AMOR





Era la primera en levantarse...…lo hacía muy despacio, para no despertar siquiera a la oscuridad que reinaba por doquier. Conocía cada palmo por el cual debía deslizarse para encontrar sus ropas, las que hacía tan poco que había dejado, que incluso le parecía que aún estaban calientes. Después de la misma manera que se había vestido, saldría de la habitación...como si no hubiera estado ahí, y así como siendo invisible, tomaría su buen camino hacía la colina. Hoy le parecía que la colina jugaba con ella, ya que no acertaba a distinguirla, pero sus fieles pies se conocían el camino, y hacía ella la llevaban sin vacilación. Al llegar, y como cada mañana, sentía una caricia que la reconfortaba de dentro afuera. A veces se decía...son tantos los años llenos de mañanas, ¿Cómo es que cada mañana me sorprendo aún?...no otorgaba mucho tiempo a su sentir, pues tenía que recoger la leña para bajarla, como cada mañana a la aldea...era la leña del día y tenía que apresurarse, ya que el aroma del aire llevaba la humedad de la lluvia. Y con gran decisión, cargo su harapo bien lleno, tanto que, como alguna otra mañana, y diciéndose muy flojito, como si no quisiera oírse dijo : hoy no voy a poder...pero la alegría salía por sus ojos y mirando al cielo volvió a decir : Si, si, si que puedo.


Una vez ya en casa y sintiendo el reposo que venía después de haber dejado la leña del día en la entrada de las casas de los demás, y poner parte de la suya al fuego... Ahora empezaba el momento más agradable del día, el cual traía una mañana remolona e indecisa, entre el rayo de luz, y el rayo de lluvia... pero no importaba, tanto el uno como el otro eran bienvenidos.


Su cocina ya despedía calor y éste se esparcía por la casa, despertando cálidamente al marido y a sus hijos. Ella sabía que aún estarían un tiempo desperezándose para despedirse del sueño, y decidió ir al desván, donde se guardaban entre otras cosas, las patatas en el fondo, en lo oscuro, esparcidas y algunas extrañamente amontonadas. Cogería patatas para el estofado. Cuando se agacho para recogerlas, de las que estaban amontonadas empezaron a caer algunas, y muy rápido vio salir a una rata, no se extraño demasiado, pero sí quedo inmóvil cuando vio muy cerca de ella una serpiente... y no llevaba su bastón...miró a sus patatas, pero sabía que no debía moverse... la serpiente de forma tranquila, muy suave se tambaleaba...…Ella sólo notaba como si la hubieran crecido raíces en los pies y éstas la sujetaban fuertemente y sin saber como la engulló al suelo... y fue entonces cuando la patata más grande se le incrusto en la boca de la serpiente, y ella se removía, y la patata seguía incrustada... Desde el suelo no entendía que sucedía, pero brotó la activa vista enfocándose al otro extremo del desván, allí estaba su bastón... de un salto se levantó, llegó y regresó atizando a la serpiente muy fuerte repetidas veces hasta que cayo... cayendo también de su boca la patata..... patata que había sido cual una roca indestructible para la mandíbula de la víbora... Miró a la patata, estaba impregnada de líquido, pero aún así la cogió y la limpio con su ropa, y mientras lo hacía la patata se rompió, y de dentro fluyeron unas gotas...parecidas a la sangre... al verlas ella lloró y se la acerco a su corazón, de donde ya no la pudo apartar, pues en sus manos se fundió....


Cuando estuvo más tranquila acabó de recoger las patatas, bajo a la cocina, las apoyo en la repisa y como cada mañana, beso a su marido y a sus hijos antes de desayunar.

10122002NM