverte. Sientes un descanso placentero, cómodo y no te inclinas a alterar tu posición, aunque bajo otras circunstancias no estarías cómodo. Cuando este estado pasivo se alcanza, imagina que has realizado tu deseo – no como fue realizado – sino simplemente el deseo realizado.

Imagina en forma de imágenes lo que deseas lograr en la vida; entonces siéntete como que ya lo has logrado. Los pensamientos producen pequeños movimientos de habla los cuales se pueden oír en el estado pasivo de oración como pronunciamientos desde afuera. Sin embargo, este grado de pasividad no es esencial para la realización de tus oraciones. Todo lo que es necesario es crear un estado pasivo y sentir el deseo cumplido.

Todo lo que podrías necesitar o desear ya es tuyo. No necesitas un ayudante que te lo de. Declara tus deseos una realidad imaginándolos y sintiéndolos como ya cumplidos. Cuando el final se acepta, te vuelves totalmente indiferente respecto al posible fracaso, porque la aceptación del final consigue los medios para ese final. Cuando emerges desde el momento de la oración es como que te mostraran el final feliz y exitoso de una obra aunque no te mostraran cómo se logró aquel final. Sin embargo, habiendo presenciado el final, sin importar cualquier secuencia anticlímax permaneces tranquilo y seguro en el conocimiento de que el final se ha definido perfectamente.

Capítulo 4 – Espíritu-Sentimiento

“NO por voluntad, ni por poder, sino por mi espíritu, dijo el Señor de las huestes”. Entra en el espíritu del estado que deseas asumiendo el sentimiento que sería tuyo si ya fueras quien quieres ser. Al captar el sentimiento del estado que buscas, te alivias de todo esfuerzo de hacerlo que sea una realidad, puesto que ya lo es. Hay un sentimiento definido asociado con cada idea en la mente del hombre. Capta el sentimiento asociado con tu deseo realizado asumiendo el sentimiento que sería tuyo si ya estuvieras en posesión de la cosa que deseas, y tu deseo se objetivará.

La fe es sentimiento, “De acuerdo a tu fe (sentimiento) será hacia ti”. Nunca atraes aquello que deseas pero siempre atraes aquello que eres. Como es un hombre, así ve. “A aquel que tiene le será dado y a aquel que no tiene se le quitará...”. Aquello que sientes tú mismo que eres, eres, y se te da aquello que eres. Entonces asume el sentimiento que sería tuyo si ya estuvieras en posesión de tu deseo, y tu deseo deberá realizarse. “Entonces Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”. “Permite que esta mente sea en ti así como también fue en Jesucristo, quien asumiendo la forma de Dios no pensó que ser igual a Dios era un robo”. Eres aquello que crees que eres. En lugar de creer en Dios o en Jesús – cree que eres Dios o que eres Jesús. “Aquel que cree en mí, las obras que yo hago él también las hará” debería ser “Aquel que cree como yo creo, las obras que yo hago él también las hará”. Jesús no encontró extraño hacer las obras de Dios porque él creía que era Dios. “Yo y mi Padre somos uno”. Es natural hacer las obras de aquel que crees ser tú mismo. Entonces vive en el sentimiento de ser el (lo) que deseas ser y lo serás. Cuando un hombre cree en el valor del consejo que se le da y lo aplica, establece dentro de él la realidad del éxito.










Notas de un estudiante de Neville: Cuando pongas en práctica estas enseñanzas de Neville, debes visualizar y sentir tu deseo como ya cumplido ahora, dándole a tus escenas mentales el mayor grado de realismo posible y debes mantenerte haciendo esto hasta que te llegues a emocionar. Es muy importante llegar al punto en que surge la emoción porque es así como se causan las impresiones en la mente subconsciente. Hay que ser constantes y repetir el proceso hasta que lo que sea que deseemos se manifieste en el mundo físico. Recordemos que el cerebro es incapaz de diferenciar una experiencia física de una imaginaria, y las toma a ambas por verdaderas. Esto está demostrado hoy en día por la ciencia. Luego a nivel energético cualquier cosa que vivamos en nuestra imaginación sintiéndola como si fuera verdadera es en ese mismo momento una realidad. NAMASTÉ


Extraído
http://api.ning.com/files/3BUwwLuJMnQ6GH46Q6aeYNTP045ZxySGhzUhBA9R8S*58HJtj0q18Y6M*5kD86wpb6KGAIiIGDO1twmLXlZk0Y52cZrymgdy/Sentir_es_el_Secreto__Neville_Goddard.pdf






EL SER UNO I LOS ARCANOS DE THOTH







Para que ustedes puedan entender el Principio Único, primero deberán comprenderse a sí mismos. Él nació de su inmensa necesidad de comunicación, y al lograrlo obtuvo resultados increíbles de interacción, desarrollo, dominio y expansión. De esa manera se formó una malla fuerte y segura llamada lenguaje universal, donde los medios obtuvieron respuestas y donde las respuestas continúan convirtiéndose en un compendio universal llamado sabiduría.

El Principio Único significa origen. Todo lo existente fue creado, emanado y realizado a partir de una única fuente: un núcleo, un centro, desencadenándose correlativamente la necesidad y el deseo de crear La Vida. Una vez creada, la vida fue eterna. Cuando hablamos de vida, nos estamos refiriendo al creador. Nosotros lo conocemos como el Principio Único; ustedes le dan el nombre de Dios. Todo lo creado deriva de esa fuente; de ahí salimos y ahí regresamos. ¿Quién lo creó? ¿Cómo se formó? ¿De dónde proviene toda la creación?

Todos ustedes quieren respuestas y piden por ellas, porque así está hecha la realidad en que viven. Las respuestas no los ayudarán a entender el proceso universal. Ustedes no necesitan respuestas: lo que requieren es despertar de la vida ilusoria en que viven y entrar en sus propias mentes, para poder comprender la grandeza de lo que estamos expresando. El Principio Único… Es. Partiendo de este punto se creó todo lo demás, pero antes de él existió otra necesidad que lo impulsó a ser infinito, sin principio ni fin. Cuando él tuvo conciencia de ser, automáticamente puso en movimiento un mecanismo, activando un dispositivo de necesidad, creando la forma, el signo, la vibración, el ritmo, los colores, etcétera.

La máquina universal comenzó a funcionar con perfección y no paró nunca más. Esa necesidad creaba, expandiéndose de tal forma que no cabía en su estructura. El movimiento automático generaba un calor tan intenso que comenzó a fundir signo con forma, color con vibración, estructura con ritmo, ritmo con cadencia, y así infinitamente. EL Principio Único se vio en la necesidad de crear el orden, porque ya no podía contener tanta creatividad, pues esta escapaba de sus propios límites y posibilidades. Entonces creó a un ser a imagen y semejanza, lleno de luz, de cristales puros y diáfanos, de colores refulgentes, ritmo y vibración perfectos. La forma de ese ser correspondía a la voluntad y deseo del creador. Él era pensamiento y, al igual que su hacedor, imaginaba y creaba lo imaginado. Él vivía en la mente, donde su pensamiento no tenía fronteras. Él era el hijo del Principio Único, por lo tanto, de la mente universal. El Principio Único creó su continuación y la llamó pensamiento. Este pensamiento se encargaría de ordenar, clasificar, analizar, desarrollar y comunicar todo el compendio de creatividad que emanaba de su centro. Así nacieron los primeros pensamientos. Ellos se miraron entre sí, se reconocieron como hermanos, y lo primero que hicieron fue estudiarse a sí mismos para saber si podían realizar las actividades encomendadas por el creador.

La primera experiencia consistió en tener conciencia de su existencia; la llamaron vida. En un principio esta se generaba por movimientos incontrolados, pero a través de las vivencias, fueron dominándolos y uniéndolos a un nuevo elemento llamado deseo, que a su vez produjo otro al que denominaron ritmo. Este se desarrolló con cadencia y armonía, creando con ello la vibración, y este elemento generó los colores. Cada uno de estos tenía un significado diferente, y cuando los infinitos colores comenzaron a surgir, los hijos pensamientos descubrieron de dónde procedían. Observaron pequeños y minúsculos cristales, que chocaban y se fundían entre sí formando figuras. Ellas surgían por el deseo, el ritmo, la vibración y el color. De esta manera nació un nuevo elemento llamado forma.

Luego, el ser-pensamiento comenzó a ordenar y clasificar este conjunto de elementos a través de sus propias experiencias. Cuando unió los elementos unos con otros, obtuvo resultados insospechados que podían ser de gran utilidad o de menos utilidad. De esta forma se creó la diversidad, que correlacionó los datos creando el conocimiento. El cúmulo de información activó el entendimiento, y juntando los dos, generó la recopilación y la continuidad. Este resultado formó la causa y el efecto, y todo ese compendio informativo creó la sabiduría.

Hasta aquí, el ser-pensamiento estaba muy satisfecho de su investigación y trabajo; se sentía pleno de esperanza, porque estaba cumpliendo con lo que se había propuesto: ordenar de forma perfecta esa creación que crecía cada vez más. A medida que mezclaba los elementos, nuevas experiencias surgían, con mayor o menor utilidad. El ser-pensamiento, abocado a tanta responsabilidad, no percibía ni daba importancia a las creaciones de menor utilidad: simplemente las archivaba, acumulándolas como desecho de la creación. Fue tanta la concentración de esos elementos desechados, que comenzaron a ocupar espacios destinados para los elementos útiles. Así y todo, continuaron sin darle importancia y dejando para más adelante la solución del problema. Ignorancia: no tenían el conocimiento de que, algún día, esas creaciones se volcarían contra ellos.

Los seres-pensamientos que se encargaban de mantener todo en orden —y sobre todo los que se encontraban muy cerca de esos elementos relegados— comenzaron a mostrar síntomas de desorden, falta de continuidad, debilitamiento y lentitud. Se enfermaron. Lo que ellos no sabían era que ese cúmulo de elementos descartados corroía, oxidaba, aniquilaba y transformaba lo sutil en denso, lo claro en oscuro, el ritmo en arritmia, las vibraciones altas en vibraciones bajas, etcétera. Asustados, los seres-pensamientos no sabían lidiar con ese problema: no tenían los recursos ni el entendimiento para ello. Comenzaron a tratar de rectificarlo realizando miles de experimentos, pero sin ningún resultado. Mientras tanto, el Principio Único continuaba creando, desorbitadamente ajeno a toda esa realidad.

En vista de esos problemas, los seres-pensamientos tuvieron que clasificar y ordenar nuevamente la realidad, habían surgido elementos contrarios y desconocidos. Ellos entendieron que esos elementos, a pesar de ser afines, no se podían mezclar, porque no eran iguales. Mientras uno enfermaba porque era de colores oscuros, sin cadencia ni ritmo y daba resultados nefastos, el otro poseía ritmo, cadencia y colores claros. Los tuvieron que clasificar y separar: los llamaron energía de resultado positivo y energía de resultado negativo.

Los seres-pensamientos del resultado negativo se sentían impotentes y desesperados. Comenzaron a percibir que sus reacciones ya no eran las mismas: su energía-pensamiento se había descontrolado. Ellos habían sido creados perfectos, a imagen y semejanza del creador, y ahora la fealdad y la distorsión estaban invadiéndolos. Ya no podían trabajar y ordenar; sensaciones nuevas se iban apoderando de ellos; ya no reaccionaban igual que los otros. Con pena y dolor, los seres-pensamientos que se habían mantenido sanos y útiles tuvieron que separarse de ellos, pues esa negatividad los podía contagiar.

Antes de separarse, los pensamientos útiles colocaron un cristal con toda la información dentro de la pineal de sus hermanos enfermos. Este cristal recopilaba toda la sabiduría que ellos tenían, toda la esencia del conocimiento y entendimiento, para que ellos jamás olvidaran y, si algún día llegaban a curarse, pudiesen recordar que eran hijos del Principio Único, que salieron de él y que regresarían a él. Cuando los seres-pensamientos fueron separados, sensaciones horribles y vibraciones densas se posesionaron de ellos. El ritmo emitía ruidos espantosos; los colores dejaron de brillar y la oscuridad los envolvió. Sus formas se retorcieron de dolor, rabia e impotencia; sensaciones totalmente desconocidas los invadieron. Se había creado un universo paralelo, totalmente contrario y diferente del que conocían y al que estaban acostumbrados. ¡Cuánta soledad, cuánto dolor! Perdidos en la oscuridad de sus propios pensamientos, se sintieron abandonados, separados del centro y de su amado creador.

Los seres-pensamientos positivos y útiles luchaban para recuperarlos. Nuevas experiencias surgían, se usaron infinidad de métodos y técnicas, más fue inútil. Muchos se ofrecieron voluntariamente para experiencias de cura que no lograron su cometido. A pesar de tanta soledad y dolor, los seres-pensamientos separados sintieron dentro de ellos un elemento desconocido: la fuerza. Era un elemento nuevo que los impulsó a continuar, y lo llamaron supervivencia. Sintieron que aún existían los conocimientos adquiridos, que el entendimiento y el deseo no habían desaparecido de sus pensamientos y que tal vez, con lo poco que restaba, ellos podrían liberarse de esa situación aparentemente sin salida.

Pensaron que lo primero que debían hacer era no desaparecer sino, por el contrario, vivir. Si el Principio Único los había creado a su imagen, entonces ellos lucharían con todos los medios disponibles para ocupar un lugar en esa creación. Así pues, se unieron, se reconocieron y juntaron importantes datos que cada uno de ellos aportó. Clasificaron las informaciones y las distribuyeron en grados y jerarquías. Separaron aquellas que se encontraban en peores condiciones de aquellas que estaban mejor, porque eran estas últimas quienes se encargarían de continuar. Aún podían hacerlo. Estaban conscientes de su realidad; sabían que se encontraban distorsionados, sin luz del conocimiento, sin ritmo ni frecuencia. Apenas percibían los colores, más ellos lucharían y no se dejarían vencer, más aún después de haber experimentado la grandeza de la creación y de su creador: el Principio Único. Sabían que habían perdido el paraíso, su cielo y su luz.

En medio de tanta desesperación, y al querer comunicarse con sus hermanos, los seres pensamientos negativos e inútiles descubrieron por azar que, si se alimentaban de los resultados útiles, mejoraban sus condiciones y retardaban el aniquilamiento de su existencia, determinando con ello la prolongación y la supervivencia. Nuevos elementos surgieron: el robo, la maledicencia, el engaño y la mentira se convirtieron en parte de ellos, enfermando aún más sus condiciones. No entendían que esos elementos dañinos empeorarían su enfermedad, llevándolos a un infinito sin retorno y hundiéndolos cada vez más en la distorsión de sus pensamientos. Alertados, los seres-pensamientos útiles tomaron todas las providencias. Lo primero que hicieron fue proteger su origen, su centro y su eje, rodeándolo de todos los cuidados. De esa forma también se estarían protegiendo a sí mismos.

¿Qué hacer con los pensamientos que se habían enfermado? ¿Qué utilidad les podían dar? Al no encontrar solución, decidieron comprimirlos y archivarlos en bloques de energía compacta, con la idea de estudiarlos y darles una utilidad más adelante. Después de tantas experiencias dolorosas y sin solución, los pensamientos útiles dejaron de experimentar con la energía de pensamientos inútiles. Se dedicaron a trabajar exclusivamente con la energía útil y con la sabiduría acumulada y entendida. De esa manera, sus resultados serían siempre positivos. Mientras tanto, el Principio Único continuaba creando elementos, ritmos, vibraciones, colores, formas, cristales perfectos, leves, sutiles, transparentes, etcétera, tantos que comenzaron a chocar entre sí, produciendo descargas eléctricas de altísima temperatura y activando con ello movimientos incontrolados. Fue tanta la concentración energética de los cristales y el cúmulo de elementos, que ocasionó una explosión tan fuerte que miles de millones de cristales incandescentes fueron lanzados a distancias inimaginables, insospechadas y desconocidas. Una nueva realidad se había creado: el Principio Único había nacido, se había expandido y estaba creciendo.

En esa explosión, los seres-pensamientos de resultados positivos-útiles y negativos-inútiles también fueron lanzados, mas no todos llegaron a la misma distancia. Hubo algunos que se quedaron muy cerca del centro, otros a medio camino, y unos más se perdieron en el infinito de la creatividad. Miles de millones de seres-pensamientos diseminados en esa realidad desconocida formaron una nueva existencia. Aquellos que se encontraban cerca del centro comenzaron a girar alrededor de él atraídos por la fuerza gravitacional: giraban acompasadamente a un ritmo cadencioso. Estos seres-pensamientos refulgían con la luz del centro, y sus colores se dispersaron. Esos cristales eran los diamantes más bellos y perfectos; no se habían deformado, conservaban la autenticidad de la creación. Otros, que se encontraban más lejos, deformaron un poco su realidad: poseían menos ritmo, los colores se encontraban ligeramente opacos y sus vibraciones emitían sonidos lentos y bajos.

En medio de todo, esos cristales conservaban su origen y harían todo lo posible para mejorar sus condiciones. Más aquellos que fueron lanzados muy lejos de su centro, de su creador, fueron los más afectados, porque llevaban consigo a los cristales compactados que, por su peso y densidad, fueron lanzados lo más lejos posible de su centro. Esos cristales compactados de inutilidad llegaron a distancias increíbles, tan lejos que, al faltarles la luz, el calor, el ritmo, la vibración y el color, se comprimieron, densificaron, petrificaron, solidificaron y enfriaron, creando así una nueva realidad llamada materia.

Esos cristales-materia no emitían absolutamente nada: se convirtieron en pensamientos estáticos, rígidos e inertes. Eran pensamientos aprisionados en la dureza de su existencia. En medio de ese caos y de esa explosión, cayeron en desgracia también muchos de los seres pensamientos positivos y útiles, los cuales, junto con los negativos e inútiles, se amalgamaron y petrificaron, comprimiendo sus elementos, pero no sus pensamientos. En la densidad, esos cristales-materia fluctuaban en el espacio, chocaban entre sí, vagaban sin rumbo y sin conocimiento de su existencia.

Cuando los seres-pensamientos se densificaron, aparentemente retardaron el proceso de la enfermedad, porque ella no se manifestaba con la misma rapidez. Los elementos se conservaron estáticos por mucho tiempo, sin causar ningún malestar. Los seres-pensamientos densificados pensaron que estaban curados, mas no era así: la enfermedad negativa se encontraba dormida, esperando la ocasión propicia para manifestarse. Cuando lo hiciera, sería en peores circunstancias. Al encontrarse en esa realidad densa y oscura, los seres pensamientos se durmieron y así estuvieron por tiempo indefinido. Hasta que un día comenzaron a sentirse atraídos por una fuerza gravitacional circular que los impulsaba a girar alrededor de un centro. Era el creador, que no los había abandonado: los estaba atrayendo. A pesar de la enorme distancia, no estaban solos. La fuerza de la supervivencia afloró, y con ello tuvieron la seguridad de que algún día regresarían a quien les dio la vida y la existencia. Los seres-pensamientos densificados comenzaron a percibir un leve movimiento. Surgió un ritmo débil, una vibración que emitió un sonido casi imperceptible. Este activó los colores y, al hacerlo, las formas se fueron redondeando. No estaban perdidos: el Principio Único los estaba recuperando.

Los seres-pensamientos densificados comprendieron que solo uniéndose podrían regresar a su centro. Fue entonces cuando surgieron nuevos elementos, como la confraternidad, la unión, el trabajo en conjunto, la comunicación y la voluntad de realizarlo, y ese trabajo en conjunto estaba creando otro nuevo elemento llamado armonía. Unieron su conocimiento y entendimiento, comprendiendo que eran hermanos a pesar de las diferencias que los caracterizaban. Comenzaron a convivir, y ese esfuerzo de convivencia, hecho con paz y armonía, fue llamado amor.

La necesidad creó la forma. Los seres-pensamientos, alejados de su centro y atrapados en la densidad, comenzaron a sentir la necesidad de manifestarse. No podían lograrlo solo a través del pensamiento: tenían que plasmar lo pensado y deseado. Sabían que provenían de una realidad etérea, mental y sutil; al encontrarse en una realidad densa, tendrían que solucionar ese problema. A pesar de que esas energías-pensamientos densificadas se encontraban en una realidad adversa, no habían perdido sus facultades mentales. Sabían también que no era suficiente tenerlas: debían usar elementos nuevos que les permitieran continuar.

Investigando y analizando profundamente, descubrieron un nuevo elemento llamado signo que, unido a los otros, les permitiría formar moldes-necesidades. Así podrían plasmar las respuestas. Comenzaron las experiencias, utilizando los mismos métodos y técnicas que ellos conocían de la realidad sutil. Repitieron las mismas fórmulas, pero se encontraron con una sorpresa: las creaciones eran deformes, sin expresión ni sentido. Una y otra vez, inútil. Unían cristales de diferentes condiciones, pero nada. Los cristales chocaban entre sí, mas no emitían sonido ni vibración alguna.

Definitivamente no estaban encontrando las respuestas en esas creaciones: la densidad no permitía la fluidez del pensamiento, y en esas condiciones no funcionaban. Eso era lo que ellos creían: no sabían que al estar en una realidad densa todo era lento. Lo que ellos no percibían era que el pensamiento en esa realidad tardaba, pero avanzaba, y tomaría forma en algún momento. Sus respuestas se moldearían según lo que ellos desearon, y se plasmaría en algún momento, según sus deseos mentales. Volvamos al creador de todo lo existente. Si él era el centro y creaba los más diversos cristales y encargó a su hijo-pensamiento el trabajo de clasificarlos y ordenarlos, ¿Cómo entonces ese centro no tuvo conocimiento de lo que iría a suceder? ¿Acaso él no percibía lo que estaba generando? Él lo sabía, lo supo siempre. Cuando el Principio Único creaba y emanaba, estaba formando su cuerpo. Se estaba plasmando.

Él quería nacer, crecer y desarrollarse como un bebé en gestación, y lo hizo: se expandió en miles de millones de células que, al igual que él, se repitieron a sí mismas. Sus células-cristales llegaron a los confines del universo, y todos ellos fueron creados como un espejo, a imagen de su creador. Esos cristales-células se comenzaron a aglomerar, formando los órganos y sistemas, y todos ellos juntos se convirtieron en el cuerpo universal. Hasta ahora, los hijos pensamientos no saben a ciencia cierta de dónde proviene el Principio Único ni quién lo creó. Para que Él exista, debió haber otro principio que creó al anterior. Infinito sin principio ni fin.

Mientras tanto, los hijos-pensamientos que se encontraban en la densidad tuvieron que comenzar todo como si fueran un Principio Único, y entendieron que, cada vez que algo se creaba o comenzaba, lo debían considerar como un Principio Único. Debían reunir mucha información; sentían que tenían mucho que aprender, y que ese aprendizaje sería eterno. Los seres-pensamientos que se encontraban más cerca del creador comenzaron a realizar estudios profundos sobre ellos y el entorno creativo. En primer lugar, percibieron que sus cristales, a pesar de esa tremenda explosión y del alejamiento de su centro, conservaban la nitidez, el ritmo, la vibración, la forma y los colores intactos; más, a pesar de ello, sintieron que ya no eran los mismos. Algo había cambiado: notaron en sí mismos una diferencia. Su realidad anterior era interna; siempre estuvieron dentro del centro y ahora se encontraban fuera, girando alrededor de él. Llegaron a la conclusión de que, así como el Principio Único había nacido, ellos también habían nacido a otra realidad de existencia más concreta, libre y palpable. Estaban fuera del centro, lo que les permitiría moverse por el espacio. De esa forma, sus conocimientos aumentarían y podrían adquirir más experiencias y vivencias para que su sabiduría no tuviese fin.

La libertad que esos seres-ideas-pensamientos experimentaron les permitió viajar y alejarse de su centro, lo que hicieron cuando se sintieron más preparados y con más conocimiento. Fue la única forma que encontraron para descubrir la ubicación de su realidad. Después de mucha investigación, estudio y recopilación del conocimiento y entendimiento de su realidad, llegaron a la conclusión de que querían conocer otras realidades. Para ello, necesitaban expandirse. Así pues, escogieron a un grupo entre ellos para realizar esa extraordinaria travesía. Emprenderían el viaje hacia rumbos desconocidos y se alejarían lo máximo posible de su centro, porque, al regresar, llegarían llenos de nuevos datos, experiencias y vivencias.

Llegado el momento, partieron. La expedición se fue alejando, conociendo lugares insospechados, pasando por mundos en los que sus hermanos —otros seres-pensamientos— se habían densificado. Estos se encontraban alejados de su centro, pero a pesar de ese alejamiento, se habían adaptado perfectamente al medio en que se encontraban. La alegría y el júbilo los embargaron: eran los primeros hermanos encontrados después de la explosión. Todos fueron muy bien recibidos y acogidos, y en esa convivencia aprendieron e intercambiaron mucho conocimiento.

Esos hermanos, esos seres-pensamientos, también existían en la luz, pero al encontrarse un poco alejados del centro, se habían desarrollado de un modo diferente, porque se habían adaptado a la realidad que les tocó vivir. Sus recuerdos conservaban aún la nitidez de su origen, más como no continuaron alimentándose directamente del creador, tuvieron que retroalimentarse de sus experiencias y vivencias, formando así sus propios pensamientos. Al Principio Único lo recordaban como el creador amoroso y necesario, pero Él no se encontraba presente en sus vidas. El pensamiento de estos seres se había nutrido de ellos mismos. Experiencia sobre experiencia, vivencia correlacionada con vivencia.

Al no poder alimentarse de su centro, se independizaron de él y se convirtieron en sus propios pensamientos. Recordemos que, cuando el creador los creó, infundió en sus cristales su propio ser. Eran hijos del Principio Único, por lo tanto cada uno de ellos era una mente, y la unión de millones de mentes diseminadas en el Universo sutil y denso formaron la mente universal. Los hijos-pensamientos de la luz quisieron alejarse más, pero no pudieron: la lejanía de su centro les producía serios trastornos. Comenzaron a debilitarse; sus pensamientos no coordinaban, sus colores se opacaban, el ritmo disminuía. Asustados, tomaron el camino de regreso. Cuando llegaron y se nutrieron de su centro, se restablecieron totalmente. Supieron así que nunca podrían separarse de su creador, y que este significaba para ellos la vida.

Cuando llegaron a su realidad de luz, comunicaron a los otros todas las experiencias y vivencias, aumentaron sus conocimientos y entendieron que ellos también eran la mente. A diferencia de los otros, ellos no se alimentaban de sus propios pensamientos: ellos eran ideas pensamientos. Al estar cerca del creador y ser los encargados de la creación, eran creadores de ideas, y los demás, procreadores de pensamientos. Concluyeron que necesitaban de los pensamientos para crear más ideas, pues los pensamientos eran la materia prima para que la idea se realizara. Ese proceso lo llamaron retroalimentación y funcionaría así:

Los seres de luz crearían ideas, y los demás se alimentarían de ellas, las ejecutarían y plasmarían, convirtiéndolas en pensamientos que, a su vez, retroalimentarían a las ideas, y así infinitamente. Toda esa deducción era maravillosa, solo que ellos no contaron con que, cuando la idea fuese convertida en pensamiento y este estuviera diseminado en el todo, cada realidad la comprendería conforme el grado vibratorio en que se encontrara. Eso significaba que, si llegaba a los confines del universo denso, la idea no sería entendida, desarrollada ni remotamente plasmada, y eso sucedería porque la idea no podía ser igual para todos: las realidades eran muy diferentes. Efectivamente, las ideas no podían proyectarse uniformemente. Entonces, los seres de luz entendieron que las ideas nutrirían solo a las realidades más cercanas a ellos; esas ideas se convertirían en pensamientos, serían desarrolladas en ese vasto universo, y luego regresarían convertidas en hermosos pensamientos, llenos de experiencias y vivencias, para continuar el ciclo de creatividad.

Los seres-pensamientos que se encontraban más alejados y densos pensaron que, así como ellos se nutrían de ideas de los seres de luz, también ellos podrían alimentar a aquellos que se encontraban en las realidades más densas, transmitiéndoles lo aprendido. De esa forma, las ideas podrían llegar lo más lejos posible, y así también recuperarían a sus hermanos perdidos en el universo. Así lo hicieron: las ideas eran creadas por los seres-ideas-pensamientos de la luz y descendían poco a poco. Primero eran captadas por los grados más cercanos, los cuales las trabajaban, las transformaban, y por último, las entendían. Cuando llegaban al entendimiento, las emanaban a los otros grados, para continuar alimentando a la mente universal. Cada realidad que había trabajado la idea la compartía con el grado posterior; de esa manera, la idea no se distorsionaba y se adaptaba gradualmente, según las necesidades de su realidad. Percibieron que, de esa forma, la idea se desarrollaría con perfección.

Solo que, cuando llegaba a la realidad densificada y petrificada, esta ni la captaba ni la absorbía: las ideas para esas realidades eran totalmente inservibles. Fue así como comprendieron que el Universo se dividía en realidad superior y realidad inferior. Con ese conocimiento, el ser-pensamiento llegó a un entendimiento global de su realidad, sumado a los estudios profundos que realizaron. Así pudieron también ubicarse en la realidad de su existencia, y la vieron así: El universo era circular. Lo dividieron en nueve dimensiones; cada una de ellas comprendía miles de millones de planos y grados. La diferencia entre ellas dependía del ritmo, color, forma, frecuencia, vibración, creatividad, etcétera. Sabían que en ese vasto universo se encontraban sus hermanos, diseminados en diferentes expresiones de existencia, como cristales-células, cristales-órganos, cristales-sistemas; unos adelantados en su conocimiento, otros muy atrasados, aquellos sutiles y otros burdos; todos hermanos.

A través de la emanación de ideas, la captación de ellas, su distribución, la conversión de ideas pensamientos que alimentaban otros planos y graduaciones, el descenso y la subida de los pensamientos llenos de sabiduría, se puso en movimiento un mecanismo, una retroalimentación que jamás paró. La mente quería crecer a través de sus pensamientos. La sabiduría la nutrió, y ella se desarrolló como un bebé, que crece y da sus primeros pasos. Así, la mente desenvolvió sus propias características de bebé, carácter y personalidad. Hoy en día, el todo, la realidad misma, está madura. Podemos decir que el conocimiento que contiene la mente universal está casi completo. Nada ha escapado, y para lograrlo necesitaron el orden. Sin este elemento, no lo hubieran conseguido. Mente y pensamiento, unidos a la energía, crearon a su hijo, llamado universo. Un hijo que ha respondido maravillosamente, un hijo que también ha crecido y se ha desarrollado tanto que hoy se puede considerar un hijo amoroso y responsable. Sabemos, entonces, que todo se generó del Principio Único. ¿Cómo se generó? ¿Cómo creaba? ¿Qué son los elementos? Para entenderlo, tenemos que saber de qué estaba formado.

Dijimos anteriormente que su centro estaba lleno de miles de millones de cristales que se movían, chocaban entre sí y, cuando lo hacían, se producían descargas eléctricas, generando movimientos incontrolados y un calor muy intenso. Al principio, ese movimiento no era entendido. Los seres-ideas descubrieron que esos cristales, unidos a otros elementos, automáticamente se impulsaban, con lo cual surgían el movimiento, el ritmo, la vibración, la forma, el color, la frecuencia, etcétera. Entendieron que esas descargas eléctricas eran producidas por el núcleo de esos cristales, que emitía una frecuencia tan aguda y alta que se confundía con una descarga eléctrica. Esa frecuencia atraía los elementos, y esos, al unirse con otros, derivaban en movimientos. Ese núcleo fue llamado nimeo. Llegaron a la conclusión de que el movimiento no se creó: existió siempre en el nimeo.

Los seres-ideas descubrieron también que toda la creación era formada de nimeos, y que era así como la vida se generaba. El nimeo sería conocido en el universo entero como la partícula más pequeña. Comprendieron también que todo lo existente tenía ese principio. Continuando con las investigaciones, comenzaron a estudiar al cristal. Estos eran leves, parecidos a una esponja, de un tejido entrelazado y muy fino que formaba figuras geométricas; podríamos compararlos con las esporas. Cuando el deseo de los seres-pensamientos surgía, esos cristales-esporas-nimeos absorbían otros elementos que acompañaban ese deseo. El núcleo — o sea, el nimeo— se encargaba de mezclarlos y, dependiendo de la fuerza o intención del deseo, producía la fuerza de la descarga y, con ello, el resultado final del pensamiento. El nimeo poseía en sí mismo otros elementos que el Principio Único le había legado, como la fusión, el sincronismo, la maleabilidad, el ajuste, la intercepción, la capacidad, el volumen, el peso, la compatibilidad, la duplicación, el nivel y otros más.

Los cristales forman al Principio Único. Él fue creado primero en estado gaseoso (cristalesesporas gaseosas-aire); luego fue transformado en líquido (cristales-esporas líquidas-agua), y por último en sólido (cristales-esporas sólidas-tierra). El creador pasó por un proceso de desarrollo, y los cristales también sufrieron transformaciones y evolución. Los cristales se expresaron según el deseo y la necesidad. Estos cristales se conocen comúnmente en el universo como energía. Son miles de millones de realidades, formas, colores, ritmos, signos y vibraciones. Son el principio del todo; de aquí partió todo lo demás.

A la vida, ustedes la llaman alma. Son los cristales, que dan vida y movimiento al universo. Si estos cristales unidos son sutiles, leves, de colores claros y brillantes, serán llamados espíritu o energía sutil; más si son densos, oscuros, opacos y sin luz, serán llamados materia o energía densa. La realidad es un todo; la diferencia de calidad en los cristales y el resultado que el nimeo tiene en su deseo creador marcará la diferencia. De esta manera, la función de los cristales caracterizó a los elementos y los ordenó, clasificándolos según la intensidad. Esta fue dividida por los seres-pensamientos en dos fuerzas: masculina y femenina.

Cuando el Principio Único creaba, la emanación de sus creaciones tenía diferentes expresiones e intensidad. Una era fuerte, dinámica, de colores vivos, de tejido resistente, con ritmo, vibración e impulsos poderosos. Esta fuerza fue llamada fuerza masculina. La otra era de cristales pequeños, delicados, colores suaves, ritmo y vibración cadenciosa, y fue llamada fuerza femenina. Estas dos expresiones se complementaron, y cuando el deseo surgía, la creación se expresaba, determinando la creatividad. A través de esta explicación comprendemos que el universo está formado de cristales que son llamados energía. Es esta energía la que da la vida, y una vez que tengamos la vida, seremos eternos. Las dos fuerzas: masculina y femenina, determinaron la creación. Todo fue creado por la intensidad del deseo.

Cuando se produjo la gran explosión, esas dos fuerzas se moldearon, y cuando los cristales de las dos expresiones comenzaron a fusionarse, procrearon infinidad de formas que contenían las características de ambas: creación sobre creación. La energía generadora de ideas y pensamientos basaba sus creaciones en la fuerza del deseo, y esa fuerza tomaba una forma y característica, expresándose en algún momento en la creatividad, como formas armoniosas o distorsionadas.

El deseo compactaba la energía y creaba. Todo en el universo es creación de ideas y pensamientos. Todo lo que sus ojos ven es expresión de la creatividad. El creador no creó las formas: solo dio los elementos para que estas se crearan. Son los seres-ideas-pensamientos quienes plasmaron y ejecutaron todo lo existente, y lo lograron porque desarrollaron el deseo creador, que cada realidad y dimensión entendía o podía percibir. Los elementos que el creador proporcionó eran la materia prima legada a sus hijos, para que el pensamiento alcanzara la realización de la creatividad.

Los seres-ideas-pensamientos son los arquitectos del universo. Todo lo existente fue creado a imagen y semejanza de ellos mismos y de sus propios deseos. El universo es un espejo que devuelve la imagen de sus propios constructores.


Ley de la causa y efecto. El Universo es y será lo que ustedes quieran ver y ser.



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El Árbol del Amor










He oído contar la historia de un antiguo y majestuoso árbol... Cuyas ramas se extendían hacia el cielo. Cuando llegaba la estación de las flores, mariposas de todas las formas, tamaños y colores, bailaban a su alrededor....

Aves de países lejanos venían y cantaban cuando sus flores maduraban en frutos. Las ramas, como manos extendidas, bendecían a todos los que acudían a sentarse bajo su sombra.

Un niñito solía venir a jugar junto a él y el gran árbol se encariñó con el pequeño... El amor entre lo grande y lo pequeño es posible, si el grande no es consciente de su grandeza.

El árbol no sabía que era grande, sólo el hombre tiene ese tipo de ideas. La prioridad de lo grande siempre es el ego, pero para el amor no hay grande o pequeño; el amor abraza a quienquiera que se acerque...

Así, el árbol comenzó a amar a este pequeño que solía venir a jugar cerca de él. Las ramas eran altas, pero las inclinaba hacia el niño, de modo que pudiera coger sus flores y frutos...

El amor siempre es reverente; el ego nunca está dispuesto a inclinarse. Si te acercas al ego, sus ramas se estirarán aún más arriba, se pondrá rígido para que no puedas alcanzarlo...

El niño juguetón se acercaba a él, y el árbol inclinaba sus ramas. El árbol se alegraba mucho cuando el niño cogía algunas flores; todo su ser se llenaba con la alegría del amor...

El amor siempre está feliz cuando puede dar algo; el ego siempre está contento cuando puede obtener algo.

El niño creció. A veces dormía en el regazo del árbol, comía sus frutas y en ocasiones lucía una corona con las flores del árbol y actuaba como un rey de la jungla. Uno se vuelve como un rey dondequiera que haya flores de amor y uno se vuelve pobre y lleno de sufrimiento siempre que las espinas del ego estén presentes.

Ver al niño danzando con una corona de flores, llenaba al árbol de emoción, de alegría. Asentía con amor, cantaba con la brisa...

El niño creció aún más. Comenzó a trepar al árbol para balancearse en sus ramas. El árbol se sentía muy contento cuando el niño descansaba sobre sus ramas...

El amor se siente feliz dándole comodidad a alguien; el ego se siente feliz incomodando a todo el mundo.

Con el paso del tiempo, el niño recibió el peso de nuevas tareas. También surgió la ambición; tuvo que pasar exámenes; tenía amigos con los cuales solía conversar y curiosear, por tanto, no venía con frecuencia. Pero el árbol le esperaba ansiosamente. Desde su alma le llamaba: "¡Ven, ven!, te estoy esperando". El amor espera día y noche. Y el árbol esperaba. Se sentía triste cuando el niño no venía. El amor se siente triste cuando no puede compartir; el amor se siente triste cuando no puede dar. El amor se siente agradecido cuando puede compartir. El amor está contentísimo cuando puede entregarse totalmente.

A medida que crecía el niño visitaba cada vez menos al árbol. El hombre que se vuelve grande, cuyas ambiciones crecen, encuentra menos y menos tiempo para el amor. El muchacho se hallaba ahora absorto en los asuntos mundanos.

Un día, cuando él pasaba, el árbol le dijo: `"te espero siempre pero no vienes. Te espero todos los días".

El muchacho respondió: "¿Qué tienes? ¿Por qué debo venir? ¿Tienes algún dinero? Ando en busca de dinero".

El ego siempre se halla motivado. El ego acudirá sólo si con ello se cumple algún propósito. Pero el amor es inmotivado. El amor es su propia recompensa.

El árbol sorprendido dijo: "¿Vendrás únicamente si te doy algo?" Aquello que posee no es amor. El ego acumula, pero el amor da en forma incondicional.

No sufrimos esa enfermedad, y por eso estamos alegres", dijo el árbol. "Los capullos florecen en nosotros, muchos frutos crecen en nosotros. Damos una sombra tranquilizadora, sedante. Danzamos con la brisa y cantamos canciones. Las aves inocentes saltan y trinan en nuestras ramas, aunque estemos sin dinero. El día en que nos involucremos con el dinero, tendremos que ir a los templos como tus hombres débiles hacen para aprender a obtener la paz, y para aprender a encontrar el amor. No, no tenemos ninguna necesidad de dinero".

El muchacho dijo: "Entonces, ¿para qué tengo que visitarte?, iré donde haya dinero. Necesito dinero".

El ego pide dinero porque necesita poder.

El árbol pensó unos instantes y dijo: "No vayas a ningún otro lado. Recoge mis frutos y véndelos. Obtendrás dinero con ello".

El niño se entusiasmó, inmediatamente trepó y cogió todas las frutas. El árbol se sintió contento, aun cuando algunas ramas y varillas se rompieron, aun cuando cayeron algunas hojas al suelo.

Hasta recibir heridas hace feliz al amor, pero aún obteniendo algo, el ego no está contento, el ego siempre desea más. El árbol no se dio cuenta de que el muchacho ni siquiera se volvió una vez a darle las gracias. La aceptación de su oferta de recoger y vender los frutos era suficiente agradecimiento para él...

Por mucho tiempo el muchacho no regresó. Ahora tenía dinero y estaba ocupado haciendo más dinero de ese dinero.

Había olvidado totalmente al árbol. Pasaron los años... El árbol estaba triste. Anhelaba el regreso del muchacho -cómo una madre cuyos pechos se hallan llenos de leche- pero su hijo se ha perdido. Todo su ser está anhelando al niño, busca enloquecidamente al niño para que lo alivie. Tal era el grito interno de ese árbol. Todo su ser estaba en agonía.

Después de muchos años, el muchacho -que ahora era un hombre vino a ver al árbol.

El árbol dijo: "Ven, mi niñito. Ven, abrázame".

El muchacho respondió: "Deja el sentimentalismo. Eso era cosa de la niñez. Ya no soy un niño".

El ego toma el amor por locura. una fantasía infantil. Pero el árbol lo invitó: "Ven, balancéate sobre mis ramas. Danza. Juega conmigo".

El hombre respondió: "Deja la charla inútil. Deseo construir una casa. ¿Puedes darme una casa?"

El árbol exclamó: "¿Una casa?..: Yo vivo sin una casa. Sólo los hombres viven en casas. Nadie más vive en casas, excepto el hombre. Y ¿te das cuenta del estado en que se encuentran debido a su confinamiento entre cuatro paredes?"

Cuanto más grandes son los edificios que construye, más pequeño se vuelve el hombre. "No vivimos en casas... pero puedes cortar y llevarte mis ramas, y con ellas podrás construir una casa".

Sin perder tiempo, el hombre trajo un hacha y cortó todas las ramas del árbol. El árbol era ahora un mero tronco desnudo. Pero al árbol no le importan estas cosas. Aún si sus miembros son cortados para los seres amados. El amor es dar; siempre está dispuesto a dar.

El hombre no se molestó en agradecer al árbol. Construyó su casa...

Y los días se convirtieron en años.

El tronco esperó y esperó. Deseaba gritar, pero ni siquiera tenía ramas u hojas que le dieran fuerza. El viento soplaba, pero no podía entregar al viento ningún mensaje. Pero aun así, en su alma sólo había una oración: "Ven, ven, querido. Ven". Pero nada ocurría.

El tiempo pasó, y el hombre era ahora un anciano. Una vez pasó por allí y se detuvo junto al árbol.

El árbol preguntó: "¿Qué más puedo hacer por ti? Has venido después de mucho, mucho tiempo".

El hombre dijo: "¿Qué más puedes hacer?

"Quiero viajar a países distantes para ganar dinero. Necesito un bote para viajar".
Con alegría el árbol dijo: "Pero, eso no es un problema, querido mío. Corta mi tronco y haz un bote con él. Estaré muy contento de ayudarte a que viajes a países lejanos a ganar dinero... Pero, por favor recuerda que siempre estaré esperando tu regreso."

El hombre trajo una sierra, cortó el árbol, fabricó un bote, y se fue. Ahora el árbol era una pequeña cepa... Y, sigue esperando, a que su amado regrese. Espera, espera y espera.

El hombre nunca regresará; el ego sólo va allí donde puede obtener algo, y ahora el árbol no tiene nada, no tiene nada absolutamente que ofrecer.

El ego no acude allí donde no puede lograr algún beneficio.

El ego es un eterno mendigo, siempre pidiendo, demandando algo. El amor es bondad. El amor es un rey. Un emperador. ¿Existe acaso un rey más grandioso que el amor?...

Una noche yo me encontraba descansando cerca de esa cepa. La cepa susurró: "Ese amigo mío aún no regresa". Estoy muy preocupado; no sea que se haya ahogado, se haya perdido. Pudo haberse perdido en uno de esos países lejanos. Puede que ya no exista. ¡Cuánto deseo noticias suyas! A medida que me acerco al fin de mi vida, me sentiría satisfecho al menos con las noticias de su bienestar. Entonces podría morir contento. Pero él no vendría ni aunque lo llamase, porque ya no me queda nada que dar, y él sólo entiende el lenguaje de obtener y recibir.

El ego sólo comprende el lenguaje de obtener. El amor es el lenguaje de dar...

No puedo decir más que eso, ¡Ah!, Además, no hay nada más que decir que esto.

Si la vida pudiese ser como ese árbol, extendiendo ampliamente sus ramas, de modo que todos y cada uno pudiesen guarecerse bajo su sombra, entonces podríamos comprender lo que es el amor. No existen escrituras, mapas o diccionarios para el amor. Tampoco existe a su respecto un conjunto determinado de principios.

Yo estaba preguntándome acerca de lo que podría decir respecto al amor. Es difícil describirlo. El amor está simplemente presente. Probablemente puedes verlo en mis ojos, si vienes y los miras. Me pregunto si se le puede sentir como cuando mis brazos se extienden para abrazarte.

El amor. ¿Qué es el amor?...

Si no se le siente en mis ojos, en mis brazos, en mi silencio, nunca podrá ser entendido con mis palabras.

De un maestro Zen a sus discípulos.



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