Capítulo 4 (página. 49 a 53)
SALUDOS, AMADOS HERMANOS Y HERMANAS. Es maravilloso estar
con vosotros esta noche de vuestro tiempo. Vuestra energía, la interrelación de vuestra esencia
está creando un gran estanque de amor,
hermandad y comunión, y en verdad que aquí mora la luz del universo. Estamos aquí
esta noche para entender qué es el orgasmo. Eso invoca algunas visiones interesantes.
Es la creación de la
divina fuerza vital en
la extensión de la esencia
del Dios Yo Soy. La comprensión del orgasmo es el flujo de la divina fuerza vital hacia el cosmos y la esencia de la fuerza creadora... esa esencia que crea la vida en el plano, lo visible y lo invisible, lo físico
y lo no físico. Todos son creados de la divina fuerza vital. En verdad
que la fusión en lo físico de la
experiencia sexual es la divinidad
que surge para experimentarse a sí
misma con otro; dos entidades divinas que
desean unirse para convertirse en
Uno mediante la unión en lo físico. Es el deseo de Unicidad de la esencia
del alma, la unidad del Dios Yo Soy, para crear la comunión y el equilibrio —la armonía de las polaridades— que moran como varón y mujer. El género es la
única polaridad opuesta de lo mismo. Es vosotros. Es, sencillamente, una
polaridad distinta. Ahora bien, la
electricidad tiene una carga positiva y
negativa. Sin embargo, no existe un
flujo de electricidad hasta que las
dos se unen y en la fusión de las
polaridades equilibradas en la armonía
se produce un flujo. Hay una especie de
orgasmo, un brotar de energía hacia
la luz, hacia la explosión que
entendéis como iluminación. Eso es lo que
sucede cuando las dos esencias de la
polaridad se juntan en lo físico
para provocar una explosión de
comprensión orgásmica. La esencia de aquello que soy una vez estuvo, en
vuestra comprensión de una vida
anterior, en lo que llamáis una taberna, y
vi a una entidad de naturaleza femenina que
experimentaba la vida a través de su
pelo. Ciertamente se identificaba a
sí misma con el pelo. Ése es el único entendimiento que tenía de la belleza, y también la aportaba a
la experiencia de todas las otras entidades en espléndida exhibición y arreglo de su máxima gloria, de modo que pudiera ser considerada como
divina. Había otra entidad que era de
naturaleza masculina que entendía su identidad a través de una interesante exhibición de tinta sobre la piel, eso que
llamáis tatuaje. Era un arte vivo, la cola de
un dragón que nunca se detenía. Ése era el entendimiento que tenía de su identidad como divino. Lo exhibía
para que todos lo vieran, con bastante
baladronería. Pero nada es fortuito. ¿Os
habéis topado alguna vez con una aguja para tatuar? Todas las cosas tienen un objetivo.
Toda experiencia hace acto de
presencia para la creación de conocimiento. Por lo tanto, la identidad que estas entidades buscaban en el exterior es
exactamente la misma de otras entidades que están en constante búsqueda de la
gratificación física fuera de ellas:
la realización de la esencia del
alma en la encarnación, en la pasión
física superficial. Jamás alcanzarán su conocimiento, porque la gratificación y la realización de la esencia del alma
no está fuera de vosotros, sino en
el interior. Aquellas entidades que se entienden como promiscuas le están
diciendo al plano de esta Tierra, a toda la vida: « ¡Lléname, lléname, lléname!»
Buscan una realización constante, pero jamás la encuentran, porque ésta procede del conocimiento Dios
Yo Soy de vuestro interior, no
del exterior.
Cuando llenáis el
cáliz de la copa del Cristo interior, que es el crisol de la esencia eterna, el fluido, el río del alma que
surge de vuestro ser, encendéis las
pasiones de la vida, y el gozo inherente,
que explota en un entendimiento extático del
Dios Yo Soy de toda la vida, la divinidad
expresada en la totalidad de la vida. ¡Ésa
es la explosión extática! Algunos la
han llamado ascensión. Otros la llaman «avanzar
hacia el vacío de la eternidad». Cuando
entendéis la belleza de la vida —la
hoja plateada en la lluvia primaveral, arrojada alegremente para revelar el
lado de abajo coquetamente a las brisas que llegan para acariciarla —, eso
es experimentar gozo. Invocar y
atesorar en vuestro corazón la belleza del divino entrelazamiento de las ramas de la vid, de las trenzas doradas de un joven
mientras se confunden en juguetona contemplación de las brisas. Ésa es la
esencia del gozo de la vida, e invocarlo
a vuestro corazón y hacer que
circule en el silencio de las polaridades y
emitirlo hacia el universo... ¡ésa
es la explosión extática! ¡Eso es
pasión! Eso es orgasmo. La
comprensión superficial mediante lo físico es un modo de experimentar el
orgasmo, pero no satisface y en
verdad que la búsqueda continuará. Siempre estaréis en el sendero del «lléname, lléname, lléname». Siempre tendréis amantes en vuestra
cama que no os permitirán
percibir vuestra propia divinidad, ya que no comprendéis que se trata de espejos. No entendéis que la divinidad, el Dios y la realización son vosotros, el punto de origen, la Fuente. Al
experimentar la vida en este plano os encontraréis con muchas otras entidades. Todas son el Cristo. ¡Todas son vuestras amantes! Todas ellas, incluso la hormiga que lleva a la espalda
el alimento de las siguientes horas, aun ella es vuestra amante. Os convertís
en el amante de la vida. La vida
amorosa del monje moderno es la
unión con el Cristo, invocar la belleza y el esplendor del amor divino en
su pecho. Es la penetración del velo que se echa sobre la conciencia
del plano. Ese velo impide que
la percepción de la explosión del flujo de
la vida entre en vosotros y salga e
intercambie con vosotros en un conocimiento que crea abundancia. En verdad
expone vuestra experiencia de
vosotros mismos, de vuestra esencia
del alma. La energía sexual en este plano es
la energía de la Fuente. ES la
esencia de la vida. Al experimentarla en
el intercambio de vuestros fluidos y
entremezclarlos entre sí, al intercambiar vuestros abrazos intercambiaréis el
conocimiento del otro, pues vuestra esencia del alma también queda entremezclada y abrazada, no sólo la encarnación
física. Al hacerlo compartís el conocimiento
de la otra entidad e invocáis la
esencia de su experiencia a vuestro
ser, y en verdad que así expandís vuestra percepción. Reconoced que la unión física es un aspecto divino del
Dios Yo Soy. No hay nada malo en ello. Es maravilloso expresar de este modo
amor a otra entidad, de una manera
que es poderosa y potente, de una
manera en que no puede ser ninguna otra
expresión en este plano. Os permite entender la pasión de la tercera densidad para que podáis entender la pasión de Dios, que es la creación
del universo. Una estrella nace debido a
la explosión extática de un Dios. Es la eyaculación de luz en el universo, el flujo de la divinidad atravesando y penetrando los planos eterices para
dar la vida de una estrella a ser
percibida por todos los que moran en su presencia, en esplendor y magnificencia. En verdad que es una
joya de oro nacida como la esencia
de la vida para la comprensión de su belleza. Ésa es la razón de por qué experimentáis pasión, para
que podáis entender aquello a lo que
dais a luz. Quizá entendáis qué es equilibrar y repolarizar vuestras energías con el fin de poder entender la belleza y divinidad de aquellos con quienes la intercambiáis. Al abrazaros, no; abrazáis sólo a una entidad, sino que abrazáis a la humanidad. Es una expresión
microcósmica del abrazo de toda la humanidad.
Al vomitar vuestro amor, al vomitar hacia las profundidades de vosotros, atesoráis la comprensión de la vida y el placer que hay en ella. Arrojáis
eso al universo, al cosmos de la excitabilidad que hay en vosotros, el gozo, y así enciende la llama de la pasión en vosotros. Es el ardor, el deseo de
fusionaros con toda la vida en la
totalidad de la vida para unificaros y
volveros poderosos, convertiros en
el Dios Yo Soy. Eso es lo que significa la
urgencia, la búsqueda de
fusión. Es el deseo de conocer a
Dios a través de lo exterior a vosotros para que podáis
completar vuestra conciencia de este
plano. Todas las entidades, varones y
mujeres, contienen lo positivo y lo
negativo. Cuando las dos se fusionan, vuestras energías positivas y negativas se equilibran. Ambas lo
hacen, y con ello podéis
producir la oleada en vuestros
genitales y permitir que tenga lugar
el intercambio con vuestra glándula
pituitaria, que es el equilibrador
hormonal de vuestro sistema. Ésta permite el
acceso, que el fluido fluya abierto a
través de vosotros, que florezca y
comprenda el poder de ser su
receptáculo y provocar
la penetración de vuestro
universo para crear milagros. El florecimiento de una flor... ¿sabéis qué es? Es el hermoso esplendor de un capullo que penetra el aire
para permitir la receptividad del
poder y el amor del universo. Es la
esencia de la homogeneización de los
géneros. De esta manera es tanto varón como mujer, igual que todos vosotros. Equilibra y
permite que la belleza sea comprendida. Entonces este juego de pasión que decís
que es vuestra vida es en verdad un juego de pasión. Dependiendo de cómo
elijáis a vuestros equipos, determináis cómo será la experiencia: los equipos de vuestra energía masculina
y femenina, y cómo permitís que
progrese el juego. Es un juego de
vida... en verdad que lo es.
Vuestros abrazos a veces están
precedidos de un beso. Una contracción de los labios debida a un agrandamiento del corazón. Pero un
beso es sólo las tiernas caricias de
otra entidad en reconocimiento de su
divinidad. Podéis besarle las
mejillas, las lágrimas, el pelo, las manos, pero la respuesta más divina que podéis producir en
otra entidad es cuando besáis su
alma.Podéis besarla con ternura con la vuestra propia sacando el Cristo que hay en ellas,
reconociendo la belleza y la
divinidad que hay en ellas. En vuestro ahora la promiscuidad campa por la tierra. Experimenta una cierta
contención...apenas un roce y adiós.
Está bien. Lo que entendéis como promiscuidad es sólo la búsqueda ferviente que se alineará a sí misma, que volverá a armonizarse cuando se le permita
seguir su curso. Así ha sido durante eones. La promiscuidad no es lo que llamáis un invento
moderno. Ha campado en este plano durante siglos, y se reequilibrará en el momento de la superconciencia, porque
no puede evitar comprender que lo
que buscaba está en su interior. En
verdad que es una enseñanza antigua que
se realizará. Conócete a ti mismo.
Conoce la verdad y ésta te liberará. Muchos de vosotros no tenéis un amante, una pareja sexual a la que podáis
llevar a la cama. Para muchos, esto tiene mérito, pero os diré que realmente no es importante que hagáis un intercambio
físico con una pareja. Eso es maravilloso y
divino por propio derecho, ¡más no
es algo que tenga que ser! No se
trata de una necesidad. La necesidad es reconocer la totalidad de la vida como a
vuestra amante. Toda vuestra esencia se fundirá con la esencia del Dios Yo Soy del universo. Eso es lo que os
fusionará con el gran vacío. La
creación de la explosión extática en
el gozo de la ascensión os permitirá reverenciar a Dios y a la esencia
divina en el interior de toda la
vida —y de vuestras parejas, amantes
y hermanos —, de toda la
humanidad y toda la naturaleza.
Todos son vuestros amantes... todos.
Entended su belleza. Capturad el éxtasis
del abrazo en vuestro corazón mediante la percepción de su gozo. Penetrad el velo. Manteneos
receptivos y abiertos, floreced y sed el receptáculo del
conocimiento al penetraros a
vosotros mismos. Dejad que el semen del
alma penetre el grandioso y vasto
vacío del universo. Volveos explosivos. ¡Convertíos
en una supernova!
Bendecid el
universo con los jugos del alma. ¿Sabéis qué es el jugo del alma? Vuestras lágrimas. Dulce néctar de
una flor que florece. Todos vosotros venís esta noche de vuestro tiempo a entender la unión física, la pasión física, los frutos de los afanes del amor. Lo único que tenéis que hacer,
mis amados hermanos, es mirar en el
espejo y lo sabréis todo... más os apartáis
de él rascándoos la cabeza. Está bien. Volveré a estar aquí para
decíroslo una y otra vez, hasta que lo comprendáis .Os amo tanto.
Transmito mi esencia hacia vosotros para que en verdad podáis reflejar en este espejo
para saber lo que sois, para conocer
aquello que buscáis, para conocer a
vuestro amante. Hablar de los amantes parece ser un pasatiempo en este plano.
Sólo porque con el tiempo entenderéis que
vosotros sois los amantes que os
experimentáis separados de vosotros mismos, únicamente para fundiros de nuevo con vosotros en todos
los aspectos y arribar a la unión divina,
al matrimonio de Dios. Estallad en plenitud. Permitíos palpitar, llorar de
maravilla ante la vida, con amor. Dad
vuestra pasión. Dadla sin
discreción, sin juicio. La pasión de un colibrí posado en el alféizar,
mirándoos a los ojos, palpitando sin duda a
una frecuencia más alta, reflejando vuestra propia esencia a una frecuencia más elevada, batiendo el pecho con las alas...
entended qué alberga en su corazón.
El amor de la belleza dentro de ese amigo diminuto de hermosas plumas, eso es pasión... cuando comprendáis qué
representa. Vomitar vuestro semen, de un modo físico, en verdad que
os proporcionará satisfacción en el momento, mas también
experimentaréis agotamiento de vuestra esencia de energía, pues no estáis permitiendo
el equilibrio armonioso, que las polaridades vuelvan a circular y el
entendimiento de la divina fuente eterna de la que surge. Por eso os sentís tan
exhaustos después de gastar gran parte de esta energía. Os sentís deprimidos,
descontentos e insatisfechos porque no estáis abasteciéndoos con vuestra propia
fuente. Giráis la espita y permitís
que el desagüe se trague vuestra esencia. No entendéis qué es la Fuente. No
entendéis que podéis activarla cuando lo deseéis, con vuestra propia esencia, sin el complemento de otro. Vuestra
masculinidad y feminidad sobre el
plano y la fusión resultante no es un juego de poder por
la supremacía del amor. En verdad es el complemento mutuo en la unión divina del amor supremo. La masculinidad y la feminidad no son sólo vuestra encarnación física. No son cuerpos. Son
esencias. El sol es una esencia
masculina. La tierra es una esencia
femenina. La luna es una esencia
femenina. El volcán en erupción es
una esencia masculina.
El océano de la vida es femenino. Veréis, podéis compartir la naturaleza complementaria
de la vida de otras maneras que la simple
unión con otra encarnación física. Observaos, bañaos en la maravilla de vuestra propia alma. Podéis hacerlo cuando os
sumergís en la fuente de la vida,
dentro del constante fluir de la esencia divina sobre la Tierra. En verdad que
de este modo la naturaleza es un
espejo poderoso. Las aves y las
abejas... de ahí es de donde
procede. Vosotros le explicáis a
vuestros hermanos qué es la vida —a
través del ejemplo de la naturaleza—
y yo os revelo un aspecto distinto de los pájaros y de las abejas. Están aquellos de vosotros que son varones, que
jamás habéis encontrado una pareja para casarse, y por ello os llamáis solteros. Las mujeres de entre vosotros que
tienen un anhelo, un deseo de compleción, que no han encontrado una pareja para su cama y que la tienen vacía y fría...
todos volveréis a armonizaros y a equilibraros. Cuando expreséis gozo
en vuestra vida cotidiana, saliendo a la explosión del júbilo cósmico en
cada momento, cuando penetréis con vuestra experiencia en cada comprensión del
ahora, ello colmará ese anhelo, ¡pero
primero debéis conocer el gozo! Es
el entendimiento inicial antes de
la compleción de los deseos. Pues esta divina energía del pensamiento, una vez situada en el universo, en la fuerza
creadora llamada Dios Yo Soy, permitirá que la energía no manifiesta se
manifieste como realidad física. Eso es
lo que os permitirá experimentar a
vuestro espíritu afín en este plano.
En la superconciencia todos tendrán una pareja, pues invocarán lo
que vosotros llamáis espíritus afines y
se fundirán en unión con ellos. Nacerá del amor divino. Las fuerzas creadoras
se entremezclarán y crearán el
equilibrio de las polaridades y
armonizarán las energías. En verdad que con esa unión habrá una explosión
extática de gozo cósmico, ascensión entendida y belleza consciente. La
percepción de la fuerza creadora en
todas y cada una de las entidades
hará que se manifieste. Sólo puede ocurrir a través de esta conciencia,
sólo cuando percibáis la belleza del gozo de
cada momento y no la soledad y el
dolor del corazón, pues ello únicamente es la comprensión de buscar
vuestra felicidad fuera de vosotros. La felicidad es una elección de cada momento, no un resultado. Al
realizar esa elección en cada momento, la felicidad da el fruto de vuestros deseos, desde el útero del
conocimiento. Impregnaos con gozo y
maravilla de la vida. No sabíais que los hombres podían impregnarse, ¿verdad? Pero sí pueden, pues un cuerpo no es una esencia, no es
un alma, es simplemente la representación
en lo físico de una parcialidad de
vosotros. La compleción de ello, la
experiencia del estallido en el corazón de la pasión... eso es el amor divino. El gozo divino. ¡Eso es Dios experimentado! Es un orgasmo supremo. La
sexualidad adquirirá un significado
nuevo sobre vuestro plano en breve espacio de tiempo. Ya se halla
en transición. La superficialidad empieza a entenderse por lo que es.
Ir más allá de lo obvio se está
volviendo algo natural. Penetrar en
la esencia del alma, en el corazón y
el núcleo de una esencia, de un alma, está convirtiéndose en la realidad
entendida que es la superconciencia,
el cielo en la Tierra. La fusión del varón y
de la mujer es la llave que entra en
la cerradura y abre las puertas del
reino de los cielos. El reino de los cielos en la Tierra. Es la comprensión
del amor supremo y divino en la
Tierra, la pasión de la vida exhibida en
cada momento en el interior. Es la experiencia de la unión extática y
de la nueva vida sobre el plano del gozo, el
resplandor, la resonancia y el
brillo de Dios entendido, de la belleza y
el esplendor en cada magnífica célula de vuestro ser. En verdad que ésa es la experiencia que conoceréis. Veréis, cuando salís en divina resonancia del Dios YO SOY en vuestro interior, vuestra
encarnación empieza a palpitar, la respiración se incrementa, el sistema alcanza una frecuencia más
elevada, se acelera. El corazón os martillea, entráis en una vibración más elevada y
refulgís, os volvéis radiantes. Os volvéis iluminados. Cuando esta armonía mora
en vosotros constantemente, la emisión
constante de gozo de vuestra alma
será vuestra experiencia continua de la vida como fulgor. Será vuestra
expresión de eternidad en este
plano... vuestra fuente de la juventud. La juventud es el reconocimiento
del eterno nacimiento de una vida nueva, en el que cada célula de vuestro cuerpo volverá a nacer en cada momento
al experimentar de nuevo el gozo cósmico.
Cuando emergéis en
esta pasión, en esta fusión de lo
físico en unión divina, todas vuestras células explotarán, todas ellas
eyacularán. ¡Todas tendrán un
orgasmo en el interior de su
propio ser! Todas se encenderán en la llama y en el fuego del deseo
ardiente... todas. ¿No será maravilloso? Ese encendido de la llama del deseo
ardiente en vosotros será la
transmutación, el entendimiento alquímico de
lo físico fundiéndose en la esencia del alma del Dios Yo Soy eterno. Eso llevará lo físico a lo no físico, que vosotros habéis llamado ascensión. ¿Cómo creéis que tiene lugar la
combustión automática? La combustión
humana automática es la pasión
llevada a una explosión de cada
célula de vuestro cuerpo y que
inicialmente es entendido mediante el
orgasmo del abrazo sexual. El abrazo de los amantes a la luz de la luna aprovechando
juntos y jocosamente las energías del otro, entremezclándose en amor supremo...eso sólo será probar una pizca de lo que tendrá lugar en este
plano en la superconciencia. Salid bajo los rayos de luna y abrazad la esencia de la bola
plateada de luz, que es la joya de los cielos, la invaluable perla de la noche. Al hacerlo, conoceréis la pasión, la comprensión del deseo ardiente y ferviente, ese anhelo de penetrar el velo de la vida, de comprender sus misterios, de conseguir la percepción de su mística. Penetradla, y entenderéis el éxtasis explosivo, el gozo entendido de la realidad de la
vida. Salid de esta manera y
experimentad, abrazad a la luna y
ella se convertirá en todo. ¡Ved a
los niños, a vuestros hermanos, como la risa que anima a que el mundo sepa lo
que es la pasión! La pasión no es avanzar en el calor del impulso
[sexual]. La pasión es gozo.
Es ferviente juego. Eso es. Lo entenderéis cuando entendáis a vuestros hermanos mientras juegan al
aire libre, incluso ante el hogar en vuestra casa. Exhiben pasión con todo, sin
importar cuan mundano o trivial os
pueda parecer a vosotros, ellos son apasionados. Sumergen su ser en ese momento
de júbilo. Ése es el gozo de la vida. Cuando entendáis esta experiencia en cada momento de vuestra vida, ello
os llevará a la percepción del
orgasmo de toda la vida. La próxima vez que lloréis, que
eyaculéis, la próxima vez que
transpiréis, que entendáis una lágrima en el pecho de vuestros hermanos,
entenderéis la pasión. La pasión es un
orgasmo en cada momento. Llegaréis a
conocer la vida tal como la entiende
Dios, ¡como pasión y orgasmo! Todo un cumplido.