“El cielo es real – La experiencia de un Doctor en el más allá”.







La famosa revista Newsweek sorprendió a muchos en su edición de Octubre 2012 con una portada y un titular impactante: “El cielo es real – La experiencia de un Doctor en el más allá”. Se trataba de un artículo escrito por Jorge Carvajal, prestigioso neurocirujano estadounidense que tras haber vivido una Experiencia Cercana a la Muerte (ECM), asegura haber visto y viajado al más allá. Esta es la traducción completa de dicho artículo de Newsweek.

Como neurocirujano, yo no creía en el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte. Hijo de un neurocirujano, crecí en un mundo científico. He seguido el camino de mi padre y me convertí en un neurocirujano académico, enseñando en Harvard Medical School y otras universidades. Entiendo lo que ocurre en el cerebro cuando las personas están a punto de morir, y siempre había creído que había una buena explicación científica para los viajes celestiales fuera del cuerpo, descritos por aquellos que escapaban a la muerte por poco.

El cerebro es un mecanismo sorprendentemente sofisticado pero extremadamente delicado. Si se reduce la cantidad de oxígeno que recibe, así sea la cantidad más pequeña, este reaccionará. No era una gran sorpresa que las personas que habían sufrido un traumatismo grave regresaran de sus experiencias con historias extrañas. Pero eso no significaba que habían viajado a algún lugar real.

Aunque me consideraba un creyente cristiano, era más de título que de creencia real. No me molestaban los que querían creer que Jesús era más que simplemente un buen hombre que había sufrido a manos del mundo. Simpatizaba profundamente con aquellos que querían creer que había un Dios en alguna parte ahí fuera que nos amaba incondicionalmente. De hecho, envidiaba a esas personas la seguridad que esas creencias sin duda les proporcionaban. Pero como científico, simplemente creía que era incorrecto creer en eso.

En el otoño de 2008, sin embargo, después de siete días en un estado de coma en el que se inactivó la parte humana de mi cerebro, el neocórtex, experimenté algo tan profundo que me dio una razón científica para creer en la conciencia después de la muerte.

Se cómo pronunciamientos como el mío les suenan a los escépticos, así que voy a contar mi historia con la lógica y el lenguaje del científico que soy.

Muy temprano por la mañana, hace cuatro años, me desperté con un dolor de cabeza muy intenso. En cuestión de horas, mi corteza entera – toda la parte del cerebro que controla el pensamiento y la emoción, y que en esencia que nos hace humanos – se había apagado. Los médicos del Hospital General de Lynchburg en Virginia, un hospital donde yo mismo trabajaba como neurocirujano, determinaron que de alguna manera había contraído una meningitis bacteriana muy poco frecuente que ataca sobre todo a los recién nacidos. Bacterias de e. coli habían penetrado en mi líquido cefalorraquídeo y estaban comiendo mi cerebro.

Cuando entré en la sala de emergencias aquella mañana, mis posibilidades de supervivencia en algo más que un estado vegetativo ya eran bajas. Pronto estas posibilidades cayeron a casi nulas. Durante siete días estuve en un coma profundo, mi cuerpo sin respuestas, mis funciones cerebrales superiores totalmente fuera de línea.

Luego, en la mañana de mi séptimo día en el hospital, mientras mis médicos consideraban si se suspendía el tratamiento, mis ojos se abrieron de golpe.

No hay una explicación científica para el hecho de que mientras mi cuerpo estaba en estado de coma, mi mente – mi conciencia, mi yo interior – estaba viva y bien. Mientras las neuronas de mi corteza cerebral fueron aturdidas hasta su total inactividad por las bacterias que las habían atacado, mi conciencia liberada del cerebro había viajado a una diferente y mayor dimensión del universo: una dimensión que nunca había soñado que podía existir, y que mi viejo yo previo al coma hubiera estado más que feliz explicando que se trataba de una simple imposibilidad.

Pero esa dimensión, a grandes rasgos, la misma que describen incontables personas que han vivido experiencias cercanas a la muerte u otros estados místicos, está allí. Existe, y lo que vi y aprendí allí me ha puesto literalmente en un mundo nuevo: un mundo en el que somos mucho más que nuestros cerebros y cuerpos, y donde la muerte no es el final de la conciencia, sino más bien un capítulo de un vasto e incalculablemente positivo viaje.

No soy la primera persona en tener evidencia de que la conciencia existe más allá del cuerpo. Breves y maravillosos destellos de este reino son tan antiguos como la historia humana. Pero hasta donde yo sé, nadie antes que yo haya viajado alguna vez a esta dimensión (a), mientras su corteza estaba completamente apagada, y (b), mientras que su cuerpo estaba bajo observación médica al minuto, como lo estuvo mi cuerpo durante los siete días completos de mi estado de coma.

Todos los argumentos principales en contra de las experiencias cercanas a la muerte sugieren que estas experiencias son el resultado de un mínimo, transitorio, o parcial mal funcionamiento de la corteza cerebral. Sin embargo, mi experiencia cercana a la muerte no tuvo lugar mientras mi corteza estaba funcionando mal, sino mientras estaba simplemente apagada. Esto se desprende claramente de la gravedad y la duración de mi meningitis, y de la complicación cortical global documentada por los escaneos TC y exámenes neurológicos. Según el conocimiento médico actual sobre el cerebro y la mente, no hay absolutamente ninguna manera de que yo pudiera haber experimentado ni siquiera una conciencia débil y limitada durante mi tiempo en el estado de coma, y mucho menos la odisea híper vívida y completamente coherente que experimenté.

Me tomó meses aceptar lo que me pasó. No sólo la imposibilidad médica de que había estado consciente durante mi coma, pero más importante aún, las cosas que sucedieron durante ese tiempo. Hacia el comienzo de mi aventura, yo estaba en un lugar de nubes. Grandes, esponjosas, de color rosa-blanco, que se presentaron nítidamente en contraste con el profundo cielo negro-azul.

Más alto que las nubes, inconmensurablemente más alto, una multitud de seres transparentes y brillantes se movían trazando arcos por el cielo, dejando largos trazos como serpentinas detrás de ellos.

¿Pájaros? ¿Ángeles? Estas palabras las registré más tarde, cuando estaba escribiendo mis recuerdos. Pero ninguna de estas palabras hace justicia a estos seres, que eran, sencillamente, diferentes a todo lo que he conocido en este planeta. Eran más avanzados. Formas superiores.

Un sonido, enorme y retumbante como un canto glorioso, descendió desde lo alto, y me pregunté si los seres alados lo estaban produciendo. Nuevamente, pensando en ello más tarde, se me ocurrió que la alegría de estas criaturas mientras volaban alto era tal, que tenían que emitir este sonido, y que si la alegría no salía de ellos de esta manera entonces simplemente no serían capaces de contenerla. El sonido era palpable y casi material, como una lluvia que se puede sentir en tu piel, pero que no te moja.

Ver y escuchar no estaban separados en este lugar donde ahora estaba. Podía escuchar la belleza visual de los cuerpos plateados de esos seres brillantes que estaban arriba, y pude ver la perfección creciente, alegre de lo que cantaban. Parecía que no se podía ver o escuchar ninguna cosa en este mundo sin volverse parte de ella, sin unirse con ello de alguna forma misteriosa. Una vez más, desde mi perspectiva presente, me permito sugerir que no se podría mirar “hacia” nada en ese mundo en absoluto, porque la palabra “hacia” en sí misma implica una separación que allí no existía. Cada cosa era distinta, pero cada cosa era también una parte de todo lo demás, al igual que los diseños ricos y entremezclados en una alfombra persa … o en el ala de una mariposa.

Se vuelve más extraño aún. Durante la mayor parte de mi viaje, alguien más estaba conmigo. Una mujer. Ella era joven, y me acuerdo de cómo era en detalle. Tenía los pómulos altos y ojos profundamente azules. Trenzas doradas enmarcaban su hermoso rostro. La primera vez que la vi, estábamos juntos cabalgando sobre una superficie con un intrincado patrón, que después de un momento me di cuenta que era el ala de una mariposa. De hecho, millones de mariposas estaban alrededor de nosotros, enormes y agitadas olas de ellas, que se zambullían en un bosque y volvían de nuevo a nuestro alrededor. Era un río de vida y color, moviéndose a través del aire. La vestimenta de la mujer era simple, como la de un campesino, pero sus colores en polvo azul, índigo y pastel de naranja-durazno tenían la misma abrumadora y súper vívida vitalidad que todo lo demás. Ella me miró con una mirada que, si la vieras durante cinco segundos, haría que tu vida entera hasta ese punto valiera la pena, sin importar lo que haya ocurrido en ella hasta ahora. No era una mirada romántica. No era una mirada de amistad. Era una mirada que de alguna manera estaba más allá de todo esto, más allá de todos los diferentes tipos de amor que tenemos aquí en la tierra. Era algo superior, que contenía todos estos tipos de amor en si mismo, mientras al mismo tiempo era mucho mayor que todos ellos.

Sin pronunciar una sola palabra, ella me habló. El mensaje me atravesó como un viento, y al instante comprendí que era cierto. Lo supe de la misma manera en que supe que el mundo que nos rodeaba era real, no era una fantasía pasajera e insustancial.

El mensaje tenía tres partes, y si tuviera que traducirlas al lenguaje terrenal, sería algo como esto:

“Ustedes son amados y apreciados, muchísimo y para siempre.”

“No tienes nada que temer.”

“No hay nada que puedas hacer el mal.”

El mensaje me inundó con una inmensa y loca sensación de alivio. Era como si me hubieran entregado las reglas de un juego al que había estado jugando toda mi vida sin nunca haberlo comprendido plenamente.

“Te vamos a mostrar muchas cosas aquí”, dijo la mujer, una vez más, sin llegar a utilizar estas palabras, sino transmitiéndome directamente su esencia conceptual. “Pero eventualmente vas a regresar”.

Para ello, sólo tenía una pregunta.

¿Regresar a dónde?

Un viento cálido soplaba, como los que surgen en los días más perfectos de verano, sacudiendo las hojas de los árboles y fluyendo como agua celestial. Una brisa divina. Esto cambió todo, transformando el mundo a mi alrededor en una octava incluso más alta, una vibración más alta.

A pesar de que aun tenía una pequeña función del lenguaje, al menos la idea que tenemos de él en la Tierra, sin decir palabras comencé a formular preguntas a este viento, y al ser divino que sentía que trabajaba detrás de él o dentro de él.

¿Dónde está este lugar?

¿Quién soy yo?

¿Por qué estoy aquí?

Cada vez que expresé silenciosamente una de estas preguntas, la respuestas llegaron inmediatamente, en una explosión de luz, color, amor y belleza que soplaba a través de mí como una ola rompiendo. Lo más importante de estas explosiones es que no callaban mis preguntas abrumándolas. Respondían a las preguntas, pero de una forma que pasaba el lenguaje por alto. Los pensamientos me entraban directamente. Pero no era pensamiento como lo experimentamos en la Tierra. No era vago, inmaterial o abstracto. Estos pensamientos eran sólidos e inmediatos, más calientes que el fuego y más húmedos que el agua, y mientras los recibía era capaz de comprender al instante y sin esfuerzo conceptos que me habría llevado años comprender plenamente en mi vida terrenal.

Seguí avanzando y me encontré ingresando en un inmenso vacío, completamente oscuro, infinito en tamaño, pero también infinitamente reconfortante. Era profundamente negro pero a la vez rebosante de luz: una luz que parecía venir de un orbe brillante que ahora sentía más cerca de mí. El orbe era una especie de “intérprete” entre mí y esta vasta presencia que me rodeaba. Era como si yo estuviera naciendo a un mundo más grande, y el propio universo era como un útero cósmico gigante y el orbe (que sentí estaba conectado de alguna manera con, o incluso era idéntico a la mujer sobre el ala de la mariposa) fue guiándome a través de él.

Más tarde, cuando volví, me encontré con una cita del Siglo XVII, del poeta cristiano Henry Vaughan, que estuvo muy cerca de describir este lugar mágico, este núcleo vasto y negro como tinta, que era el hogar de la misma Divinidad.

“Hay, dicen algunos, en Dios, una oscuridad profunda pero deslumbrante”.

Eso era exactamente: una negra oscuridad que también estaba rebosante de luz.

Sé muy bien cuan extraordinario, cuan francamente increíble, todo esto suena. Si alguien, incluso un médico, me hubiera contado una historia como ésta en los viejos tiempos, hubiera estado bastante seguro de que estaba bajo el hechizo de algún delirio. Pero lo que me pasó fue, lejos de ser delirante, tan real o más real que cualquier otro acontecimiento en mi vida. Eso incluye el día de mi boda y el nacimiento de mis dos hijos.

Lo que me pasó exige una explicación.

La física moderna nos dice que el universo es una unidad que es indivisible. Aunque parece que vivimos en un mundo de separación y diferencia, la física nos dice que debajo de la superficie, cada objeto y acontecimiento en el universo está completamente entretejido con todos los demás objetos y eventos. No hay verdadera separación.

Antes de mi experiencia de estas ideas eran abstracciones. Hoy son realidades. El universo no sólo está definido por la unidad, sino también, ahora lo sé, definido por el amor. El universo como lo experimenté en mi estado de coma es – he descubierto con sorpresa y alegría- el mismo sobre el cual tanto Einstein y Jesús habían hablado en sus (muy) diferentes maneras.

He pasado décadas como neurocirujano en algunas de las instituciones médicas más prestigiosas de nuestro país. Sé que muchos de mis compañeros se aferran, como yo en el pasado, a la teoría de que el cerebro, y en particular la corteza, genera la conciencia y de que vivimos en un universo desprovisto de cualquier tipo de emoción, y mucho menos del amor incondicional que ahora se que Dios y el universo tienen hacia nosotros. Pero esa creencia, esa teoría, ahora yace rota a nuestros pies. Lo que me pasó la destruyó, y tengo la intención de pasar el resto de mi vida investigando la verdadera naturaleza de la conciencia y difundiendo el hecho de que somos más, mucho más, que nuestro cerebro físico, lo más claro que pueda, tanto hacia mis colegas científicos como hacia la gente en general.

No espero que esto sea una tarea fácil, por las razones que he descrito anteriormente. Cuando el castillo de una vieja teoría científica comienza a mostrar líneas de falla, al principio nadie quiere prestar atención. En primer lugar, el antiguo castillo simplemente ha tomado mucho trabajo para ser construido, y si se cae, uno completamente nuevo tendrá que ser construido en su lugar.

Esto lo aprendí de primera mano después de que estuve lo suficientemente bien como para volver a salir al mundo y hablar con otras personas -personas, es decir, que no sean mi sufrida esposa, Holley, y nuestros dos hijos-, acerca de lo que me había pasado. Las miradas de incredulidad cortés, especialmente entre mis amigos médicos, pronto me hicieron ver la gran tarea que tendría para que la gente comprendiera la enormidad de lo que había visto y experimentado esa semana mientras mi cerebro estaba apagado.

Uno de los pocos lugares en los que no tuve problemas para transmitir mi historia era un lugar que antes de mi experiencia había visto bastante poco: la iglesia. La primera vez que entré en una iglesia después de mi coma, veía todo con ojos nuevos. Los colores de los vitrales me recordaron la luminosa belleza de los paisajes que había visto en el mundo de arriba. Las notas bajas profundas del órgano me recordaron cómo los pensamientos y emociones en ese mundo son como olas que se mueven a través de ti. Y, lo más importante, una pintura de Jesús partiendo el pan con sus discípulos evocó el mensaje que permanece en el corazón mismo de mi viaje: que somos amados y aceptados incondicionalmente por un Dios aun más grande e insondablemente glorioso que el que me habían enseñado de niño en la escuela dominical.

Hoy en día muchos creen que las verdades espirituales vivas de la religión han perdido su poder, y que la ciencia, no la fe, es el camino a la verdad. Antes de mi experiencia tenía una fuerte sospecha de que ese era el caso para mí.

Pero ahora entiendo que esta opinión es demasiado simple. El hecho cierto es que la imagen materialista del cuerpo y el cerebro como los productores, en lugar de los vehículos, de la conciencia humana, está condenada. En su lugar, una nueva visión de la mente y el cuerpo va a surgir, y de hecho ya está emergiendo. Este punto de vista es científico y espiritual en igual medida y valorará lo que los más grandes científicos de la historia siempre se han valorado por sobre todo: la verdad.

Esta nueva imagen de la realidad tomará mucho tiempo en armarse. No va a estar terminada en mi tiempo, o incluso, sospecho, tampoco en el tiempo de mis hijos. De hecho, la realidad es demasiado vasta, demasiado compleja y demasiado irreductiblemente misteriosa para que una imagen de ella alguna vez llegue a estar absolutamente completa. Pero, en esencia, esta imagen mostrará al universo en evolución, multidimensional, y conocido en detalle hasta cada uno de sus últimos átomos por un Dios que nos cuida mucho más profunda y apasionadamente que cualquier padre que alguna vez haya amado a su hijo.

Aun sigo siendo un doctor, y aun sigo siendo un hombre de ciencia, casi exactamente igual a como era antes de que tuviera mi experiencia. Pero en un nivel más profundo soy muy diferente a la persona que era antes, porque he podido vislumbrar esta imagen de la realidad que está surgiendo. Y puedes creerme cuando te digo que va a valer la pena cada pequeño paso de la labor que nos llevará, y a los que vienen después de nosotros, para llegar a comprenderla bien.



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LIBERATE DE LA CARGA DE LOS JUICIOS

 





1. Escucha la sabiduría de tu cuerpo, que se expresa por señales de comodidad e incomodidad. Cuando elijas cierta conducta, pregunta a tu cuerpo que siente al respecto. Si tu cuerpo envía una señal de inquietud física o emocional, ten cuidado. Si tu cuerpo envía una señal de comodidad y anhelo, procede.

2. Vive en el presente, que es el único momento que tienes. Mantén tu atención en lo que existe aquí y ahora; busca la plenitud en todo momento. Acepta lo que viene a ti total y completamente para que puedas apreciarlo y aprender de ello; luego déjalo pasar. El presente es como debe ser. Refleja infinitas leyes de la Naturaleza que te han traído hasta este pensamiento exacto, esta reacción física precisa. Este momento es como es porque el Universo es como es. No luches contra el infinito esquema de las cosas; por el contrario, sé uno con él.

3. Dedica tiempo al silencio, a meditar, a acallar el diálogo interior. En momentos de silencio, cobra conciencia de que estás recontratándote con tu fuente de conciencia pura. Presta atención a tu vida interior para que puedas guiarte por tu intuición, antes que por interpretaciones impuestas desde fuera sobre lo que conviene o no te conviene.

4. Renuncia a tu necesidad de aprobación externa. Sólo tú eres el juez de tu valer; tu meta es descubrir el infinito valor de ti mismo, sin dar importancia a lo que piensen los demás. Al comprender esto se logra una gran libertad.

5. Cuando te descubras reaccionando con enojo u oposición ante cualquier persona o circunstancia, recuerda que sólo estás luchando contigo mismo. Presentar resistencia es la reacción de las defensas creadas por viejos sufrimientos. Cuando renuncies a ese enojo te curarás y cooperarás con el flujo del universo.

6. Recuerda que el mundo de allí fuera refleja tu realidad de aquí dentro. Las personas ante las cuales tu reacción es más fuerte, sea de amor u odio, son proyecciones de tu mundo interior. Lo que más odias es lo que más niegas en ti mismo. Lo que más amas es lo que más deseas dentro de ti. Usa el espejo de las relaciones para guiar tu evolución. El objetivo es un total conocimiento de uno mismo. Cuando lo consigas, lo que más desees estará automáticamente allí; lo que más te disgusta desaparecerá.

7. Libérate de la carga de los juicios. Al juzgar impones el bien y el mal a situaciones que simplemente son. Todo se puede entender y perdonar, pero cuando juzgas te apartas de la comprensión y anulas el proceso de aprender a amar. Al juzgar a otros reflejas tu falta de autoaceptación. Recuerda que cada persona a la que perdones aumenta tu amor a ti mismo.

8. No contamines tu cuerpo con toxinas, ya sea por la comida, la bebida o por emociones tóxicas. Tu cuerpo no es sólo un sistema de mantenimiento de la vida. Es el vehículo que te llevará en el viaje de tu evolución. La salud de cada célula contribuye directamente a tu estado de bienestar, porque cada célula es un punto de conciencia dentro del campo de la conciencia que eres tú.

9. Reemplaza la conducta que motiva el miedo por la conducta que motiva el amor. El miedo es un producto de la memoria, que mora en el pasado. Al recordar lo que nos hizo sufrir antes, dedicamos nuestras energías a asegurarnos de que el antiguo sufrimiento no se repita. Pero tratar de imponer el pasado al presente jamás acabará con la amenaza del sufrimiento. Eso sólo ocurre cuando encuentras la seguridad de tu propio ser, que es amor. Motivado por la verdad interior, puedes enfrentarte a cualquier amenaza, porque tu fuerza interior es invulnerable al miedo.

10. Comprende que el mundo físico es sólo el espejo de una inteligencia más profunda. La inteligencia es la organizadora invisible de toda la materia y toda la energía; como una parte de esta inteligencia reside en ti, participas del poder organizador del cosmos y de la creación. Como estás inseparablemente vinculado con el todo, no puedes permitirte el contaminar el aire y el agua del planeta. Pero en un plano más profundo, no puedes permitirte el vivir con una mente tóxica, porque cada pensamiento crea una impresión en el campo total de la inteligencia. Vivir en equilibrio y pureza es el más elevado bien para ti y para la Tierra.



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 http://www.zonaintegral.es/26-blog/espiritualidad/118-deepak-chopra-el-poema-eres-tu


La meditación del Amor Benevolente





La meditación del Amor Benevolente, llamada en lengua Pali, Metta, es tal vez la meditación más importante y popular de la Tradición Budista. Podríamos decir que Metta es el sentimiento de Amor Universal más profundo que puede existir. Su significado y contenido es inmenso: bondad, dulzura, amabilidad, calma, solidaridad, tolerancia, alegría, afecto, reconocimiento, respeto, comprensión, compasión, perdón, pureza… Tú mismo puedes añadir a esta lista aquellas emociones positivas y creativas que te sean mas propias.











Las cuatro verdades nobles y el noble camino octuple







Tradicionalmente el Noble Camino Octuple se corresponde con la cuarta de las nobles verdades señaladas por el Buda Shakyamuni en su deseo de comunicar cual había sido su experiencia de despertar.

La vida contiene sufrimiento “La verdad del sufrimiento” primera verdad noble. Esta afirmación no niega en absoluto lo bueno y gozoso de la vida, pero señala con contundencia que nacer en el reino humano lleva implícito sufrimiento.

Este sufrimiento tiene causa “La verdad de la causa del sufrimiento” segunda verdad. Siendo esta causa básicamente el deseo neurótico. Esto significa que llevados por la ignorancia rechazamos fuertemente cualquier experiencia de insatisfacción, dolor, contrariedad etc. y buscamos de forma neurótica experimentar tan solo aquello que queremos experimentar.

Todo lo que tiene una causa tiene un cese “La verdad del cese del sufrimiento”. Tercera verdad noble. Este es el estado de ser que realizo el Buda y que tradicionalmente es conocido como Iluminación.

Habiendo una causa, hay “un camino que aparta del sufrimiento”. La cuarta noble verdad. Este camino puede formularse de muchas maneras una de ellas, reconocida y practicada por budistas de todas las épocas y de todas las distintas escuelas se corresponde con una enseñanza atribuida al propio Buda Shakyamuni “El Noble Camino Óctuple”.

Todo lo que en este escrito encontréis de bueno, cierto y bello es debido a la experiencia de Iluminación del Buda Shakyamuni y a sus enseñanzas, así como al modo tan sabio y adecuado con que Bhante Sangharakshita ha sabido exponer y dar relevancia, a esta enseñanza milenaria, para las personas de hoy en día. Nada hubiera escrito yo sin la sabia influencia de mi maestro Sangharakshita. Del mismo modo si encontráis errores o inexactitudes es debido a mi torpeza y espero me disculpéis, ya que me guía el deseo de ser útil.


EL NOBLE SENDERO ÓCTUPLE


Sería bueno comenzar por interpretar el sentido de este camino, no como un camino que recorremos dejando atrás etapa tras etapa y llegando finalmente, tal y como partimos si acaso un poco más viejos, a alguna meta en donde recogeremos los frutos o recompensas del esfuerzo.

Más bien hemos de tomar esta enseñanza como el mito del viaje, en donde el viajero parte con la intención de llegar a cierto puerto, podríamos decir Itaca, y es con la experiencia del viaje mismo que nos trasformamos y enriquecemos y al llegar no es necesario obtener ningún premio. La isla hacia la que partimos fue la excusa, pero fue realizando el viaje que comprendimos, cambiamos, abrimos el corazón y la mente y la trasformación experimentada es la verdadera meta.

Usaré como base para esta exposición la forma en que Sangharakshita ha traducido y explorado la enseñanza y que podéis encontrar en castellano bajo el titulo “Budismo para principiantes y maestros”.

Dice Sangharakshita, así lo he leído, que este camino tiene dos partes: La primera es de Visión y se corresponde con la primera de las ocho etapas, la segunda es de transformación y abarca las otras siete etapas restantes.


LAS OCHO ETAPAS DE LA LIBERACIÓN

1º Etapa: La Visión Perfecta.


Esta primera etapa y primera parte del camino tiene que ver con intuición espiritual. Al referirnos a ella como visión estamos marcando que se trata de una experiencia y no de un mero acercamiento intelectual. Es a través de esta visión, de esta intuición o experiencia sobre como son las cosas que comenzamos o decidimos comenzar el viaje.

Sin esta intuición inicial nada ocurriría y es en la medida que esta experiencia es más o menos fuerte y penetrante que permea todo nuestro ser, transformando la emoción, el habla y cada una de las cosas que nos configuran como seres; hasta que finalmente emergemos renovados y con una conciencia luminosa, compasiva y libre. Entonces la visión de la existencia es perfecta, completa, sin tacha.

La intuición inicial transforma, en alguna medida, las distintas partes de nuestro ser, esta transformación hace que la visión sea más clara y profunda y esto aumenta la transformación………

Vemos pues que el camino espiritual no es un mero camino de buenas intenciones, o un mero ejercicio de seguir reglas y disciplinas, ni consiste en adoptar creencias. Sino que parte de un vislumbre que nos da impulso. Este vislumbre puede surgir de muchas maneras, tal vez un acontecimiento triste y doloroso como la pérdida de un ser querido; tal vez al encontrar alguna enseñanza que especialmente nos impacta y aclara nuestra mente; puede que sea la madurez que la vida nos va proporcionando o una dedicación profunda de nuestro tiempo y de nuestra vida al altruismo; tal vez el cansancio de ver tanta belleza y energía dilapidada en pos de nada.

El Buda tuvo un vislumbre inicial que le llevó a dejar sus palacios, su comodidad y su poder para emprender una búsqueda profunda que respondiera a las preguntas que su vislumbre habían suscitado. Él vivía cómodo y en la abundancia pero empezó a ver la enfermedad, la vejez, la inevitable muerte ¿Todos estamos sujetos a esto? Se preguntó. De qué sirve pues rodearme de seguridad y embriagarme de placer, no habrá una respuesta para esta aflicción, no habrá más luz que esta penumbra que nos envuelve. Y si yo sujeto como estoy a lo insatisfactorio, a lo impermanente a lo insustancial buscara lo satisfactorio, lo permanente, lo verdadero.


Tras varios años de búsqueda su intuición inicial iluminó toda su conciencia. Su experiencia de iluminación le reveló que cada ser humano podía a su vez intuir, transformarse, iluminarse, pero también se dio cuenta de lo difícil que esto era y tomó la decisión de señalar el camino. Pero siempre lo dejó muy claro: Él solo podía señalar el camino, no salvarnos, cada ser debía emprender su viaje, realizar la visión, permitir que la visión permeara todo el ser y de este viaje una nueva conciencia surgiría.

El Buda señaló el camino de muchas maneras: enseñó métodos para el desarrollo de la conciencia humana, usó conceptos para acercarnos la visión de la existencia que Él había realizado, usó metáforas, mitos, símbolos y por supuesto dejó su ejemplo. Miraremos algunas de sus enseñanzas para abrir nuestra visión, pero mientras leéis, recordad que es necesario que nosotros mismos tengamos una intuición, cierta experiencia, cierta visión. No basta con comprender intelectualmente lo que leemos, aunque es cierto que una apertura de nuestro intelecto también puede ser un vislumbre que trasforme nuestro ser.

Un acercamiento a través de los símbolos: La rueda, el Buda y el camino.

La rueda de la vida:

Este símbolo muestra la vida, que podríamos llamar ordinaria, funcionando como lo hace una rueda: gira y gira. Es cierto que las cosas pueden ir bien y estar arriba, pero no es menos cierto que la propia naturaleza de la rueda y su continuo girar nos llevara a caer hacia las profundidades.
En el eje de la rueda hay representados tres animales un cerdo, un gallo y una víbora. Nuestra ceguera sobre la existencia (el cerdo que tiene las orejas cubriendo sus ojos y el morro clavado en su comida, es decir no ve más allá de sus narices) nos impone dos actitudes que son dos caras de la misma moneda. Avidez (el gallo picoteando sin tregua) ciegamente creemos que, si conseguimos esto, o aquello o aquello otro, entonces todo estará bien. Y el Odio (representado por la víbora) ¡Si esto desapareciera, si esta persona cambiara! ¡No puedo soportar que me pase esto! etc.
Este gran símbolo nos está diciendo que no es en la vida mundana en donde podremos satisfacer las necesidades de nuestro corazón o espíritu y que es impulsados por nuestra ceguera, por nuestros deseos neuróticos y por nuestros rechazos u odios que damos lugar a un nivel de existencia que solo gira y gira en donde nos sentimos atrapados.


El Buda:


El Buda sentado en la posición del loto, bajo un hermoso árbol. El Buda que irradia luz, que tiene una expresión de profunda serenidad y que dibuja en sus labios una sutil sonrisa
Este símbolo también puede aparecer de forma más esotérica y compleja como el Mandala de los cinco Budas que muestra con sorprendente despliegue de simbología, belleza, amplitud y profundidad la dimensión de la mente iluminada. Lo importante es que está simbolizando nuestro potencial, lo importante es que hay algo en este ser de profunda serenidad que conecta con algo en nosotros. Desde luego este algo que intuyes en tu interior no tiene mucho que ver con el anterior símbolo de girar y girar. Aquí hay algo profundo, espiral, luminoso, limpio.


El camino:


El símbolo del camino de desarrollo espiritual que nos lleva desde la rueda al Buda.
La visión perfecta es, ante todo, una visión de nuestro estado real actual de encadenamiento a la existencia mundana, tal y como queda representada en la rueda de la vida. Luego está la visión de nuestro potencial de iluminación representado por el Buda. Finalmente, está la visión del camino que lleva de uno a otro, una visión de todo el curso futuro de la evolución de un ser humano (Sangharakshita).


Un acercamiento conceptual: Las tres características de la existencia mundana.

1 Insatisfactoria en lo último. 2 Sujeta a impermanencia o cambio. 3 desprovista de identidad sustancial propia.

(1) La existencia mundana es insatisfactoria:

La vida ordinaria con sus múltiples ofertas de placer, abundancia, riqueza, lujo, deseos satisfechos, éxito, poder etc. Encierra siempre un tipo de dolor o insatisfacción por sutil que esta sea ¿Acaso aún no te has dado cuenta? Seguro que sí, sino, no estarías leyendo esto.


(2) La existencia mundana está sujeta a la impermanencia:

Nada permanece igual, instante tras instante todo cambia. Todo es un continuo fluir. Ciegos a esta verdad, la rechazamos y nos aferramos a las cosas, a las personas, a los afectos; impidiendo que la vida transcurra. Atados al pasado, ensoñando el futuro nunca presentes en la realidad cambiante del ahora. Este es un aspecto muy importante de la visión perfecta: si no abrimos los ojos a esta verdad de la vida no podremos abrir los ojos a nada.


(3) La existencia mundana ésta desprovista de identidad sustancial propia:

Este es un aspecto de la visión difícil y profundo en palabras de Sangharakshita: En ningún lugar de la existencia mundana, ni tampoco en nosotros mismos como seres condicionados, podemos encontrar un verdadero ser, una verdadera individualidad, o una realidad de algún tipo.

Otros aspectos importantes de la visión del Buda que el mismo enseñó y que pueden arrojar luz sobre nuestra visión de la existencia son: Las cuatro nobles verdades que ya expuse al principio de este escrito y el concepto de Karma y renacimiento del que por razones de espacio no diré nada.


2º Etapa La emoción perfecta.

Solo cuando lo que sabemos o lo que intuimos respecto a la verdad de las cosas, penetra en nuestro yo emocional podemos pensar en transformación. Para alguien cuya visión de la existencia se ha abierto totalmente (un Buda) la transformación también es perfecta, eliminando todo rastro de deseo neurótico, de odio y crueldad; mientras que por otro lado despliega amor, compasión, alegría por la felicidad ajena, profunda tranquilidad y generosidad sin límite.

Para nosotros, que seguiremos este camino como un camino de entrenamiento y que probablemente nuestra visión es apenas un vislumbre, esta etapa representa el intento de bajar al corazón aquello que sabemos mentalmente, asunto este nada sencillo. Los mismos aspectos que he descrito respecto de la emoción perfecta son en los que tenemos que entrenarnos.

Generosidad (Dana): Se dice que esta es la cualidad básica de un budista, este sentimiento de querer dar y compartir es una buena señal de que el apego y el deseo hasta cierto punto han disminuido. En los textos budistas esta cualidad de generosidad está muy desarrollada y se especifican diferentes tipos de ella.

(1º) Dar cosas materiales.

(2º) Dar tiempo, energía y atención.

(3º) Dar conocimiento, cultura, saber.

(4º) Dar, o, mejor decir, infundir valor.

(5º) Darnos a nosotros mismos.

(6º) Dar el Dharma (También podríamos decir transmitir las herramientas que ayudan a un ser humano a desarrollarse y mejorar)


Amor (Metta): Podemos hablar de amor o podemos ampliar el vocablo y pensar en emoción positiva y creativa (en vez de reactiva). Entonces tendremos dos cosas: una que dejamos de ser víctimas de las circunstancias y de nuestras reacciones habituales y dos, que tendremos un efecto sosegador en las agitadas aguas del mundo.
En Budismo no dejamos la emoción de amor y bondad para que surja sola sino que la cultivamos y este tipo de práctica es una herramienta de transformación espiritual en sí misma. Existe una practica de meditación para este fin “Metta Bhavana”.

Compasión (Karuna): Compasión no es un sentimiento de lastima por la desgracia ajena. La compasión es, en lo que el amor se convierte cuando está frente al sufrimiento. Pero no solo ante el sufrimiento que nos conmueve, un niño con hambre, por ejemplo, sino también el sufrimiento de una mente ofuscada por la ira. Cuando vemos alguien que no está en paz, que está acosado por la envidia o los celos, que sufre de cólera o ignorancia en vez de, a nuestra vez, odiarlo o menos- preciarlo o desearle mal alguno; el amor, que hay en nuestro corazón se torna compasión. Si hay compasión en nosotros todas las demás cualidades espirituales irán surgiendo.

Alegría empática (Mudita): Es la alegría que sentimos por la felicidad de los demás. En esta vida todos nosotros buscamos la felicidad, muchas veces pienso que si de verdad pudiera ser feliz con los éxitos y alegrías de otros mi fuente de felicidad no se agotaría nunca.

Tranquilidad (Upeka): A veces se habla de ecuanimidad, es importante saber que no es equidistancia, tampoco es un estado “De que te dejen en paz” sino que es un estado positivo y lleno de vitalidad en el que se va suavizando nuestro sentido egoísta y nuestras preferencias, quedando mucho más abiertos, dichosos y en paz ya sea frente a lo mío, yo, propio y familiar, frente a lo que no conozco, incluso frente a lo hostil, quedamos tranquilos, en paz, ecuánimes.

Hay varias preguntas que son claves dentro de esta etapa de la emoción perfecta: Desde que comencé con mi camino espiritual ¿He dejado alguna cosa atrás? ¿He podido abandonar alguna cosa o hábito? ¿Soy un poco más amistoso y tranquilo? ¿Ha mejorado al menos un poco mi estado de ánimo? ¿Hay en mis actos menos crueldad? De no ser así, sería mejor detenernos y aplicarnos un poco más, para que las teorías, que tanto nos gustan, tengan su efecto en nuestro corazón y sería bueno empezar a tomar estas prácticas “de generosidad, metta, karuna y mudita” como parte integral del desarrollo de nuestra mente.


3º Etapa: El Habla perfecta.


¡Ah! El habla esa maravilla que usamos de forma tan tonta. En los textos budistas el habla perfecta se describe como un habla que es: verdadera, afectuosa, útil, que fomenta la concordia la armonía y la unión. Si trabajamos con nuestra habla o comunicación pronto nos daremos cuenta que nos lleva directamente a trabajar con:

Atención consciente y claridad mental: sin el desarrollo de esto es imposible acercarnos a un habla veraz, pues ¿Qué sabremos de lo que es cierto o no?

Autoconocimiento: Si no nos conocemos aunque solo sea un poco ¿Cómo vamos a saber qué es lo que nos mueve? y si no sabemos nada de nosotros mismos ¿Qué sabremos acerca de nada?

Con nuestros sentimientos: preferencias y prejuicios.

Con proyecciones: Diría mejor con proyección e introyección.

Con nuestros hábitos y los hábitos sociales: el habla superficial, el habla crítica, el cotilleo, la murmuración.

El cultivo de un habla veraz y positiva nos abre todas las puertas hacia dentro y hacia fuera; a veces pienso que bastaría trabajar en este aspecto del sendero y profundizando en él poco a poco cubriríamos todas las otras etapas.

Me doy cuenta que hay tanta energía atrapada en nuestra habla y que el habla puede condicionar de forma creativa o de forma negativa la conciencia. Os contare un cuento que puede servir de guía:

Un discípulo se acerca a su maestro y le dice.

- Maestro, ¿sabes lo que dicen de ti?

-Un momento dice el maestro. ¿Ya has pasado por las tres puertas lo que vas a contarme?

- ¿Por las tres puertas? Responde el joven. No, ni siquiera sé qué son las tres puertas.

El maestro continúa.

-¿Estás seguro de lo que vas a decirme es la verdad?

-Bueno no, yo he oído….

-Pues esta es la primera puerta.

-¿Lo que vas a decirme es bueno?

-No, no, en realidad es un tanto desagradable.

-Esta es la segunda puerta.

-¿Lo que vas a decirme es útil para alguien?

-No de hecho….Balbucea confundido el discípulo.

-Esta es la tercera puerta.

-Y dime: Si lo que vas a decirme no sabes si es verdad, no es bueno y no es útil ¿Por qué quieres contármelo, no sería mejor olvidarlo para siempre?”.

4º Etapa: La Acción perfecta.


¿Qué es lo que hace que las acciones sean correctas o no? ¿Existe algún criterio Universal? La cuestión de cómo actuar de la mejor manera, de cuál debe ser el criterio, o el principio orientativo de nuestra acción, surge de forma inevitable.

Según la tradición budista lo que hace que una acción hecha a voluntad sea ética o no es el estado de mente con el que se realiza. Si nuestro estado de mente está basado en

Odio: entendiendo como odio, tanto el odio mismo, como estados mentales negativos tales como enfado, rabia, frustración, resentimiento, etc.

Avidez: Entendiendo como avidez no solo la avaricia sino también estados de deseo neurótico, ansiedad, descontento con todo, envidia…

Ignorancia: Desde luego esta ignorancia no está referida a la ignorancia digamos académica o a la falta de conocimiento intelectual, sino más bien al no querer saber cómo son las cosas, al meter la cabeza debajo del ala, al egoísmo separador, a la ignorancia espiritual.

Si nuestras acciones están basadas de algún modo en estos estados entonces son, tal y como dice el Dharma - torpes -.

Por el contrario si el estado de mente que sustenta nuestros actos están basados en:


Metta: (Amor) Es decir en estados mentales creativos, amables, bondadosos y claros.

Generosidad: Tener en cuenta a otros (Que no significa no tenerte en cuenta a ti), ser desprendido, tranquilo con las posesiones, y dispuesto a dar y darte.

Sabiduría: Que en último término es igual a la iluminación pero que para nosotros tiene que ver con no ofuscación, con cierta apertura mental, con perspectiva amplia, con claridad de mente en vez de confusión etc.

Entonces nuestros actos son hábiles o creativos, o sabios.

Es muy interesante que en la tradición Budista no se utilicen los términos bueno y malo que denotan moral. Sino los términos Kusala (Hábil) y Akusala (Torpe) que indican Sabiduría o ausencia de esta; reseñando así que la ética dentro del budismo está más relacionada con la inteligencia y la compresión de la existencia que con la moralina. La ética que son las leyes que gobiernan los actos humanos hechos a voluntad (Y que no necesita de ningún legislador que la aplique, ya que se aplica sola como cualquier otra ley natural) no nos viene dada desde el poder de un ser superior (Dios) ni como un fin en sí misma, ni con el propósito de recibir algún premio. Es una herramienta para el desarrollo humano y un filtro de nuestras energías, motivaciones, estados de mente, relación con los demás etc. que actúa como purificador o refinería convirtiendo nuestro ser en más claro, ligero, limpio, y delicado.


Un Buda por el hecho de que es libre, sabio, de bondad infalible y con toda su energía disponible nunca haría ciertas cosas:

· Dañar seres sintientes.
· Tomar lo que no le es dado
· Tener una práctica sexual que cause dolor
· Hablar sin veracidad y sin amabilidad.
· Intoxicar, de cualquier modo, su mente.

Nosotros en nuestro intento de seguir desarrollándonos como seres humanos seguimos estos principios como principios de entrenamientos y no como reglas. Al hacerlo así, ejercitamos la mente y purificamos nuestro corazón y ambas cosas son transformadoras.

Pero no solo es una actitud de dejar de hacer esto o aquello también es una respuesta más creativa y lúcida ante la vida y así nos entrenamos desarrollando

· Acciones de amor y bondad.
· Generosidad sin límite.
· Tranquilidad, sencillez y contentamiento.
· Comunicación veraz y positiva.
· Conciencia clara y lúcida.


5º Etapa: Subsistencia perfecta.


Al Buda le interesaba el mundo, era un hombre de su tiempo y nunca volvió la espalda a lo que pasaba en su sociedad. En términos de política su sociedad tenía una estructura bastante simple, no era tan compleja como la de hoy en día, por eso no dijo mucho. Pero habló de los temas más relevantes para el mundo en que vivía:

El sistema de casta: Nadie es un noble por razón de su cuna si no por sus actos. Discutió también los aspecto filosóficos en boga, tales como la existencia de una alma (dentro de cada ser) que no estaba sujeta al cambio, y la creencia de un principio o un dios creador.

También habló y bastante de algo que atañía y aún hoy atañe a todo el mundo: la subsistencia.

Yo creo que para el budista actual, respecto a la organización social la mejor opción es la democracia, la separación de estado e institución religiosa, una libertad que permita que cada individuo tenga sus propias creencias religiosas, una educación pública laica que respete esta pluralidad de creencias, una sociedad diversa en lo cultural, preocupada por un desarrollo sostenible y ecología. Aunque aparentemente el Buda nada dijo de esto me parece a mí que en su enseñanza sobre todo “La co-producción condicionada” y en su desarrollo de la subsistencia perfecta nos da pista suficiente, y ni que decir en sus enseñanzas completa.

Alguien que sigue un camino de desarrollo espiritual debería abstenerse de ganarse la vida de ciertas maneras:

· Traficando con personas o animales.
· La matanza y crianza de animales para el consumo.
· La venta o fabricación de armas.
· La venta o fabricación de drogas y venenos.
· La farándula.
· Ganarse la vida prediciendo el futuro

Para las personas de hoy en día esto implicaría además tomar conciencia sobre donde invertimos nuestro dinero, tal vez tu no estés trabajando en la fabricación de armas pero tu banco sí que invierta en esto, tal vez la marca de deportivas que tanto te gustan practiquen, para abaratar costes, un cierto tipo de esclavismo. No basta con no trabajar tú mismo en algo que te degrade o degrade a otros o al planeta, también es importante tener conciencia de nuestra posible colaboración pasiva y tratar de paliarla.

Otro aspecto igual de importante está relacionado con cual central, absorbente y estresante es nuestra dedicación a este asunto de ganarnos la vida. También aquí cabrían unas reflexiones o preguntas ¿Tu trabajo te desgasta tanto que ya no puedes hacer nada más salvo ver televisión? ¿Tienes tiempo para la cultura? ¿Y el altruismo? ¿Dónde han quedado tus sueños de juventud?


6º Etapa: El esfuerzo perfecto.


En demasiadas ocasiones cuando pensamos en esfuerzo, lo relacionamos con un tipo de actitud que hemos de adoptar para poder hacer aquello que no queremos. Esta asociación y otras similares nos llevan a tener una relación desagradable con el esfuerzo.

En el contexto del noble camino óctuple el vocablo que se utiliza es vyama (sánscrito) y su significado estricto es ejercicio físico y está muy relacionado con la gimnasia. Según las reflexiones de Sangharakshita: la connotación de esta palabra nos indica que la vida espiritual es una vida activa, incluso dinámica, pero esto no significa que uno tenga que estar haciendo cosas constantemente o ir deprisa de aquí para allá; significa que uno debe estar mental, espiritualmente, incluso estéticamente activo.

La vida espiritual no consiste en estar cómodamente tendido en el sofá leyendo la vida, esfuerzos y austeridades de Milarepa y pensando ¡que estupendo! El Budismo es un camino que requiere esfuerzo y vigor espiritual sea cual sea la edad que tengamos o el estado del cuerpo. Este esfuerzo al que estamos refiriéndonos tiene dos aspectos: uno general que tiene que ver con el esfuerzo que hemos de realizar en cada una de las etapas y otro especifico.

El esfuerzo perfecto específico, es decir esta sexta etapa del camino consiste en una serie de cuatro ejercicios:


1º Prevenir

2º Erradicar

3º Desarrollar

4º Mantener

1º Prevenir el surgimiento de estados mentales torpes.


Como ya vimos, en el budismo, torpe (Akusala) está relacionado con un estado de mente en donde predomina el deseo egoísta, odios o enfados y la confusión el aturdimiento o la ignorancia.

En este ejercicio de prevenir, hemos de darnos cuenta de que no se trata de nada especialmente filosófico sino más bien de algo muy práctico. Estamos todo el tiempo en contacto con las cosas, los otros y la vida y este contacto lo establecemos a través de los sentidos. Vemos algo agradable y lo deseamos, o vemos algo que nos incomoda y nos enfadamos, el recuerdo de cosas del pasado nos puede poner tristes o iracundos. Vemos, oímos, sentimos a través de la piel, gustamos, olemos, pensamos y antes de que nos demos cuenta podemos estar enredados en miedos, enfados y deseos irracionales.

De tal modo que para realizar este ejercicio hemos de poner un “guardián a la puerta de los sentidos”. Dicho de otra manera, hemos de ejercitar nuestra atención consciente en relación con los objetos de los sentidos y con la mente inferior. Hemos de darnos cuenta de lo que vemos, oímos, pensamos etc. y el efecto que esto tiene en nuestros estados mentales y hemos de intentar darnos cuenta antes de que estos estados estén ya instalados en nosotros.


2º Erradicar los estados mentales torpes que ya tenemos.

Podríamos decir que cualquier cosa que nos impide tener una mente lúcida y serena la podríamos clasificar dentro de esta lista de 5 obstáculos: Deseo; Odio/rechazo; Ansiedad/Desasosiego; Pereza/Letargo; Duda/indecisión.


Imagina, por ejemplo que estás tranquilamente sentado en tu casa reflexionando, incluso puede que estés meditando, entonces comienza un fuerte ruido sobre ti, una vez más los vecinos de arriba tienen la música muy alta y se dedican a mover muebles de un lado a otro. Desde luego no es agradable y tú comienzas a enfadarte, recuerdas todas las noches que no te dejaron dormir bien y las veces que has subido a hablar con ellos sin que nada cambie y cada vez te enfadas más, haciendo que te sea imposible seguir con tu reflexión. Probablemente este enfado traiga a tu mente otras muchas causas de enojo en tu vida. ¿Cuál es el verdadero obstáculo para tu tranquilidad? ¿El ruido? yo diría que no, el ruido es desagradable, pero es tu sentimiento de enfado es el que te impide relajarte y seguir meditando.

· El Obstáculo del deseo: Con frecuencia queremos más cosas de las que realmente necesitamos, tal vez las usemos para paliar carencias emocionales. De cualquier forma, al actuar así el deseo se vuelve un tanto neurótico y además terminamos ciegos a lo que en verdad nos está pasando, por no hablar del desgaste de recursos en el mundo. Las necesidades, del tipo que sean, pasan de ser algo adecuado para vivir y funcionar en el mundo a ser un obstáculo para nuestro desarrollo.

· El obstáculo del odio. A nadie nos gusta aceptar que sentimos odio así que lo desglosaré: es esta una emoción de rechazo, de enfado de agresividad, de disgusto, de actuar usando poder y también incluye lo que podríamos llamar indignación justa. Puede ser frío o pasional, el hecho de decir las cosas en voz baja y con “buena educación” no significa que sean hábiles.

· El obstáculo de la ansiedad. Parece que lo que queremos siempre, está en otro sitio, en otro instante, nunca en el momento presente. La ansiedad puede estar disfrazada de eficacia “Tengo que hacer esta lista mental de tareas para mañana” pero la mayoría de veces solo es intranquilidad. Cuando estamos trabajando pensamos en el ocio, cuando es nuestro tiempo de descanso pensamos en el trabajo, si no tienes pareja quieres una, si la tienes piensa que mejor solo…. A veces nos resulta imposible sentarnos solos con tranquilidad siquiera unos minutos.

· El obstáculo de la pereza. Este obstáculo puede tener que ver con un bloqueo de energía o emocional que nos impide actuar; el obstáculo de la pereza es inercia, es cuando sentimos que nada nos importa, es una actitud de rigidez y estancamiento y aunque pueda pareceos fuerte, a veces toma forma de desánimo y de desilusión.

· El obstáculo de la duda. Esta duda no es la duda sana que nos impulsa a investigar, preguntar y aclarar ideas, sino más bien la duda corrosiva que nos quita la iniciativa y nos incapacita. Tiene que ver con falta de confianza, tiene que ver con indecisión y con no querer comprometernos.

Estos son el tipo de estados mentales torpes que en una medida u otra están ya en nuestra mente y hemos de erradicar. Y por supuesto existe los antídotos.


3º El desarrollo de estados mentales hábiles no surgido.

Estos estados hábiles no son meros “buenos pensamientos” sino estados más refinados o superiores de conciencia a los que podemos tener acceso con la práctica de la meditación, situada está en un contexto de práctica espiritual.

Con la práctica regular de meditación vamos teniendo acceso a experiencias de mayor sosiego e integración psíquica. Experiencias en donde el pensamiento discursivo no entorpece nuestra concentración. Experiencias de profundo silencio interior; de inspiración y claridad mental; Incluso experiencias en donde quedamos protegidos de esos estímulos externos que normalmente nos afectan o lastiman (por ejemplo, el ruido).

Estas experiencias de absorción meditativa suelen ser muy cortas en duración, pero acumulativas y van teniendo un efecto general y duradero en nuestra mente. También es importante señalar que no son un fin en sí mismas, ni es bueno que las pongamos como objetivo de nuestra meditación (probablemente si lo hacemos nos cerraremos la posibilidad de tenerlas). Simplemente hemos de tener en cuenta que la práctica de meditación es la herramienta para el desarrollo de estados mentales positivos.


4º mantener estados mentales hábiles ya surgidos.


Si prevenimos o impedimos el surgimiento de estados torpes, si trabajamos con los estados torpes que ya tenemos en la mente y cultivamos estados mentales hábiles solo nos queda el mantener los pensamientos y estados mentales positivos que hemos desarrollado. Y yo diría que esto consiste en seguir adelante, seguir practicando, seguir desarrollando conciencia y atención. En este ejercicio la regularidad y la continuidad de propósito son esenciales y es muy aconsejable practicar de una forma paciente y amable con nosotros mismos.


7º Etapa: La atención Perfecta.


Smrti (sánscrito) es la palabra que se suele traducir como atención, o atención consciente, y su significado literal es recuerdo o memoria. Podemos empezar diciendo que la no atención consciente es un estado de falta de memoria, de distracción, de pobre concentración, de falta de continuidad de propósito, de andar sin rumbo, de ausencia de verdadera individualidad.
Atención consciente tiene las características opuestas: Nos damos cuenta de las cosas, recordamos en vez de olvidar, no hay tanta dispersión, la concentración es buena, hay continuidad, constancia, somos individuos que vemos por nosotros mismos, y perseguimos el desarrollo…

Podemos examinar la atención consciente y sus niveles y aspectos más de cerca para mejor comprenderlo y poder practicarlo:


1 Atención consciente en las cosas.

2 Atención consciente en uno mismo

3 Atención consciente en los demás.

4 Atención consciente en la realidad.

1ª Atención consciente en las cosas: En referencia al entorno tanto material como a la naturaleza. La mayoría de las veces solo somos vagamente consciente de las cosas que nos rodean. Y esto no ocurre solo por la falta de tiempo en nuestra agitada vida, también tenemos falta de interés, o creemos saber que es la cosa que hay delante nuestra, solamente porque sabemos nombrarla y de este modo no la miramos de verdad. Lo más que hacemos es proyectar nuestra propia subjetividad o aferrarnos a un concepto.

Debemos aprender a ver, aprender a mirar, a ser conscientes, ser receptivos. De este modo entraremos en una comunicación más profunda con la vida y de este ejercicio de atención en las cosas surgirá una experiencia de vida más creativa y rica.


2ª Atención consciente en uno mismo: Como somos seres complejos la forma más adecuada de mantener atención consciente en nosotros mismo es atendiendo distintos niveles del ser.

a) Atención consciente en el cuerpo. b) Atención consciente en los sentimientos. c) Atención consciente en lo pensamientos. Todos estos niveles de atención consciente en nosotros serán las herramientas más valiosas para la transformación de nuestro ser.


3ª Atención consciente en los demás: Demasiadas veces ni vemos ni escuchamos ni nos percatamos realmente de los otros. Un buen sitio para comenzar seria mirando de verdad al otro, mirando a tu Interlocutor, conectando con él, al menos con los sentidos. No escuches pensando en qué vas a contestar a tu vez; observa tu propio cuerpo cuando estés hablando con alguien, nota si hay apertura.


4ª Atención consciente en la realidad: Cuando hablamos de realidad solemos referirnos a las cosas materiales, a la vida ordinaria. Las cosas de este mundo nos parecen muy reales, sin embargo, para el budismo todo esto que nos parece tan real a nosotros es, en sí mismo, ilusorio y la realidad tiene más que ver con nuestro potencial (con la Budeidad), con las cualidades espirituales de sabiduría y compasión, con consciencia, y con una actitud más contemplativa respecto a la naturaleza de la existencia.

A través de la atención consciente en las cosas, nos liberamos del velo de la subjetividad. La atención en uno mismo purifica nuestra energía psíquica. La atención en los demás nos estimula. Finalmente la atención en la realidad nos trasmuta, nos transfigura y nos transforma. (Sangharakshita)


8ª Etapa: El Samadi perfecto.


La palabra Samadi significa “estado del ser firmemente establecido”. Puede entenderse de dos formas: La mente establecida en un solo objeto y esto tiene el sentido de concentración mental meditativa, y, por otro lado, yendo mucho más lejos, es el establecimiento del todo el ser en cierta disposición de consciencia, lo cual sería Samadi en el sentido de Iluminación. En este último sentido Samadi es la etapa del Noble Camino Octuple en la que se han transformado completa y perfectamente todos los niveles y aspectos del ser.

Podríamos decir que es el triunfo de la Visión Perfecta. Pero nosotros estamos andando este camino en un sentido de práctica y en este caso samadi está más relacionado con un sentido de concentración meditativa que nos lleva al sosiego y quietud (samata) y realizaciones espirituales ( samapati), llevándonos ambas experiencias de forma acumulativa a la transformación del Samadi.

· Samata: Es un estado meditativo de tranquilidad. Podríamos decir que, al menos por unos instantes, ya no experimentamos ni odio, ni deseo, ni ansiedad, ni pereza, ni duda corrosiva alguna. Serenos y en quietud, la mente se enfoca y las energías psicofísicas se integran.


· Samapati: Son experiencias que alcanzamos con la práctica de la concentración meditativa. Pueden tratarse de ciertas visiones comúnmente luz, tal vez luces y colores; se puede experimentar una gran liviandad de cuerpo o podemos sentir gozo fisco incluso puede erizarse el cabello. Tal vez las experiencias de Samapati más importantes sean las de paz interior, destellos de intuición, la comprensión profunda de algo.


· Samadi: Cuanto más avanzado espiritualmente es lo que intentamos describir menos hay que decir. Samadi es el estado del ser establecido en la Realidad. Una forma de describirlo es diciendo que se trata de la destrucción de los tres venenos Asrava. Es un estado en el que las experiencias sensoriales y las cosas materiales no significan nada; un estado en el que no existe deseo por ningún tipo de existencia condicionada y en el que no hay verdadero interés por nada que no sea la Iluminación, un estado en el que no hay huella de ignorancia espiritual.

Con esta octava etapa del sendero hemos llegado al final de nuestro mítico viaje y una vez más usaré las palabras de Sangharakshita:

El crecimiento espiritual es similar al desarrollo de un árbol. Primero existe un vástago arraigado en la tierra. Un día la lluvia cae, tal vez torrencialmente. La lluvia es absorbida por las raíces del vástago. La savia se eleva y se distribuye en las ramas y en los brotes y el árbol crece. Hay una pausa y luego la lluvia cae de nuevo; otra vez la savia se eleva, y esta vez no solo fluye por ramas y brotes, sino que las hojas comienzan a desplegarse. Si no llueve por un tiempo, el árbol puede marchitarse un poco, pero eventualmente caerá más lluvia y aún puede suceder que caiga una gran cantidad de lluvia, y entonces la savia no solo se elevara por ramas brotes y hojas, sino que las flores empezarán desarrollarse. El seguimiento del Sendero Octuple es así. Primero hay una experiencia espiritual, un atisbo de la Realidad, o, en otras palabras, un momento de Visión perfecta. Entonces como el caer de la lluvia y, al igual que la savia se eleva y fluye en ramas y brotes, así la Visión Perfecta gradualmente transforma los diferentes aspectos de nuestro ser. La emoción se transforma, el habla se transforma, las acciones y la vida cotidiana se transforman – y aún las voliciones y la conciencia- Como resultado de un momento de Visión Perfecta, la totalidad del ser se transforma hasta cierto punto.

Este proceso se repite, una y otra vez, a niveles cada vez más altos hasta que por fin la totalidad del ser queda transformada. Uno queda enteramente saturado por la luz de la Iluminación. Este es el estadio de Samadi Perfecto, el estadio en que la totalidad del ser y la conciencia individual habiéndose alineado con la Perfecta Visión, se ha transformado completamente y se ha transmutado completamente desde los niveles más bajos hasta los niveles más altos.

Este estado es, por supuesto, el de Iluminación o Budeidad. El sendero ha sido entonces plenamente completado –de hecho, se ha convertido en la meta y la totalidad del proceso de la Evolución Superior ha sido perfeccionada y completada.



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Extraído : http://www.budismo-valencia.com/budismo/camino-octuple








La ley del éxito Paramahansa yogananda




Como lograr prosperidad, salud y felicidad mediante el poder del espíritu.


“aquel que busca a dios es el más sabio de los hombres; quien le ha encontrado es el más exitoso entre todos.”

Lo noble y nuevo


Canta canciones que nadie ha cantado,
Alberga pensamientos que nadie ha concebido,
Camina por senderos que nadie ha transitado,
Derrama lágrimas por dios como nadie ha vertido,
Brinda paz a quienes ha brindado,
Reclama como tuyo a quien en todas partes es repudiado.
Ama con un amor que nadie ha sentido,
Y afronta la batalla de la vida con brío renovado.


Mi derecho divino de nacimiento


Fui creado a imagen de dios y lo buscaré primeramente, asegurándome de establecer verdadero contacto con él; después, si es su voluntad, pueda todo lo demás –sabiduría,
abundancia, salud- ser añadido como parte de mi derecho divino de nacimiento.
Deseo obtener éxito sin medido, mas no de fuentes terrenales, sino de las manos de dios que todo lo poseen, que todo lo pueden, que todo lo dan.



La ley del éxito

¿es posible que exista algún poder capaz de revelarnos ocultas vetas de riquezas y tesoros insospechados? ¿existe alguna fuerza a la cual podamos recurrir en nuestra búsqueda de la salud, la felicidad y la iluminación espiritual? Los santos y sabios de la india afirman que tal poder existe. Ellos han demostrado la eficacia de los verdaderos principios espirituales, eficacia que puede ser también comprobada por cualquiera de nosotros, siempre que estemos dispuestos a estudiarlos y aplicarlos objetivamente.

Tu éxito en la vida no depende solamente de tu habilidad y entrenamiento personal, sino también de tu decisión para aprovechar las oportunidades que se te presentan. Las oportunidades se crean en la vida; ellas no vienen por azar. Todas las oportunidades que surgen en tu sendero han sido creadas por ti mismo, ya sea en la actualidad o en el pasado; un pasado que incluye tus vidas anteriores. Puesto que tú mismo te has ganado dichas oportunidades, has de aprovecharlas al máximo.

Si haces uso de todos los medios externos accesibles, así como también de tus habilidades naturales para vencer cada obstáculo que se presente en tu sendero, desarrollarás los poderes que dios te ha otorgado: poderes ilimitados, que fluyen de los potenciales más íntimos de tu ser. Posees el poder de pensar y el poder de la voluntad: ¡utiliza al máximo tales dones divinos!

El poder del pensamiento

Tu manifiestas éxito o fracaso de acuerdo al curso habitual de tus pensamientos. ¿Cuál es en ti la tendencia más fuerte: los pensamientos de éxito o los de fracaso? Si tu mente se encuentra por lo general en un estado negativo, un pensamiento positivo ocasional no será suficiente para atraer el éxito. Pero si piensas en forma correcta, llegarás a la meta aun cuando parezca que te envuelven las tinieblas.

Tu mismo eres el único responsable de tu destino. Nadie más responderá por tus acciones cuando llegue el momento del juicio final. Tu labor en el mundo –en la esfera en la cual te ha colocado tu propio karma, es decir, el efecto de tus acciones pasadas- no puede ser desarrollada sino por una sola persona: tu mismo. Y tu trabajo puede ser llamado, en verdad, un “éxito”, únicamente en la medida en que haya servido en alguna forma a tu prójimo.

No es aconsejable revisar mentalmente un determinado problema en forma constante. Conviene dejarlo descansar ocasionalmente, dándole así tiempo para que se aclare por sí mismo; pero cuida de que tú no descanses en forma prolongada que llegues a olvidarte completamente de discernir. Aprovecha, más bien, dichos períodos de reposo para profundizar más en tu interior, sumergiéndote en la honda paz de tu íntimo ser. Entonces, una vez que estés en armonía con tu propia alma, serás capaz de analizar todas tus acciones; si adviertes que tus pensamientos o tus obras se han desviado de la meta, podrás corregir su dirección. Este poder de divina “sintonización” (o harmonización) puede desarrollarse a través de la práctica y del esfuerzo.

La voluntad es el motor

Para triunfar en cualquier empresa, además de mantener tus pensamientos en un nivel positivo, debes emplear paralelamente el poder de la voluntad y una actividad continua.

Todo el mundo de las manifestaciones externas no es sino el producto de la voluntad; mas dicho poder no siempre es empleado en forma consciente. Así como existe una voluntad consciente, existe también una voluntad mecánica. El motor de todos tus poderes es la volición, la “fuerza de voluntad”. Sin ella no puedes caminar, conversar, trabajar, pensar o sentir. La voluntad es, pues, la fuente de donde brotan todas tus acciones. Si quisieras suspender el ejercicio de la voluntad, seria preciso que permanecieses tanto física como mentalmente en la inactividad más absoluta, ya que en el mero acto de mover una mano, por ejemplo, estas haciendo uso de la voluntad. De hecho es imposible vivir sin hacer uso de esta fuerza.

La voluntad mecánica consiste en el empleo del poder la voluntad en forma inconsciente. La voluntad consciente es una fuerza vital que se acompaña siempre de determinación y de esfuerzo; es un motor que te entrenas en ejercer la voluntad en forma consciente, y no mecánica, debes paralelamente asegurarte de que los objetivos perseguidos por tal voluntad sean constructivos y valiosos.

Con el objeto de desarrollar el poder dinámico de la voluntad, es útil proponerse realizar alguna de las cosas que te hayan parecido irrealizables hasta aquí, comenzando primero por las más simples; luego, a medida que tu confianza se fortalece y tu voluntad se torna mas dinámica, puedes intentar realizaciones más difíciles. Una vez que estés seguro de haber elegido bien tu meta, no debes aceptar por ningún motivo someterte al fracaso. Ha de

dedicarse toda la fuerza de la voluntad a la consecución de un solo objetivo a la vez, sin dejar jamás algo a medio acabar para emprender algo nuevo; se evita así la dispersión de energías.

Puedes controlar tu destino

La mente es la creadora de todo. Es por ello que deberías dirigir tu mente en tal forma que solo cree el bien. Si te aferras a un determinado pensamiento, aplicando en ello tu fuerza de voluntad dinámica, dicho pensamiento llegara finalmente a manifestarse en forma externa y tangible. Y es así que, cuando eres capaz de utilizar tu voluntad con fines únicamente constructivos, te conviertes en el amo de tu propio destino.

Se han mencionado recientemente tres importantes vías a través de las cuales es posible activar la voluntad, tornando la verdaderamente dinámica:

1) elige una tarea sencilla o alguna actividad que jamás hayas dominado bien, y proponte desarrollarla en forma exitosa.

2) asegúrate de que tu elección haya recaído sobre algo factible y constructivo a la vez, rechazando toda idea de fracaso.

3) concéntrate en un solo objetivo, aplicando todas tus capacidades y aprovechando cuanta oportunidad se te presente para materializar tu propósito.

Mas debes siempre procurar obtener la certeza interior –nacida de la serena profundidad de tu mas intimo ser- de que lo que persigues es algo correcto, que te conviene conseguir, y que esta de acuerdo con los designios divinos. Una vez obtenida dicha seguridad, puedes entonces aplicar toda la fuerza de tu voluntad para alcanzar tu objetivo, pero manteniendo siempre tus pensamientos concentrados en dios: la fuente suprema de todo poder y de toda realización.

El temor agota la energía vital

El cerebro humano es un almacén de energía. Dicha energía esta siendo constantemente utilizada en los movimientos musculares, en el trabajo del corazón, los pulmones y el diafragma, en el metabolismo de las células tisulares y sanguíneas y en la labor del sistema telefónico sensitivo-motor de los nervios. Además de todo esto, una tremenda cantidad de energía vital se consume en todos los procesos intelectuales, emotivos y volitivos.

El temor agota la energía vital; este es uno de los mayores enemigos de la fuerza de voluntad dinámica. La fuerza vital que fluye habitualmente a través de los nervios en forma constante, es exprimida de ellos de tal manera a causa del temor, que los nervios mismos se comportan como si estuviesen paralizados, y la vitalidad de todo el cuerpo se reduce. El temor no te ayuda alejarte del objeto que lo provoca, sino que solamente debilita tu fuerza de voluntad. Urgido por el temor, el cerebro genera un impulso inhibidor que actúa sobre todos los órganos del cuerpo, constriñendo el corazón, interrumpiendo las funciones digestivas, y provocando numerosas otras perturbaciones físicas. Cuando se mantiene la conciencia enfocada en dios, no se puede abrigar temor alguno; se dispone entonces la capacidad para vencer todos los obstáculos, a través del valor y la fe.

Un “deseo” es una aspiración carente de energía. Un deseo puede o no ser seguido de una intención, esto es, del proyecto de realizar algo concreto, de satisfacer, de hecho, un determinado anhelo. Mas querer significa decir: "trabajo y trabajare siempre, hasta que consiga cumplir mi deseo”. Toda vez que ejerces tu fuerza de voluntad, pones en acción el poder de la energía vital; mas no sucede así cuando deseas en forma meramente pasiva el poder conquistar un determinado objetivo.

Los fracasos deberían incitar a la determinación

Incluso los fracasos deberían actuar como estimulantes sobre tu fuerza de voluntad y sobre tu crecimiento material y espiritual. Toda vez que se ha fracasado en cualquier proyecto, es conveniente analizar cada factor en la situación, con el objeto de eliminar toda posibilidad futura de repetir los mismos errores.

La estación del fracaso es el periodo mas propicio para sembrar las semillas del éxito. Aun cuando seas azotado por el látigo de las circunstancias, mantén la cabeza erguida. No importa cuantas veces hayas fracasado, trata siempre una vez más. Aun cuando creas que ya no podrás continuar luchando, o que has hecho ya todo cuanto podías, lucha siempre, hasta que tus esfuerzos se vean coronados por el éxito. Un breve relato aclarara el punto anterior.
A y b se encontraban luchando. Al cabo de un largo tiempo, a se dijo a sí mismo: “un momento mas, y caeré desplomado”, mas, simultáneamente b pensaba: ¡”solo un golpe mas, y habré triunfado!” Y, asestándolo, vio como a se desplomaba. Así debes ser tu: asesta siempre ese golpe final. Utiliza el invencible poder de la voluntad para superar todas las dificultades de la vida.

Cuando, luego de un fracaso, reinicias tus esfuerzos con renovados bríos, tales esfuerzos son verdaderos agentes de crecimiento; mas para que den fruto, deben estar bien planeados e imbuidos de una fuerza de voluntad dinámica y de una atención siempre creciente.

Supone que has fracasado hasta el presente. Seria necio, entonces, aceptar el fracaso como un decreto del “destino”. Es preferible morir luchando, antes que abandonar tus esfuerzos mientras exista aun una posibilidad de realizar algo más; pues, incluso cuando llegue la muerte, pronto deberás reiniciar tu lucha en otra vida. Tanto el éxito como el fracaso no son sino los justos resultados de tus obras pasadas, mas tus obras actuales. De modo que deberías estimular todos los pensamientos de éxito de tus vidas pasadas, hasta que, una vez revitalizados, se tornen capaces de dominar la influencia de todas las tendencias al fracaso que existan en tu vida presente.

La diferencia entre un hombre de éxito y un hombre fracasado no reside en la cantidad o magnitud de las dificultades con que se han enfrentado ambos, sino en que el primero, aun cuando haya afrontado quizás mayores dificultades, ha dominado el arte de rechazar siempre toda idea de fracaso. Deberías transferir tu atención del fracaso al éxito, de las preocupaciones a la calma, de las divagaciones mentales a la concentración, de la inquietud
a la paz, y de la paz a la divina dicha interior. Cuando alcances este ultimo estado de realización del ser, habrás cumplido gloriosamente con el propósito de tu vida.

La necesidad del autoanálisis

Otro secreto del progreso consiste en el autoanálisis. La introspección es un espejo en el cual te es posible contemplar algunos recodos de tu mente; sin su practica, estos permanecerían ocultos a tu vista. Diagnostica la causa de tus fracasos y – haciendo un balance de tus buenas y malas tendencias- analiza lo que eres, lo que deseas llegar a ser, y cuales con los defectos que te lo impiden. Determina primero cual ha de ser la verdadera naturaleza de tu obra personal –es decir, cual es tu misión en la vida- para aplicarte luego a la tarea de transformarte en lo que deberías y quieres ser. A medida que tu mente se mantenga cada vez mas enfocada en dios, y te sintonices así con su voluntad, progresaras en tu sendero con una seguridad cada vez mayor.

Aun cuando tu propósito fundamental consiste en encontrar tu camino de regreso hacia dios, tienes que desempeñar también una determinada labor en el mundo exterior. Y es la voluntad, combinada con la iniciativa, lo que te ayudara a reconocer y cumplir dicha labor.

El poder creador de la iniciativa

¿en que consiste la iniciativa? Ella es una intima facultad creadora, una chispa del creador infinito en tu interior. Es ella quien te dota del poder de crear algo que nadie ha creado jamás, impulsándote a realizar las cosas en una forma nueva, original. Si observas las obras de un individuo de iniciativa, te parecerán tan espectaculares como un meteorito. Creando algo a partir aparentemente de la nada, dicha persona te demuestra lo que parece imposible puede tornarse posible, a través del empleo personal del tremendo poder inventivo del espíritu. La iniciativa te capacita para pararte sobre tus propios pies, libre e independiente; es uno de los atributos del éxito.

Contempla la imagen de dios en todos los hombres

Muchos son los que suelen justificar sus propias faltas, mas juzgan duramente las ajenas; deberíamos invertir tal actitud, excusando los defectos de los demás, mas examinando crudamente los propios.

Puede que, en determinadas ocasiones, sea indispensable analizar a otras personas; en tal caso, lo importante es recordar que, en el acto del análisis, debes mantener tu mente libre de todo prejuicio. Si sostienes un buen espejo firmemente en tus manos, reflejara los objetos que coloques ante él en forma fiel, sin distorsión alguna, asimismo una mente imparcial actúa como un perfecto espejo firmemente sujeto, en el cual se reflejan fielmente las imágenes de las personas, sin ser distorsionadas por las oscilaciones de los juicios precipitados.

Aprende a ver a dios en todos los hombres, independientemente de su raza o credo. Solo cuando comiences a sentir tu unidad con todo ser humano, conocerás que es, en verdad, el amor divino, y no antes. A través del servicio mutuo nos olvidamos de nuestro pequeño ser y vislumbramos al único ser infinito, al espíritu que une a todos los hombres.

Los hábitos del pensamiento controlan tu vida

Los hábitos tienen el poder de acelerar o de retardar el éxito. Son tus hábitos mentales cotidianos los que modelan tu vida; ella no se rige tanto por tus inspiraciones pasajeros o brillantes ideas. Los hábitos del pensamiento funcionan como imanes, atrayendo hacia ti determinados objetos, personas o condiciones. Los buenos hábitos del pensamiento te capacitan para atraerte diversos beneficios y oportunidades, mientras que los malos hábitos del pensamiento te atraen hacia personas de mentalidad materialista y hacia ambientes favorables.

Si aspiras a acabar con un mal habito, debilítalo primero evitando toda circunstancia tendiente a provocarlo o a estimularlo, mas evita concentrarte en él, en tu celo por evadirlo. Encauza luego tu mente hacia algún buen habito, cultivándolo en forma constante, hasta que se convierta definitivamente en parte de tu ser.

Hay en nuestro interior dos fuerzas opuestas, entregadas a una lucha constante. Una de ellas nos insta a hacer lo que no debiésemos, mientras que la otra nos urge a realizar lo debido, lo que parece difícil; una es la voz del mal, y la otra es la voz del bien, o de dios.

A través de duras lecciones cotidianas, algún día llegaras a ver claramente que los malos hábitos alimentan el árbol de los insaciables deseos materiales, mientras que los buenos hábitos alimentan el árbol de las aspiraciones espirituales. Deberías concentrar tus esfuerzos cada vez mas en desarrollar exitosamente el árbol de la espiritualidad, de modo que puedas algún día cosechar de el fruto maduro de la realización de tu verdadero ser.

Si eres capaz de liberarte de todo tipo de malos hábitos, y eres capaz de actuar correctamente porque te nace hacerlo – y no solamente con el objeto de evitar el dolor que acompaña a una mala acción- sabrás entonces que estas progresando de verdad en el espíritu.

Solamente cuando desechas de ti todos tus malos hábitos, eres verdaderamente libre. Tu alma jamás conocerá la libertad mientras no llegues a ser el verdadero amo de ti mismo, mientras no seas capaz de obligarte de realizar lo debido, aun cuando no lo desees. En este poder de autocontrol, yace la semilla de la libertad eterna.

Se han mencionado ya diversos importantes atributos del éxito: los pensamientos positivos, la voluntad dinámica, el autoanálisis, la iniciativa y el autocontrol. Numerosos libros populares destacan una o más de estas condiciones, mas no prestan atención alguna al poder divino que yace en fondo de todas ellas. La “sintonización” (armonización) con la voluntad divina constituye el factor más importante para atraer al éxito.


El poder de la voluntad divina es la fuerza que mueve el cosmos y todo cuanto hay en él. Fue la voluntad de dios la que arrojo las estrellas en el espacio y es su voluntad la que sostiene a los planetas en sus orbitas, y dirige los ciclos de nacimiento, crecimiento y decadencia en todas las formas de la vida.

El poder de la voluntad divina

La voluntad divina no conoce fronteras; opera a través de las leyes tanto conocidas como desconocidas, tanto naturales como aparentemente sobrenaturales. Ella puede modificar el curso de un destino, resucitar a los muertos, arrojar montañas al mar, y crear nuevos sistemas solares.

El hombre, creado a imagen de dios, posee también en su interior esa misma omnipotente fuerza de voluntad. La suprema responsabilidad del hombre consiste en descubrir como mantenerse en harmonía con la voluntad divina; y ello se logra a través de la practica de la meditación (1) en forma correcta.

(1) La meditación es aquel tipo especial de concentración en la cual la atención se ha liberado –mediante la aplicación de técnicas científicas de yoga- de la inquietud del estado en que se es consciente del cuerpo, para enfocarse totalmente en dios. Las lecciones de self-realization fellowship proporcionan instrucción detallada sobre esta ciencia de la meditación (nota del editor).

Cuando actúa guiada por el error, la voluntad humana nos extravía; mas cuando es guiada por la sabiduría, dicha voluntad humana se encuentra sintonizada con la voluntad divina. Dios abriga un plan para cada uno de nosotros, y si pudiésemos seguirlo fielmente, contaríamos con una guía interior que nos salvaría de los abismos de la desgracia; mas frecuentemente su plan se ve oscurecido por los conflictos de nuestra vida, y perdemos así dicha guía.

Dijo Jesús: “cúmplase tu voluntad”. Cuando el hombre sintoniza su voluntad con la voluntad de dios –la cual opera guiada por la sabiduría- el esta de hecho empleando la voluntad divina. Todos los hombres pueden llegar a alcanzar la harmonía perfecta con la voluntad del padre celestial. Por medio de la practica de las técnicas correctas de meditación, desarrolladas en la antigüedad por los sabios de la india.

Del océano de la abundancia

Tal como todo poder yace en la voluntad divina, así también todo don espiritual y material fluye de la inagotable fecundidad divina. Con el objeto de capacitarte para recibir los dones de dios, debes desterrar de tu mente toda idea de limitación y de pobreza. La mente universal es perfecta y no conoce carencia alguna: si deseas ponerte en contacto con tal infalible fuente de abastecimiento, debes mantener en tu mente una conciencia de abundancia, aun cuando no sepas de donde podrá llegarte el próximo centavo, evita toda aprehensión. Si realizas tu parte en la faena, confiando en que dios realizara la suya, descubrirás que misteriosas fuerzas vienen en tu ayuda, y que tus deseos constructivos se materializan prontamente. Semejante confianza, así como también una conciencia de abundancia, se logran por medio de la meditación.

Puesto que dios es la fuente de todo poder, paz y prosperidad, no persigas tus deseos ni te pongas en acción jamás, sin comulgar con el primero. Al proceder de esta forma, pondrás tanto tu voluntad como tu actividad en la disposición adecuada para conquistar las más altas metas. Tal como no puedes transmitir ningún mensaje a través de un micrófono arruinado, tampoco es posible emitir plegaria alguna mediante un micrófono mental descompuesto por la inquietud. Repara, por lo tanto, tu micrófono mental y aumenta la receptividad de tu intuición, por medio del ejercicio de una profunda calma interior; de esta forma te capacitaras tanto para transmitirle tus mensajes a dios de manera efectiva, como para recibir sus respuestas.

La vía de la meditación

Una vez que has reparado tu radio mental y te encuentras serenamente sintonizado con vibraciones constructivas, ¿cómo puedes hacer uso de dicho instrumento psicológico para ponerte en contacto con dios? El método correcto de meditación te aporta la vía.

A través del poder de la concentración y de la meditación, es posible encauzar el inagotable potencial de tu mente en tal forma que te conduzca hacia la materialización de tus deseos, protegiendo a la vez todas las puertas contra la entrada del fracaso. Todos los hombres y mujeres de éxito dedican un tiempo considerable a la concentración profunda. Ellos son capaces de sumergirse hondamente en el océano de sus propias mentes, descubriendo allí perlas de las soluciones correctas para los problemas que les preocupan. Si aprendes como retirar tu atención de todos los objetos de distracción, concentrándola por entero en un solo objeto, aprenderás también como atrae a voluntad todo cuanto necesites.

Antes de comprometerte en cualquier asunto de trascendencia, siéntate serenamente, aquieta tus sentidos y tus pensamientos, y medita profundamente; será guiado entonces por el gran poder creadora continuación, deberás emplear todos los medios materiales necesarios para conquistar tu meta.

No necesitas en tu vida sino solamente aquellos objetos que te servirán de ayuda en la realización de tu propósito fundamental. Todo aquello que tal vez deseas, mas no necesitas, puede desviarte de tal propósito. Solo se alcanza el éxito cuando se subordina todo lo demás en función de tu objetivo primordial.

El éxito se mide por la felicidad

Piensa detenidamente si acaso la conquista de la meta que has elegido te significara o no el éxito. ¿Qué es lo que constituye el éxito? Si dispones, por ejemplo, de salud y de riquezas, mas tienes conflictos con todo el mundo –incluso contigo mismo- entonces tu vida no es ciertamente exitosa. Vana se vuelve tu existencia cuando no puedes encontrar en ella la felicidad. Cuando pierdes tu fortuna, has perdido poco; cuando pierdes la salud, has perdido algo de mayor trascendencia; mas cuando pierdes tu paz mental, entonces has perdido, en verdad, el mayor tesoro.

El éxito, por lo tanto, debería medirse por el criterio de la felicidad, es decir, por tu capacidad para permanecer en serena harmonía con las leyes del cosmos. No es posible medir correctamente el éxito aplicando los barómetros mundanos de la riqueza, el prestigio y el poder, ya que ninguno de ellos garantiza la felicidad, salvo que sean empleados en forma correcta. Y para poder hacer un uso correcto de tales dones, debemos poseer sabiduría, y amar a dios y a los hombres.

Dios no te premia ni te castiga. El te ha dotado del poder de autopremiarte o de autocastigarte, por medio del uso o abuso que hagas de tu propia razón y de tu fuerza de voluntad. Cuando se trasgreden las leyes de la salud, la prosperidad y la sabiduría, inevitablemente se debe sufrir la enfermedad, la pobreza y la ignorancia. Así pues, deberías fortalecer tu mente, y rehusar continuar soportando la carga de tus propias debilidades psicológicas o morales, adquiridas en el pasado: quémalas en el fuego de tus divinas resoluciones presentes y de tus buenas obras actuales; a través de esta constructiva actitud, alcanzaras la libertad.

La felicidad depende en cierto grado de las condiciones externas, pero, fundamentalmente, de nuestras actitudes mentales. Para ser felices deberíamos poseer buena salud, una mente equilibrada, una vida próspera, un trabajo adecuado, un corazón agradecido y, sobre todo, sabiduría o conocimiento de dios.

Si adoptas la firme resolución de ser feliz, ello te ayudara. No esperes que las circunstancias se modifiquen, pensando erróneamente que es en ellas en donde yace el problema. No hagas de la infelicidad un habito crónico, afligiendo así a quienes te rodean y a ti mismo. El hecho de que seas feliz constituye una verdadera bendición, tanto para ti mismo como para los demás. Si posees la felicidad, lo posees todo; ser feliz es estar en harmonía con dios. Tal capacidad de ser feliz viene a través de la meditación.

Permite que el poder de Dios guie tus esfuerzos

Pon en acción el poder que ya tienes, empleándolo en propósitos constructivos, y desarrollaras así mayor poder. Avanza en tu sendero con una actitud de inquebrantable determinación, empleando todos los atributos del éxito en tu empresa. Sintonízate con el poder creador del espíritu. Estarás entonces en contacto con la inteligencia infinita, capaz de guiarte y de resolver todos los problemas. Así, desde la dinámica fuente de tu ser, manara un interrumpido flujo de poder que te capacitara para desempeñarte en forma creativa en cualquiera esfera de actividad.

Antes de decidir cualquier asunto de trascendencia, siéntate en silencio, pidiéndole al padre su bendición. Si obras así, en el fondo de tu mente, estará su mente; y en el fondo de tu voluntad, su voluntad. No puedes fracasar si dios trabaja contigo; y cuando así sucede, todas tus facultades aumentan su poder. Cada vez que realizas tu trabajo con la idea de servir a dios, recibes sus bendiciones.

Aun cuando tu trabajo en esta vida sea humilde, no te sientas obligado a justificarte por ello; siéntete mas bien orgulloso de estar cumpliendo con la tarea que el padre te ha dado. El te necesita en tu lugar particular, no todos pueden desempeñar el mismo papel. Mientras trabajes con el objeto de complacer a dios, todas las fuerzas cósmicas colaboraran armoniosamente contigo.

Cuando convenzas a dios de que le deseas a él por encima de todo, estarás en armonía con su voluntad. Cuando continúas buscándole, a pesar de todos los obstáculos que surgen a tu paso para alejarte de él, estas la voluntad humana en su forma mas altamente constructiva.
Y es en esta forma como pondrás en acción la ley del éxito, conocida por los sabios de la antigüedad, y comprendida por todo ser humano que haya alcanzado el verdadero éxito. El poder divino esta en tus manos, si realizas un decidido esfuerzo por hacer uso de él para alcanzar la salud, la felicidad y la paz. En la medida en que abarque estas metas en tu vida, avanzaras ciertamente por el camino de la autorrealización (o realización de tu ser espiritual), hacia tu verdadera morada en el señor.

Afirmación


Padre celestial, yo razonare, ejerceré mi voluntad y actuare, mas te pido que seas tu, padre celestial, quien guie siempre mi razón, mi voluntad y mi acción, hacia la meta correcta.